Jóvenes Cristianos.

40: Resurrección

Fui traicionado por uno de mis discípulos, fui entregado en mano de alguien que no me merecía, cargué una cruz durante pasos, cargue con el dolor, odio, orgullo de toda una humanidad... Seguí caminando, una vida de santidad llevada en un madero...me vi siendo escupido, abofeteado, golpeado, mire mi cuerpo ensangrentado, tenia sed mucha sed, y de beber me dieron vinagre, lloré en silenció ante una sociedad que me juzgó por delitos que no había cometido, me crucificaron lo hicieron, me dolió, criticas, reproches de porque ¡yo siendo hijo de Dios tenia que estar en una cruz! no lo entendieron, hasta hoy no entienden, que todo debía pasar para que el Padre se glorifique. Humillación, mundo perverso burlándose de una persona justa...años de mi vida dedicándosela a Dios, y hasta ahí mi vida fue en base a la voluntad del que me envió, al lado mio estaban los malhechores aquellos que si debían ser juzgado por ellos, pero no, insultos, murmuraciones contra el hijo del creador del universo, silencio, hubo un silenció donde solo se escuchaban los sollozos desesperados de una madre, la madre de Jesús, sus discípulos en primera fila viendo como el hijo del nombre estaba siendo atormentado injustamente...
Levante mi cabeza una vez más, y solté mi espíritu, pero ¿sabes que tenía en mi cabeza en ese momento? Tú... siempre fuiste tú...
Mirándote, sabiendo que todo lo que estaba haciendo en esa cruz del calvario era por salvarte a vos, la creación futura de Dios, confíe y confió en vos tanto, tanto que anhelo que búsques siempre la voluntad de tu Dios...
Lo haces, mi corazón haz roto muchas veces, pero mi fe, misericordia, AMOR sigue acá celosamente te amo, celosamente te esperó... una cruz llena de dolor fue lo único que quedó, pero acá, revivi para que mi padre sea enaltecido, bajé hacia el infierno sacandole las llaves al diablo de la muerte y te fui a buscar, te debía ir a buscar para que no te pierdas, te busque y te sigo buscando... aun que no te halló por completó, entrega tu corazón, entrega tu ser y todo lo que sos al único que puede reparar tu corazón... a Jesús...