C I N C O

61 22 11
                                    

La vida no era fácil a los catorce años.

Su madre estaba embarazada. Llevó a un hombre a vivir a casa por primera vez. Es decir, algunos se quedaban algunas noches pero nunca se mudaron.

Él sí. Se llamaba Congrad.

Ofelia lo odiaba.

A Ofelia no le gustaba cómo la miraba, cómo si fuera un estorbo.

A Ofelia no le gustaba cómo tocaba a su madre.

Y más qué todo, no le gustaba cuando le ordenaba, cómo si ella le debiera algo. Pero su madre le obligaba a obedecerlo, y Ofelia pensaba con resentimiento qué probablemente también tenia miedo de qué él la abandonará, igual qué su padre lo hizo.

Ofelia se preguntó si alguna vez sería suficiente para alguien.

La primera vez qué Congrad le pego a Ofelia fue porqué una vez cuando estaba sirviendo la comida, accidentalmente había tropezado con él y la comida había caído sobre su ropa. Ofelia era educada, a pesar de qué lo odiaba, había balbuceado una disculpa, pero entonces, él había levantado su mano y la había estrellado con una de sus mejillas. Su madre lo echó, pero una semana después estaba instalado de vuelta, sonriendole con altanería a Ofelia.

«Siempre me eligira primero a mi qué a ti»

La segunda vez qué le pegó, fue porqué ella le grito qué era un bueno para nada. Ofelia no se arrepentía.

La tercera vez, fue por algo tonto. Igual qué la cuarta vez, la quinta vez, y la sexta vez. Luego Ofelia perdió la cuenta.

Ofelia recordaba cuando rezaba porqué algo malo le pasará a los hombres qué su madre llevaba a casa.

Esa vez rezó porqué algo malo le pasará a ella.

A los catorce años, Ofelia volvió a pensar en suicidio.

OfeliaWhere stories live. Discover now