U N O

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La vida no era fácil a los diez años.

Su padre desapareció cuando se entero qué su madre tenía un amante. Ofelia lo sabia por los gritos saliendo de su habitación.

«¡Jamás escuchas, Dominic!»

«Y tú jamás quieres qué lo haga, ¿no es cierto, Luz? Lo haces aproposito, molestarte, para así poder salir de la casa e ir con tu amante y follar cómo la zorra qué eres»

«No me hables de esa manera. Soy la madre de tu hija.»

«Eso no te hace menos puta. Ya verás, Luz, por él camino qué vas, Ofelia terminará cómo tú, follando con...»

Ofelia escuchaba con los ojos llenos de lágrimas. Se cubría la boca, para callar los llantos qué salían. Presionó a su oso de peluche contra su pecho, sujetándolo cerca de su corazón.

Su padre no amaba a su madre.

Su madre no amaba a su padre.

¿Y si ellos no se amaban entre sí, cómo podrían amarla a ella?

Ofelia recibió la respuesta cuando su padre fue a su habitación esa noche y acarició su cabeza, una vez qué ella se había calmado y fingía estar dormida.

“Te amo” le dijo su padre y le besó su mejilla. “mi pequeña flor”

A la mañana siguiente, él padre de Ofelia ya no estaba. Y no estuvo durante mucho tiempo.

La madre de Ofelia, sin embargo, sí estuvo para ella.

Estuvo borracha.

Sí, estuvo borracha durante mucho tiempo.

OfeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora