Manuscrito IV

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1. El metal está hecho de sangre, pues cada gota me huele al hombre y sólo ha de provocar el mal. El metal siempre ha representado una revolución en poder; la sangre, valentía del valeroso proveedor de aquella sarnosa fuente.



2. Siento que este no es mi lugar.

Que no nací en el lugar correcto ni en la fecha correcta.

Que si pidiera un deseo, sería que la tristeza, de la más penetrante, sea la que gobierne sobre todos los seres humanos que queden.

Y nadie entendería mi deseo.

Resulta, pues, que suelo verle cierta belleza a la tristeza.

Es propia de ella al marcharse cambiar a quien la posee.

Algunos tardan más en retomar su vida, remendados, pero han de volver; haya sido lastimado su corazón, su espíritu o su alma.

Y hablando de deseos, si pudiera pedir uno, tal vez  pediría acabar con el capitalismo que ha despojado a los hombres y, también, y a la mayor escala posible, ridiculizado a la humanidad.

Depende del tiempo mi deseo, y si fuera ahora, también dependería de la necesidad del mundo, y de hasta cuando descubra qué tan grande es la estupidez humana.

Entonces no sería ninguno de los dos.

Gris Y CelesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora