Capítulo 77

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Al salir del hospital Olivia seguía sin poder creerlo. Ahora era más real. Dos hijos fruto de su relación con Elliot. Una gran sonrisa se había plantado en su rostro. No dejaba de ver su barriga y acariciarla. Alex y Allan los habían felicitado nuevamente y hasta Noah aunque no entendía bien como su tío veía a blanco y negro a sus hermanitos. Alex se volvió a llevar a Noah a su departamento pero antes lo llevó a la juguetería.

—Escoge algo Noah —pidió Alex viendo la cara de enamoramiento del pequeño cuando ingresaron al lugar.

—No es mi cumpleaños, tía.

—Ya lo sé cariño pero quiero regalarte algo. Además me ayudarás a comprarle unos peluches a tus hermanitos.

Ella sonrió y él se emocionó aún más. Casi una hora después los dos salían de la juguetería. Alex le regaló a Noah una pista de carro que él mismo había escogido. Para los bebés compró dos peluches de oso grande, el de la niña era plomo con un lazo rosa en la cabeza y el del niño café con un lazo celeste en el cuello. Uno de los empleados de la juguetería tuvo que ayudarla a llevar los osos al carro ya que ella sola y con un niño pequeño no podía.

—Liv —llamó Elliot su atención cuando iba conduciendo a la estación.

—Lamento no decirte lo de los mareos y lo demás. No quería preocuparte —se disculpó antes de que él hablara.

—No cariño. Yo soy el que debe pedirte perdón. Debí darme cuenta.

—No puedes saberlo si yo no lo digo.

—Prométeme que me dirás todo lo que sientas sin importar qué —tomó su mano—. Me importas. Más de lo que alguien pudo importarme alguna vez. Te amo y moriría si te pasara algo o a los bebés —acarició con su otra mano su vientre.

—Lo prometo. También te amo —sonrió—. Estoy feliz, muy feliz por nosotros y nuestros hijos.

El resto de la tarde no hubieron novedades en el trabajo y todos se dedicaron a terminar la documentación pendiente. Liv ojeaba viejos expedientes que aún no se habían cerrado para ver si encontraba algo que no había visto antes. Siempre lo hacía cuando tenía tiempo. Sonó su celular y era una videollamada de Alex.

—¡Mami! —gritó Noah al verla.

—Hola cariño ¿Dónde estás?

—En una heladería. Pedí una ¡copa gigante de chocolate!

—¿Y tu tía?

—Aquí mami —respondió moviendo el celular.

—Hola Liv. ¿Creíste que había venido solo por el helado?

—Muy graciosa. Vas a tener a Noah muy inquieto por unas horas más

—No te preocupes que Luck y yo tenemos las baterías recargadas —aseguró—. Ya trajeron los helados —informó mostrándole el de Noah y el de ella.

—Ahora tus sobrinos quieren helado, gracias Alex.

—También te quiero. Adiós. Noah despídete de mami —dijo Alex y Noah se despidió con la mano y un beso volado.

Después de esa videollamada Olivia se levantó tres veces a la máquina expendedora para comprar algo de comida. Elliot y los demás detectives la observaban cada que se levantaba hacia la maquina sin decir nada.

"Debería haber helado aquí" pensó la cuarta vez que se levantó.

Había comprado gomitas, galletas, chocolate y sólo había dado una probada de cada cosa.

—¿Si ves algo por mucho tiempo se convierte en lo que quieres? —preguntó Elliot haciendo que salte del susto.

—¿Quieres matarme?

Reencuentros amorososTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang