🎻 03

3.9K 729 140
                                    

Sol Blanco desapareció.

Desde que lo acompañaba sus solitarias tardes habían mutado en ratos de música, diversión y esperanza.

Pero ya hacía tres o cuatro días que Sol Blanco no tocaba el violín como siempre, a través de la pequeña ventana con cortinas azules.

¿Qué debía hacer?

Por razones obvias, no podía ir a su edificio y preguntarle por qué ya no tocaba. Según le dijo su madre el elevador del edificio continuaba descompuesto, tampoco quería molestar a nadie y pedir que lo lleven.

Además, si Sol Blanco descubría quien era el que tocaba la flauta desde el edificio del frente, le decepcionaría de que fuese un inútil inválido.
Era la primera vez en años que Mingyu se sentía tan limitado y avergonzado por su condición.

Aceptarse a sí mismo no es igual que quererse.

Jueves. A las cuatro de la tarde, comprendió que Sol Blanco tampoco tocaría ése día.

Mingyu tomó un papel en blanco de su escritorio y busca un lápiz de ésos que utilizaba para dibujar bocetos. Iba a mandarle un mensaje a Sol Blanco, pero no le fue sencillo decidir qué colocar allí.

Hola, Soy Mingyu

No, no era apropiado decir su nombre, porque estaría presionandole para que diga el suyo.

Hola, he notado que hoy no tocaste el violín hoy tampoco

¿Pensaría que estaba esperando a que toque porque no tenía vida y era un acosador?

Finalmente encontró las palabras correctas para expresarse:

Estrellita, ¿donde estás?
Me pregunto si vendrás

Dobló la nota y la metió adentro de un estuche de plástico con forma de pelota que venía de regalo en algúnos dulces y los niños solían usar de collar en las publicidades.

Sacó el hilo que estaba atado a él y lo reemplaza por uno de lana rojo, atandolo muy firme de modo que no se separe de la pelota.

Decidido, subió a su cama con el corazón bombeandole en el pecho. Se acomoda justo al lado de la ventana y apoyado en el afeizar, podía ver perfectamente el ventiluz a cuatro metros de él, dentro del cual Sol Blanco vivía y que siempre se hallaba entreabierto.

Lanzó la pelota de plástico una vez con todas sus fuerzas, pero no le atinó a la ventana, sino que cayó todavía colgada del hilo como un péndulo.
Tiró del hilo y volvió a agarrar la pelota, la lanza de nuevo. Repitió el mismo procedimiento varias veces, y sólo tuvo éxito la octava oportunidad.

La pelota con forma de huevo ingresó dentro de la pequeña ventanita y Mingyu soltó un poco más de hilo de lana hasta que quedó flojo.

Ata el extremo sobrante a la manija de su propia ventana.

Esperaba que Sol Blanco encuentre su mensaje pronto y entienda sus sentimientos.

Sol Blanco [JiGyu/GyuZi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora