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Era un sábado cerca de las 3 de la mañana, aún habían personas caminando en las calles. Algunos eran trabajadores dirigiéndose a sus casas, otros eran borrachos haciendo escándalo o enfrentando a cualquiera que se les atravesara en el camino.
Se podría decir que era una madrugada normal, en el centro claro, pues había una parte como en todas las ciudades donde había poca iluminación.
Era un callejón que, para cortar camino y llegar más rápido a su destino muchos lo atravesaban aunque hubiese riesgos al hacerlo.
Un par de hombres se encontraban en dicho callejón, un moreno sin cabello con cuerpo bien formado que lo hacia ver intimidante y uno de piel canela, cabello rubio, con cuerpo no tan musculoso, ambos medían 1.80, estaban esperando una víctima para hacer su acto vandálico: asaltar.
Ya habían juntado buen dinero, entre varios objetos de valor e incluso se divirtieron con una mujer que iba pasando en otra calle desolada.
Ese sería el último trabajo de la noche según habían acordado, pero lo que no sabían es que sería el último de sus asquerosas vidas.
Una persona se hizo presente, su cabello era largo, pasaba un poco de sus hombros, era color café claro, su piel a pesar de la poca luz que había, se veía muy blanca, tenia una sudadera azul marino y unos jeans negros rasgados en la parte de abajo, parecía que un perro lo había atacado. Llevaba la mirada hacia el suelo, era muy delgado y no tan alto, de 1.65 mas o menos.
-Presa fácil- dijo el moreno.
El chico paso de ellos, el moreno le dio una señal a su compañero. Ambos avanzaban firmes, miraban disimuladamente hacia atrás cuidando que nadie fuese a verlos.
Una vez en medio de aquel lugar, se separaron uno de cada lado quedando el moreno a la derecha del chico y el otro a su izquierda.
-Bien niño hagamos las cosas de buena manera, danos todo lo que tengas y te dejamos ir sin ningún rasguño- hablo el de piel canela. No hubo respuesta, el peli-cafe seguía caminando.
El moreno lo tomo del hombro haciendo que se detuviera
-Niño no te hagas el rudo, estamos siendo amables, no quieres que lo hagamos por las malas- hizo una pausa para sacar una navaja automática "godfather" -¿verdad?-
El chico seguía cabizbajo, parecía ignorarlos, ante eso el moreno se enojo, lo tomo de la sudadera y lo pego contra la pared colocandole la navaja al cuello.
-Quitale lo que traiga- le ordeno al rubio, el otro obedeció metiendo sus manos a los bolsillos del pantalón del chico sin encontrar nada, el moreno miraba al de azul, quien seguía con la vista al suelo, el cabello le tapaba la cara.
El moreno intento asomarse por debajo de la gran melena pero su compañero lo interrumpió
-No tiene nada-
-¿Qué? Cómo que no trae nada este mocoso. Revisale las bolsas de la sudadera-
El rubio en cuanto metió la mano sintió algo viscoso, su piel se enchino al instante y la saco rápido cayendo de espaldas.
-¡¿Qué te pasa imbécil?!-
-Trae algo raro en esa bolsa- dijo el rubio
-¿Cómo que raro, a qué te refieres?- el moreno introdujo su mano libre a la bolsa de la sudadera ajena, el rubio miraba la suya, pero por la poca luz solo se veía que estaba manchada, le daba asco.
-¿Qué mierda es esto?- sacó su mano con el objeto, el cual daba pulsaciones, lo levantó buscando luz para poder ver qué era, abrió los ojos como platos y dejo caer aquello.
-¿Qué era?- preguntó el rubio, el moreno no respondió, solo regreso a ver al chico con horror y curiosidad de saber quién o qué era y por qué cargaba un corazón recién sacado de un cuerpo.
El rubio se acerco gateando a lo que su compañero había tirado, sacó su celular, observo con terror el órgano que palpitaba y sacaba sangre de las venas que posee, los hombres solo evitaron vomitar.
Ambos miraron al de azul, quien levanto un poco la cabeza dejando ver su boca con manchas color carmesí, limpiándolas con su lengua para seguido sonreír mostrando sus dientes en forma de triángulos, se veían grandes y afilados, los otros dieron unos pasos atrás.
-Vámonos- dijo el rubio ya de pie
-Primero lo mato- hablo confiado el calvo.
Al dar un paso hacia adelante, el de azul aún con la sonrisa levanto la mirada, mostrando sus ojos completamente negros de los cuales salía un liquido oscuro que al caer al suelo se expandía hacia ellos.
El rubio no lo pensó más y corrió, el otro intentó hacer lo mismo pero cayó al suelo, la cosa oscura que había salido del chico lo tenia pegado al pavimento. Intentó utilizar la navaja para zafarse pero al momento de introducirlo se disolvió como si fuera ácido.
Sacó todo lo que había conseguido en la noche y se lo aventó al de azul.
-Es todo lo que tengo, ahora ¡sueltame!- el moreno temía por su vida, aquel "niño" no era normal en absoluto.
Del otro lado del callejón se escucharon gritos de ayuda y huesos quebrándose, el calvo regresó a ver. Era su compañero, la cosa oscura lo alcanzó, lo tenía en el aire y se podía ver como le estaba doblando las extremidades.
El rubio dejo de gritar, había quedado inconsciente del dolor, la cosa lo dejo caer de cabeza desde la altura en que lo tenía, despedazándose al tocar el suelo.
El moreno había visto todo, estaba en shock, sintió al peli-cafe detrás suyo, no tenía escapatoria, lágrimas salían de sus ojos, volteó lentamente hasta encontrarlo cara a cara, su sonrisa ahora era más grande.
El moreno cerró los ojos, sintió el líquido empezar a subir por su cuerpo, de un momento a otro ya estaba en el aire, debajo suyo se encontraba el de sudadera, se veía ansioso, hizo un movimiento con su mano derecha haciendo que al calvo se le torciera un brazo hasta romperlo sacándole un grito desde los pulmones.
Un sentimiento lo hizo quedarse callado, la piel le ardía, empezaba a desprenderse de él lentamente, sus gritos ahora eran desgarradores, era una tortura hasta que, en un solo segundo se le desprendió por completo.
La sangre caía encima del peli-cafe, era lluvia para él, una deliciosa lluvia junto a una quizás deliciosa cena.

FEARS  [Eddsworld]Where stories live. Discover now