Capítulo dos: Sangre Entrenada

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Fue un largo camino hasta llegar a la casa de Adoril, que estaba ubicada en una colina en la parte alta de Kerval. Cuando llegamos, vi mi sorprendente futura casa, que podía llamarse mansión fácilmente. Era una construcción de piedra sorprendentemente bien pulida, tenía tres pisos, con grandes ventanales en cada habitación. La entrada principal era una gran puerta robusta de roble con tallado de leones en los bordes. Me quede varios minutos embobado mirando la lujosa mansión desde lejos, hasta que Adoril me dio una palmada para que entrara. Por dentro el piso era de alerce, las paredes y techo de piedra igual que afuera. En las paredes había estandartes colgados de un león en posición de ataque, otra rugiendo, y también otra sentado observando. Todos estos telares estaban espectacularmente bordados de finos hilos dorados, contrastados de tela azul del fondo. Una criada me guio a mi habitación, que se encontraba en el tercer piso. Subimos la escalera en caracol en dirección a mi pieza, ella sacó de su bolsillo un manojo de llaves y abrió una gran puerta de madera de roble, me hizo pasar y me indicó donde estaba mi ropa, cerró las ventanas ya que estaba anocheciendo y me preguntó si deseaba podía colocar una frazada de suave algodón para las frías noches que se aproximan junto al invierno. Yo negué esta petición, y una vez desapareció tras el umbral de la puerta, la cerré y me recosté en mi nueva cama, tras esto sentí lo cansado que estaba. Bastó tan solo cerrar un segundo los ojos para caer dormido. A la mañana siguiente me despertó la misma criada, reclamando mi atraso al desayuno. Me dejó un conjunto de prendas que seleccionó Adoril para mi primer día en mi nuevo hogar, además avisándome que deseaba hablar conmigo. Me vestí rápidamente y bajé apurado las escaleras, pedí indicaciones para ir al cuarto de Adoril. Su habitación estaba en el segundo piso, ocupaba la mitad del piso. Dentro, él estaba sentado en una silla, llevaba un jubón con un león dibujado en el pecho. La sala estaba decorada con todo tipo de estandartes, de dragones, ciervos, leones, águilas. Cada una por lo que supe después, representa un reino aliado a Los Reinos del Norte. También había cabezas de bestias, algunas más impactantes que otras, como la de un tigre, o la de un alce, pero también había cabezas de bestias raras que nunca antes había visto ni escuchado sobre ellas, eran amorfas y algunas humanoides.

-Buenos días Cervis, veo que te has tomado la mañana descansando, no me molesta, pero no debes acostumbrarte. Cambiando el tema, voy a hablarte de tu horario. -Anunció Adoril.

-Bueno, pero tengo una duda, ¿dónde conseguiste estas cabezas?, ¿o son falsas? -Pregunté apuntando a los horribles cráneos.

- ¿Has escuchado de la Guerra contra la magia oscura, Cervis? -Dijo seriamente Adoril

-Sí, cuando vivía en la taberna había aventureros y soldados que hablaban de ella en cada momento -tragué saliva- también hablaban de un crío que, su nacimiento y vida está vinculada totalmente a la guerra.

-Es peor de lo que pensaba -Dijo en voz baja Adoril- Bueno, esas cabezas están vinculadas a esa guerra, es lo único que debes saber. Ahora, volvamos al tema original, En verano, otoño y primavera entrenaras las artes bélicas apenas salga el sol, en invierno aprenderás a leer, escribir y los modales de los nobles y caballeros. Ahora baja a comer algo, luego dirígete a los establos, ahí me veras y practicaremos. Solo la primera semana seré tu maestro, el resto de los días practicaras con Veraz, el maestro espadachín, ya que yo saldré muy seguido a campañas. Por nada del mundo puedes abandonar el fortín, ya que afuera es muy peligroso para alguien como tú.

Así transcurrieron los días, demostré mucho potencial con la espada y el escudo, mientras que, en invierno, las letras fueron mi mayor desafío, pero lo logré. Adoril tardaba semanas o meses en sus campañas. Me enteraba el objetivo de sus campañas a través de los rumores que surcaban el fortín, la mayoría hablaba, de que, iba a silenciar y apagar grupos rebeldes que quedaron de la gran guerra. Una vez llego con un corte bastante profundo en la pierna, lo que lo dejó varios días en cama. Mi vida se volvió tan cerrada a un simple fortín y las paredes de mi habitación, mientras que mi habilidad como soldado se perfeccionaban, mientras mi forma de desenvolverme con nobles, estudiar las letras, recitarlas y redactarlas mejoraban.

Magia oscura "Cenizas de Guerra"Where stories live. Discover now