Grifo.

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10.

"Desde un primer momento comprendí que estábamos vinculados, que algo infinitamente perdido y distante seguía, sin embargo, uniéndonos......."


El joven Potter despertó con los cálidos rayos de sol y la suave brisa veraniega entrando por la ventana sobre su rostro. Aún era temprano, la mañana prometía un día agradable, el cielo estaba completamente despejado. El pelinegro se revolcó sobre las sabanas estirando piernas y brazos, espero unos minutos en la cama disfrutando del confort del colchón y los escasos rayos de sol asomándose por las rendijas de su ventana aun cerrada por las cortinas.

Habían pasado varias semanas desde que Harry Potter estaba aceptando su castigo, demasiado bien, tanto que ya no parecía una tortura, como cuando se enteró que debía permanecer su verano en el mundo sin magia.

La relación con Hermione se iba estrechando más y más, en ocasiones era difícil ocultarle sus sentimientos a la castaña, lo cual no era ciertamente un problema, pero las reacciones de la chica sobrepasaban el entendimiento de Harry.

Desde el incidente con la mujer en la biblioteca, el azabache pasaba sus mañanas en casa de Hermione, ella había decidido darle clases a Harry ahí tras una intensa disputa por dónde pasarían el resto del verano. Hermione había quedado complacida con el hecho de atenderlo en casa, pues estaba en un terreno que conocía suficientemente bien, aunque también sentía curiosidad por el tipo de vida que llevaba Harry.

De una u otra forma Harry ocultaba algo, por lo que era prácticamente imposible decirle a la chica que pasaran los días restantes en su casa, llena de magia por doquier. Y no era para menos, Harry debía evitar a toda costa que Hermione se enterase de su origen mágico. No solo estaba prohibido por el ministerio de magia, sino que también corría el riesgo de ser separado de ella, algo que desde luego jamás se permitiría.

De su padre sabía que, comúnmente a los Muggles, se les borraba la memoria después de estar en contacto con la magia, también se les modificaban los recuerdos, y en casos extremos se les daba nuevas identidades y se les enviaba al extranjero. Sinceramente no quería eso para Hermione.

Pero ahí estaba la castaña siendo más inteligente de que lo desearía, preguntando por su forma de vida y formulando un sinfín de teorías sobre el por qué ocurrían cosas raras alrededor de Harry.

―Es curioso ―observó Hermione en una ocasión ―el escudo de armas Hogwarts, no aparece en la historia de Inglaterra.

Harry se quedó pasmado, ¿Cómo rayos sabia Hermione de Hogwarts?

―Es una escuela y no esta en Inglaterra, se ubica en Escocia.

La respuesta era correcta y convincente, pero el nerviosismo no pasó desapercibido para Hermione.

― ¿Cómo sabes de Hogwarts? ―inquirió el azabache.

―Hay un membrete entre tus cuadernos de apuntes ―explicó sin darle importancia ―está el escudo y en la parte de arriba esta dibujada la palabra HOGWARTS.

―Sí, claro ―Harry comprendió y luego cambio el tono de su voz, sonando interesado en la respuesta de la castaña ― ¿Por qué tanto interés en ello?

―Cuando era pequeña, solía aventurarme en el mundo de la mitología, principalmente la griega y egipcia, y me surgió la ilógica idea de tener un grifo...

―Grifo ―repitió Harry arqueando la ceja.

―Quería un grifo a cualquier costo, por lo que comencé estudiando tecnología de combinación de ARN y ADN, estaba segura que podría crear uno.

La magia, el mago y el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora