¿A Quién?

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Había una vez un hermoso cielo
que se volvió gris, porque se cansó:
de las casas del carbón y el fuego,
de la masacre de los verdes,
del movimiento cada vez más rápido,
del olor en el aire.
También del miedo.
No del mundo.
De quien lo habita.
Es primero de abril,
nadie ha llorado la tierra,
sólo ella misma.

¿Dónde están los niños?
Son las seis y media y no han comenzado a jugar.
¿Y el amor ha muerto también?
Entonces susurra
que nadie se atreva a abrir su corazón.
Que los maníacos dictadores están alegres,
¿y qué fue de sus sueños?
Que ya no teman por aquel raro ser,
que por su egoísmo se fue para siempre.
Que los vampiros y las brujas cuentan
que los monstruos hacen de víctimas.

Mejor vámonos, cariño,
con la abuela, que nos prepare una sopa,
como sólo ella sabe,
pero intenta no beber mucho plomo.

¿Entonces ya no podré ver el amanecer?
El ocaso no tendría sentido, y qué miedo
que ya lo está perdiendo.

Qué difícil es tener color
en el mundo blanco, moldeable.
Y qué doloroso también.

¿Qué tiene de malo ser yo?

Gris Y CelesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora