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John estaba perplejo, sentía ganas de vomitar sin haber probado su comida, volvió a sentir el cuerpo pesado sin dejar de mirar la fecha en el periódico.

-Muchacho, ¿estás bien? dijo Ben con un tono de preocupación, mientras le ponia una mano en el hombro.

- No lo estoy, desde hace mucho no lo estoy - respondió John en un hilo de voz, agachando la mirada e intentando contener un mar de lágrimas que pedian a gritos salir.

- Cuentame, ya sé que soy un extraño, pero todos nuestros amigos han empezado siendo eso ¿no?, simples extraños. Tranquilo muchacho.

John dudó en contarle lo que le había pasado a aquel anciano, pero lo hizó con lujo de detalles, no era momento para ponerse orgulloso, necesitaba ayuda y de alguna manera, Ben le generaba confianza.

¿Acaso se habia muerto o estaba en el Hospital de la Capital en estado de coma? Lo último que recordaba era como su ex prometida y el amor de su vida, Katherine, le habia rotó el corazón. Yo estaba en 1917, se dijo a si mismo, que pasó, que pasó, pensaba, hasta que recordó aquellos dulces raros de la anciana del parque, ¡no seas idiota John! eran unos dulces extraños, no tienen nada que ver con esto.

- Te creo - dijo Ben, sacando a John de su ensimismamiento.

- ¿De verdad? ¿no cree que estoy loco? sea sincero conmigo, por favor.

-John, si creyera que estas loco, habría salido corriendo de aquí, pues hubiera temido que me hicieras algo y a mi edad no estoy en disposición de arriesgar lo poco que me queda de vida. - dijo el anciano serio para luego soltar una carcajada.

Inesperadamente John sonrió del lado por la ocurrencia del anciano y las lagrimas dejaron de avecinarse por sus ojos de mar.

-No sé qué voy a hacer- dijo John escondiendo su rostro entre sus manos.

- Yo si sé muchacho, espero no equivocarme contigo, pero me pareces de confianza, así que vendrás a mi casa de huespedes, te rentaré una habitación y no te cobraré el primer mes en lo que consigues un trabajo. Eso si es que no vuelves a tu época antes, deseo que todo te salga bien, la verdad. ¿Aceptas? -

-Aja, ¿qué quieres a cambio anciano? Nada es gratis en esta vida y eso lo he aprendido bien y no se atreva a mentirme - dijo John mirando de frente con el ceño fruncido al anciano de cabello grisaceo.

-Como tú dices muchacho, nada es gratis, y solo te devuelvo el haberme salvado la vida. ¿Aceptas o no?

-Esta bien anciano, aceptaré solo porque no tengo a donde ir, obviamente la desmesurada de mi tía Georgiana ya debe estar podrida entre gusanos. Solo te exijo que no le cuentes a nadie mi secreto o me las pagarás.

John lo miraba con una mirada amenazante, pero Ben no era ningún tonto y sabia perfectamenre que solo era una fachada del muchacho, incluso le daba lástima.

Salieron de aquel lugar de comida, caminaron cerca de 20 minutos, John sintió que fue una eternidad porque estaba cansado, pero le sirvió para admirar una especie de ¿carruajes? pero más rápidos, luego por Ben se habia enterado que se llamaban buses, pero no tomaron ninguno porque al anciano le gustaba caminar.

- Llegamos - dijo el anciano, y se detuvieron frente a una gran cerca blanca, dentro un jardín bastante bonito y espacioso a los ojos de John, con árboles frutales y demás plantas, era como un mini bosque donde el olor a tierra mojada te acariciaba el olfato. La casa era de color verde muzgo, con detalles de madera, se podian apreciar 6 ventanas de estilo fránces en la segunda planta y otras 4 en la última. Entraron y el anciano sacó una llave y la introdujo en la puerta.

Cuando la puerta se abrió, John quedó deslumbrado, en el centro del techo colgaba una lampara bastante lujosa y antigua porque era de un estilo que John ya habia visto, las paredes tenian papel tápiz blanco y en medio habia un pequeño mostrador que detrás tenia a una chica bastante bonita para el gusto de John porque cuando la vió este amplió su sonrisa, la cual se desvaneció enseguida porque para él, sonreir era un placer que solo debia causarle la humillación hacia otros y el mal ajeno.

Pequeña de estatura, cabello castaño con toques rojizos, piel blanca, ojos azules y un cuerpo si bien no escultural, pero bien formado y de unos 20 y tantos años.

-April, ya estoy aquí, te quiero presentar a nuestro nuevo huesped.- dijo Ben efusivo.

-Claro, lo estaba esperando para consultarle unas cosas señor - dijo la castaña, mientras veia como analizando a John.

- Si si, eso lo tendremos que dejar para mañana, ahora quiero que atiendas a nuestro nuevo huesped, dale la habitación del tercer piso, la número 10, dale ropa limpia, la que dejó mi hijo y ayudalo en lo que puedas. ¡Ah, que viejo tonto soy! April, ven aquí - dijo Ben.

La chica salió del mostrador y caminó hasta nosotros.

-April, este es John Cattermole, John, ella es April Wood.

April le extendió su mano a John, este solo se limitó a estudiarla de pies a cabeza, haciendo enfasis en sus blancas piernas dignas de un cadaver que dejaban al descubierto el vestido azul que usaba la muchacha.

April bajo su mano al saber que el nuevo huesped no le devolvería el saludo y a la vez se percató que el hombre le estaba viendo las piernas, cosa que la hizo sonrojarse como un tomate radiactivo.

-Aja, espero estes disponible cuando te necesite...

- April por favor -

-Como sea- dijo John con su eterno ceño fruncido.

Mientras que Ben contemplaba la escena divertido.

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Ya sé que es corto, pero el viernes o sábado publicaré otro ✌

Como siempre quiero agradecer a:

AnnStein5 por ser mi betta y ayudarme con esta historia, aparte que compartimos la misma obsesión con Remus Lupin ❤😎

KarlaAmaya
Aly-Ackerman-Moon
bittersweetbb  Gracias chicas por su apoyo a mi historia, se los agradezco ❤

Separados por el tiempo #Worlds2018Where stories live. Discover now