5. Rebecca.

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Rodé mis ojos y suspiré con fuerza. La pelinegra de corte carré contaba su anécdota con una sonrisa de oreja a oreja. Todas la miraban con los ojos abiertos como platos. Realmente no me interesaba demasiado saber cómo había sido esa ''maravillosa espléndida y fantástica noche junto a Harry'' que contaba Charlotte. Harry, Harry, Harry, Harry, es de lo único de lo que hablaban. De su cabello, de esos hoyuelos que se formaban cuando sonreía, de sus lunares, de sus ojos, su increíble cuerpo "tallado por los mismísimos dioses". Ugh, me aturdían.

Sentí una respiración por encima de mi cuello. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de forma violenta. Me sobresalté. Estaba inmóvil. Los ojos de mis amigas parecían salirse de sus órbitas, al igual que sus mandíbulas de sus rostros. La presencia detrás de mí me tomó por la espalda, atrayéndome hacia él. Maldita costumbre la de Styles.

-No fue buena idea dejarme así el viernes, gatita- susurró en mi oído produciendo en mi un cosquilleo interno. Giré con rapidez para luego encontrarme con sus asesinos ojos verdes.

-¿En verdad creíste que yo saldría contigo? ¡Menudo idiota!- reí a carcajadas. Miré su rostro, completamente confundido. Supongo que era la primera vez que escuchaba algo así salir de la boca de una chica- Eres el ser más repugnante que jamás conocí.

Él rió sin más. Sonreí orgullosa al saber que lo había dejado sin palabras. Se marcho de mi vista con sus amigos, siguiéndolo como hormigas. Lo perdí de vista luego, como si se esfumara entre el montón.

Mis amigas se habían borrado de mi compañía. Lily se encontraba bailando como una completa desquiciada con un grupo de chicos guapos, efectos del alcohol supongo. Reí divertida al ver la escena. Por su parte, Caroline hablaba con un rubio de ojos café sentada en un sillón en la otra esquina del salón. Y en cuanto a Charlotte, bueno, ella había desaparecido y tampoco me preocupé en saber su paradero. Luego estaba yo; sentada junto a la barra, tomando, con moderación. Sabía medirme. Me encontraba completamente sola y aburrida, hasta que un morocho de intensos ojos café se acercó a mí con un simple "Hola" entre sus labios. Me estremecí al escuchar su varonil voz, sonreí como boba mientras contemplaba su perfecta sonrisa.

-¿Y que hace una jovencita tan bonita, sola por estos lugares?

-Supongo que lo mismo que tú- dije sonriendo. Traté de sonar amable, pero aveces mi mala manera me domina.

Mientras hablaba con, quizá, el chico más atractivo de la fiesta, encontré con la mirada a Harry. Él se encontraba lejos, y no, no estaba con ninguna chica. Si no más bien se encontraba en una mesa con tres chicos más. Uno de ellos era Louis, fácil de reconocer, otro era el rubio de ojos azules, el cuál ahora no recuerdo su nombre. Y había alguien más, uno que se veía nervioso y asustado mientras los demás reían sin parar. Éste era de cabellos negros y tez absolutamente blanca. Definitivamente no lo conocía. Moría de curiosidad por saber qué hacían esos malditos, el muchacho tomaba un sorbo de un vaso que según observé, Harry había servido.

Fue un segundo que volteé y luego, ellos se encontraban saliendo por la puerta trasera del salón. Volví a concentrarme entonces en el moreno que tenía frente a mí.

-... Y así fue cómo el cocodrilo me tragó entero- dijo riendo al notar que no había prestado ni un poco de atención a lo que hacía rato me había estado comentando.

-Lo siento, yo... -tartamudeé- Perdona- dije con firmeza.

-Esta bien. Eres adorable de todas formas- sonrió pasando su mano por mi mejilla. Ésta se había tornado de un color carmín. Rió al ver mi reacción nerviosa- Soy Zayn, por cierto- concluyó.

-Soy Becca- afirmé. Juro que quería concentrarme en él, pero había algo más fuerte que cualquier chico sexy seduciéndome. Sí, mi maldita curiosidad. Quería saber de alguna forma qué traía Harry entre manos.

Una sirena se escuchó a lo lejos, nada más y nada menos que la policía. Esto comenzaba a asustarme, ¿qué diablos estaba pasando?

RudeBoy |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora