CAPÍTULO 4: SIN ESCAPE Y A SU MERCED

60 12 4
                                    

- Mi novio me invitó a una fiesta, pero mis padres no quisieron darme permiso, porque ellos son pastores, nunca han estado de acuerdo con mi relación, y mucho menos con irme de fiesta... Así que me escapé – confesé entre sollozos y ahogué un grito, restregando mi rostro con las manos. – Si, si tan solo, ¡Si tan sólo los hubiese escuchado! – exclamé con mucho enojo y dolor contenido en mi corazón. – Esperé que mis padres se durmieran para poder salirme, así que llegué a la fiesta 2 horas después de haber iniciado y cuando lo encontré estaba muy ebrio, me atrevo a decir que había consumido algún tipo de sustancia psicoactiva, porque tenía una actitud extraña. Al verme llegar, me tomó de la cintura y me besó bruscamente. - Sollocé apenada. – No le dije nada, aunque me hizo sentir bastante incómoda. Me dio un trago y comenzó a lanzarme piropos delante de sus amigos, luego dijo que me tenía una sorpresa, les giñó el ojo a sus amigos y me tomó de la mano, conduciéndome entre el tumulto de gente. ¡Fui tan estúpida! – Recordé con una desagradable sensación en mi pecho. - Te lo juro, no sospeché nada, pues confiaba ciegamente en él, pero de un momento a otro, abrió una puerta y nos vi a solas en un lugar completamente oscuro, fue entonces cuando mis alarmas internas se encendieron...

- ¿Qué? ¿Qué vas a hacer? – le pregunté escandalizada al escucharlo bajar la cremallera de sus pantalones. – Thennor, por favor, no, no, ¡No estoy lista, no así! – le grité angustiada, pero no le importó.

- Shhhh, haces que me duela la cabeza – Susurró colocando su dedo índice sobre mis labios. – Vamos, será divertido, lo disfrutaremos. – Aseguró.

- ¡No! Basta, suéltame – forcejeé con él, pero todos mis intentos fueron en vano, su fuerza rebasaba la mía. - ¡Thennor me estás maltratando! – exclamé al sentir sus manos alrededor de mis costillas.

- Vas a ser mía de cualquier modo – expresó con enojo y aprisionó mi rostro hacia la pared con una de sus manos, mientras con la otra arrancaba mi ropa, dejándome a su merced.

- ¡Auxilio! – grité con fuerza una y otra vez, desgarrando mis cuerdas vocales, mientras usaba mis piernas para intentar golpearlo.

- ¡Cierra la boca! ¿Crees que te van a escuchar con todo este ruido? - gritó y me propinó una bofetada. Acto seguido, me tiró al suelo, y me embistió como una fiera salvaje.

- Me dejó allí tirada y se fue, sin mirar atrás. Y yo no lo pensé dos veces, me vestí rápidamente y salí corriendo de ese lugar con las pocas fuerzas que me quedaron, hasta que tropecé contigo. – Susurré y escondí el rostro entre mis manos en tanto que mi llanto aumentaba.

- Lo siento tanto... - expresó Wayne, colocando una de sus manos en mi hombro, en un intento de consolarme, y lejos de asustarme, lo cuál habría sido lo normal debido a la situación, su compañía me llenó de una paz inexplicable.

- ¿Sabes qué es lo peor? – le pregunté al limpiar mi rostro. – Mis padres me lo advirtieron una y otra y otra vez, mis amigos también lo hicieron, me dijeron que él tarde o temprano me lastimaría, que mi relación no le agradaba a Dios, ¡Todos tenían razón! Pero yo me negué a escucharlos, tenía los ojos vendados, confié en él, renuncié a todo lo que me importaba por él, y precisamente él, terminó destruyéndome, ¡Que impotencia saber que lo defendí y justifiqué tanto, para finalmente, demostrar que es el mounstruo que todos predijeron que sería!

GRACIA ©Where stories live. Discover now