¡Lo que me gusta NO lo comparto!

4.3K 764 428
                                    


—¡Romeo, hijo! ¿Por qué llegas a esta hora?

Romeo se acercó a su madre muy sonriente y le dio un fuerte beso en la frente. La mujer se asombró de que a pesar del cansancio, su hijo lucía de un muy buen humor.

—¡Tengo que contarte algo, mamá! ¡No lo vas a creer! ¡Tengo un nuevo empleo!

—¿Otro? ¡Hijo! ¿Y en qué horario piensas dormir?

—No, mamá. ¡Tranquila! Mira, ¿recuerdas a Maritza?

—¿La trigueña de gran sonrisa que bailaba contigo?

—¡Esa misma! Pues me hizo un gran favor, me recomendó para un empleo buenísimo: ¡Seré instructor de baile en un importante club! Voy a ganar muy bien y sólo trabajaré tres noches a la semana y los sábados de ocho de la mañana a tres de la tarde. ¿No es esto genial?

—¿Ya no vas a ir a los eventos?

—Sólo a algunos, de vez en cuando.

—¿Y en la tienda de dulces?

—Pude hablar con el gerente y me permitió cambiar de horario. Trabajaré allí de una a seis de la tarde y de allí me da chance de llegar a dar mis clases de baile en las noches y tengo la mañana libre para descansar y ayudarte en la casa. ¿No es increíble?

—Pues...parece bueno...—respondió la madre sin entender mucho ese horario de Romeo.

—¡ES BUENO, mamá! ¡Buenísimo! Lo mejor es que voy a trabajar en lo que más me apasiona, que es baile. Es como dar un paso a mi sueño. ¡Algún día daré clases pero en mi propia academia!

—Hijo...pero hay algo que me preocupa...

—¿Qué? ¿Qué te preocupa?

—¿Y cuándo tendrás tiempo para ti?

—¿Para mí? ¡Siempre tengo tiempo para mí!

—No mientas, Romeo. Todo lo que haces es trabajar y trabajar y cuando llegas te pones hacer oficio y apenas tienes tiempo para descansar. ¡Tú eres joven! Necesitas salir y divertirte de vez en cuando, hacer amigos...tener un romance. ¿Desde cuándo no sales con alguien?

—Mamá, ¿qué dices? Ya me divertí bastante cuando era adolescente. ¿Ir a fiestas? ¡Mamá! ¡Si me la paso en eventos bailando!

—Pero vas a trabajar, no a divertirte. Yo no quiero que por mi culpa no disfrutes tu juventud, que termines solo y amargado...

—¡Quédate tranquila, chica! ¿Para qué quiero enamorarme ahorita y complicarme la vida? ¡Soy muy feliz soltero! ¡Y ya tengo un gran amor en mi corazón!

—¿Ah, si? ¿Cuál?

—¡Pues quién más! ¡La morena más ardiente de esta ciudad!

Romeó le dio un fuerte abrazo a su madre y un besó en la mejilla que casi la deja sorda. La señora se sonrió por la ocurrencia.

—¡Ay, Romeo! ¡No seas payaso! Ve a cenar, te guardé un bistek enorme come te gusta...

—¿Con puré de papas y ensalada?

—¡Sí! ya te sirvo...

Romeo estaba feliz. Y aunque todavía le tocaba trabajar muy duro para reunir todo el dinero para los fuertes gastos que tenía que cubrir, ese empleo en el Spa le ayudaría muchísimo. Sobre todo porque tenía razón al decir que su madre era su gran amor y por ella haría hasta lo imposible para que se recuperara de esa terrible enfermedad.

"Café con Leche"Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt