Capítulo 1 [Compromiso]

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Bill Cipher era hijo de dos pescadores ricos, o al menos, de dos pescadores que solían ser ricos.
Recientemente, la familia Cipher había caído en la quiebra. En una solución desesperada los padres de Bill se decidieron a comprometer a su hijo con alguien de familia rica.
Y, ¿quién ahí eran ricos igual que ellos? Sencillo, los Pines.
Más grande aún fue la alegría de saber que se saldrían con la suya al enterarse que los actuales líderes de la familia, Stanley y Stanford, tenían una sobrina-nieta de nombre Mabel que era una joven muy amable, alegre y hermosa que aún no había sido desposada.
Los padres de Bill, en conjunto con los tíos de Mabel, habían estado organizando el compromiso durante el último tiempo y esa misma tarde sería el primer ensayo de todos.
Y también, sería la primera vez que Bill y Mabel se vieran el uno al otro.
La familia Pines había aceptado el compromiso por una simple razón, ellos también estaban en la quiebra desde que un anterior miembro de la familia había huido con parte de las riquezas de esta y jamás había regresado.
Sin darse cuenta, cada familia había comprometido a sus herederos por el simple echo de no querer caer en la pobreza y pensando que aquel compromiso los salvaría, sin saber en realidad que no sería así.
En esos momentos, Bill se encontraba en su cuarto, dibujando distraídamente una mariposa en un cuaderno mientras esta misma estaba revoloteando atrapada dentro de una pequeña cúpula de cristal.
Una ves terminó, Bill dejó libre a la mariposa y soltando un suspiro se dispuso a bajar, ya escuchando los gritos de su madre desde afuera.
—¡Es casi la hora! ¿¡Dónde está Bill!?
—Tranquila querida, sólo sube al carruaje.
Bill, ya abajo, bufó con fastidio al comprobar que irían a la casa de los Pines en carruaje, estando la residencia de estos a menos de dos minutos de la suya.
Y todo sólo por el capricho de su madre y para aparentar que no estaban ya sin un centavo.
Luego de subir al carruaje (cosa un poco difícil, ya que por el pomposo vestido de la señora Cipher esta se atoró en la puerta) no pasaron ni dos minutos antes de que tuvieran que volver a bajar.
El padre de Bill tocó la puerta mientras la madre de este lo reñía por su aspecto e intentaba arreglar su alborotado cabello rubio y le arreglaba el traje.
Justo en ese momento la puerta se abrió, mostrando a un hombre robusto y bonachón que parecía ser el mayordomo.
Luego de dejarlos pasar, el mayordomo (cuyo nombre era Soos) los anunció mientras los líderes de la familia bajaban por las escaleras que  daban al vestíbulo.
Luego de saludos apresurados, los 4 adultos comenzaron a caminar mientras discutían sobre algunos asuntos respecto a la boda que se estaría llevando a cabo pronto.
Mientras tanto, Bill se quedó atrás y observó el piano de cola negro que yacía en un rincón del vestíbulo.
Se acercó a este a paso lento y acarició las teclas antes de comenzar a tocar una suave melodía.
Mabel, caminando por los pasillos de la mansión, se detuvo al reconocer un empolvado cuadro medio cubierto por una sábana que estaba ahora en un rincón. Mabel suspiró con tristeza recordando los tiempos en los que aquel cuadro yacía junto al suyo, ambos en el comedor de la casa, donde ahora sólo permanecía el suyo.
Realmente lo extrañaba.
Haciendo una mueca, siguió su camino mientras melancólica recordaba como era su vida unos años antes, recordando como su hermano solía jugar con ella en el patio de atrás y como junto a Soos y Wendy, la mucama personal de Mabel, hacían travesuras. También recordó aquellas tardes cuando todo estaba en silencio en la inmensa casa y entonces se escuchaba la melodía del piano en el vestíbulo que tocaba Dipper. Misma melodía que se escuchaba entonces.
Mabel volvió a detenerse, para seguidamente correr hasta las escaleras del vestíbulo, llevándose una gran desilusión cuando vio a un chico rubio y de pecas tocar el piano.
Mabel bajó las escaleras tranquilamente mientras seguía observando al chico. Este, al sentirse observado, se detuvo y sonrió con nerviosismo al ver a Mabel.
Su madre le había advertido mil y un veces que tratase de portarse lo menos 'él' posible con Mabel. Que fuera un caballero y la tratara amablemente, nada de sarcasmo, ironía, bromas o de actuar como un niño de 5 años, que era exactamente todo lo que hacía Bill diario, o todo se arruinaría.
—Eh... hola —Bill se levantó del banco de el piano, donde estaba sentado, y se acercó un poco a Mabel.
A Mabel sus tíos también le habían advertido que no fuera demasiado enérgica, bromista ni infantil con Bill. Que, al igual que Bill, era su verdadera personalidad, ambas contrarias a lo que se esperaría siendo ellos de la alta sociedad.
—Hola.
Ambos guardaron silencio.
—Mi nombre es Bill.
—Un gusto, yo soy Mabel.
Parecía que Bill acababa de conocer a su prometida.
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Esto ya empezó ewe

El cadáver del novio [BillDip]Where stories live. Discover now