S E I S

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La vida no era fácil a los quince años.

Y después de eso, no fue igual.

Ofelia se enamoró. Fuerte.

La atrapó con la guardia baja, en invierno.

Él amor toma las épocas más frías para calentar tú corazón.

Él se llamaba Jack, y tenía los ojos más claros qué Ofelia hubiera visto jamás. Tenía cabello oscuro, pero tenía un mechón plateado, cómo si ese sólo mechón hubiera viajado en el tiempo y envejecido sin los demás. Ella pensó, apenas lo conoció, qué él le iba a romper él corazón.

No era cómo Guy. Él no la hacía reír. Oh, Jack hacía algo mejor qué eso. Era cómo si supiera hacer un licuado con las entrañas de Ofelia y sacará todas sus verdades al descubierto. Él ni siquiera hablaba mucho, la verdad.

Era tímido.

A Ofelia le gustaba eso. Le gustaba qué cuando él hablaba, lo hacía en tono bajo y rasposo. Le recordaba qué era diferente a todos los hombres qué conocía, quienes solamente gritaban.

Cómo Congrad, que gritaba mucho.

Más qué todo después de qué su mamá perdió el bebé.

Jack fue el primer beso de Ofelia. Ofelia lo recordaba. Hacia frío, y ella temblaba. Las hojas volaban, y ella estaba segura de qué su cabello era un huracán atascado con un montón de hojas. Fue confirmado cuando Jack la detuvo, y sonriendo, le quito las hojas una a una. Pero cuando quito la última, su mano se quedó en su mejilla. En su vida Ofelia había visto a Jack nervioso.

“Eres hermosa” él le había dicho.

“¿Incluso rota?”

“Rota lo eres incluso más”

Y suavemente, él inclinó su cabeza a la suya.

Sus labios estaban congelados, pero a Ofelia le gustaron de esa manera. La besaba delicadamente, cómo si pensara qué iba a romperla.

Ofelia se sentía así; cómo si fuera a romperse entre sus brazos.

Tanto miedo.

Tanto dolor.

Tanto amor.

¿Acaso el amor joven no se trata de eso?

Dios, Ofelia lo amaba.

Y Ofelia se sentía aterrorizada de decir esas palabras. Lo hizo con Guy, pero con Jack se sentía muy real. Ofelia sabía qué esas palabras no valían nada. Las personas las decían todo él tiempo y se escurrian cómo agua de entre los dedos. Pero no podía decirlas. Quizá en el fondo, ella sabia qué decirlas significaba otorgale el poder de romper su corazón.

Él le pidió ser su novia. Ella acepto sin vacilar.

Ofelia cayó en cuenta muy tarde de qué estaban en una relación muy seria y ni siquiera lo había notado. Él quiso conocer a su familia y ella conoció a la suya. Cuando toco su turno, Ofelia le presentó a su tía Perla y a su tío. Ofelia no lo pensó en ese momento, pero su tío lució enojado. Mientras le prometía a Jack qué algún día conocería a su madre, Ofelia se sentía secretamente avergonzada. No quería qué Jack, él chico de ojos claros y voz baja, saliera corriendo en dirección contraria una vez qué viera qué tan jodida estaba.

Luego, sucedió algo inesperado. Era cómo si una serie de eventos infortunados cayera sobre sus hombros cuando ella pensaba qué estaba feliz.

Ofelia se sentía cómo nunca.

Pero descubrió qué más nunca volvería a experimentar esa sensación.

Recordó él crujir de su cama, su gran rostro sobre ella. Se había colado en su habitación mientras Perla buscaba a los niños de alguna cita de juego.

“Con qué tienes novio ¿eh?” fue lo qué le había dicho, con voz extrañamente grave.

Ofelia parpadeo, adormecida. Sonrió.

“Sí.” Ofelia había susurrado con timidez. No odiaba tanto a su tío, él había sido bueno con ella.

Eso cambio.

Su tío sonrió de vuelta, pero no de una manera linda.

Ofelia perdió su virginidad a los quince años porqué fue violada por su tío.

Ella pensó, no por primera vez, qué su muerte sería compasión.

Rezó esa noche por morir.

Se halló así misma rogando.

OfeliaWhere stories live. Discover now