01. Regreso a casa

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Era extraño ver las calles volverse borrosas. Calles en las cuales yo había crecido. Podía apuntar donde me había roto el brazo montando la bici con Betty Cooper cuando tenía diez o donde había dado mi primer beso una cálida noche de primavera después de un baile de secundaria con Reggie Mantle. Quería que volver a casa se sintiera cálido, para quizás tener el pensamiento de que aquí es a donde yo pertenecía realmente. Pero mientras conducíamos, pasando por calles y tiendas, viendo el pueblo de Riverdale una vez más, nada vino a mi corazón. Este pueblo pudo haber sido mi hogar una vez, pero ahora no sabía a dónde pertenecía. Pero en el fondo, sabía que no era aquí.

—Tu padre pintó tu habitación, pensamos que un cambio sería bueno —estaba diciendo mi madre, Judy Barns, en un tono ligero y alegre. No había visto a mi mamá en dos meses, su última visita a Connecticut no había ido muy bien. Ese fue el día en el que mi querida madre me dijo que volvería a casa antes de que el verano terminara, algo por lo cual yo no estaba muy emocionada. Riverdale era el último lugar en el que quería estar, incluso si mi familia y amigos estaban aquí.

Dejé que las puntas de mis dedos trazaran las gotas de lluvia que caían en la ventana del coche. Di un gruño en respuesta, dejándole saber que la había escuchado. No me importaba de qué color estaba pintada mi habitación ahora, no me importaba ya lo material.

—Les dije a tus amigos que volvías a casa hoy.

Eso alejó mi atención de la lluvia fuera de la ventana. Mi voz todavía sonaba tan diferente, ronca y rota. —¿Por qué les dijiste eso?

Mi madre dejó que sus ojos dejaran la carretera por solo un segundo y noté el agua sin derramar en sus ojos. Sabía que ser difícil no era algo con lo que la debía estar agobiando. Ella había perdido una hija, casi dos, en esa horrible noche. Ella se había quedado en Riverdale tratando de reparar a la familia mientras que yo había sido enviada lejos por mi propia salud. —Son tus amigos, cariño. Pensé que querrías verlos después de todo este tiempo.

Dejé mi cabeza caer contra la fría ventana, la soñolencia queriendo tomar control de mi mente. Trataba de no pensar en volver a ver a todos después de todo un año lejos. No me podía imaginar volver a deslizarme en el grupo como si nada hubiese sucedido, como si toda mi vida no hubiera sido destrozada.

—¿Fue esa una mala decisión? Lo siento, Lottie. No quiero que te sientas como si te estoy forzando–

—Está bien, mamá —murmuré—. Tendré que verlos a todos eventualmente —era la fría y dura verdad. Pude haber pasado un año lejos, librándome de ver a todos, pero volver significaba que los tendría que encarar. Quizás era una buena idea ver a Betty, Archie y Jughead antes de que la escuela comenzara. Sería más fácil volver a la escuela sabiendo que tenía su apoyo.

Estacionamos frente a nuestra casa de dos pisos, el motor se apagó y llenó el coche con un silencio doloroso. Nuestra casa lucía exactamente igual, nada fuera de lugar. El columpio blanco del pórtico seguía colgado, balanceándose con la ligera brisa. El jardín estaba perfectamente cuidado, mi padre estaba algo obsesionado con las plantas. Me incliné hacia adelante ligeramente, mirando hacia la ventana que me pertenecía a mí. No había nada. No había emociones, ni felicidad por volver a casa.

—Va a tomar su tiempo —mi mamá dijo quedamente, mirándome—. Pasos de bebé.

Abrí la pesada puerta, el aire frío golpeándome en la cara. Se avecinaba una tormenta, rompiendo el calor del verano. La puerta principal se abrió, mi padre haciendo su camino hacia nosotras lentamente. Sin preguntar, me haló a un firme abrazó, algo que no hacía muy seguido. Él olía a cigarros viejo y sopa. —Bienvenida a casa —dijo contra mi cabello. Entonces se alejó, rompiendo el contacto físico. Se movió hacia la parte posterior del coche, para tomar mis maletas.

FALSE ALARM ° JUGHEAD JONES (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora