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Eddward, un joven británico de 17 años de edad, subía con tranquilidad los escalones de cierta secundaria, su cabello castaño se mecía al ritmo del frío viento que anunciaba estar cerca de terminar octubre.

Su uniforme, un pantalón negro junto a una playera blanca que iba fajada, estaba un poco modificada pues bajo ésta llevaba una sudadera delgada color verde de la que solo salía a la vista sus mangas.

Estaba a mitad del ciclo escolar, cursando su segundo año con un promedio excelente que constaba de 9 y 10.

Nunca era menos.

Considerado el “nerd” del salón, lo que le daba dificultad de hacer amistades pues la mayoría le llamaban de esa manera o simplemente lo ignoraban donde estuviese presente.

Sin embargo, aquello no le había impedido tener un par de personas a su lado pues dos chicos, que también eran víctimas de burlas, se habían acercado a él cuando lo notaban muy solitario en los almuerzos.

El castaño llegó a su casillero, al abrirlo sintió cierto escalofrío recorrer su espalda pues notó que una persona más alta que él se posaba detrás y lo tomaba de los hombros.

-Dame el dinero de tu almuerzo- una voz ronca y grave le dijo casi en un susurro al británico de mangas verdes.

Eddward apretó los ojos mientras trataba de regular se respiración para poder hablar.

-¿Acaso no me escuchaste?- el agarre en sus hombros fue más fuerte pero no lo suficiente como para quejarse o acceder a la amenaza.

-Ya Hellucard, vas a hacer que se desmaye.

El chico que le sostenía se posicionó a lado suyo con una sonrisa burlona mientras el otro trataba de hacer que el castaño aligerara el fuerte agarre que tenía en la puerta de su propio casillero.

-¡Hellucard eres un idiota!- ambos chicos se sorprendieron al escucharlo decir tal palabra pues en sus dos años de conocerlo no lo habían oído decir alguna grosería.

-Edd tranquilo, solo estaba jugando- El bromista levantó ambas manos a la altura de sus ojos, como a quien es amenazado con un arma blanca.

-Si quieres golpear a Hellucard adelante, yo te apoyo- Habló un chico de cejas abundantes poniéndose en medio de ambos.

-¿Qué? Paul creí que éramos amigos. ¡Eres un traidor!

El de grandes cejas le dio un zape al chico de nombre Hellucard, quien tenía ojos azules, un cabello demasiado lacio y de un color rubio natural que le hacía muy notorio su origen canadiense.

-Estoy jugando tonto, además, sabes que Edd no sería capaz de golpearte por una broma tan minúscula como esa.

-Siendo sincero, si me asustó, no reconocí su voz.

-Oh bueno, no estoy seguro si es por la famosa pubertad que parece a llegado un poco tarde a mí o simplemente es el cambio brusco del clima, porque también me duele un poco la garganta.

Dicho aquello cubrió con toda su mano su propio cuello haciendo un gesto doloroso al querer tragar saliva.

-Aún es temprano, vayamos por un café a la cooperativa, ¿les parece?

Ni Hellucard, mucho menos Paul se negarían a ir por café, si había algo que no podía faltar en su día a día era eso, un café bien caliente, no importaba el clima, era un vicio, actualmente, una gran necesidad.

Mientras caminaban por los pasillos, había varios grupos de chicas y chicos susurrando cosas que eran inaudibles para el trío que iba con un destino definido, no era extraño ver que se reunieran minutos antes de entrar a clases pero si era llamativo para cierto castaño ver los gestos que esbozaban aquellos jóvenes rostros.

FEARS  [Eddsworld]Where stories live. Discover now