13

247 25 34
                                    

April subió las escaleras junto al castaño rumbo al salón, una vez que subieron había una rueda de estudiantes a los que ella conocía muy bien. Pensó que sería buena idea contarles lo de las tutorías de su huésped.

Los compañeros de April inmediatamente fijaron su vista en John, algunos de manera despectiva por su ropa anticuada y otros con curiosidad desmedida.

- Hola chicos, quiero presentarles a John Cattermole, él se hospeda donde yo trabajo. Él sabe muchísimo de historia, cultura y economía del siglo pasado. Esta dispuesto a ofrecernos tutorías privadas, ¿les interesa? - terminó ella con una sonrisa dulce que dejaba al descubierto sus blancas perlas, su mejor accesorio.

Todos dijeron si al unísono y los acorralaron más para pedirles información que la castaña gustosa les dió.

John no dijo nada, simplemente se quedó parado ahí, estaba sumamente cohibido porque no estaba acostumbrado a que la gente lo viera tan fijamente y en segundo lugar había una chica en el medio con el ombligo al descubierto que lo hacía ruborizarse.

Cuando entró el catedrático al aula, ellos se quedaron afuera un momento, sin una razón especial.

- Te dije que era buena idea amarguito - dijo emocionada y ampliando su sonrisa de nuevo.

¿Amarguito? - formó una linea con su boca.

- Si, ese será tu nuevo apodo. Ya no te odio tanto, bueno si, pero estoy muy felíz por haberte ayudado -

Antes que John pudiera decir algo, ella se abalanzó sobre él para darle un fuerte abrazo.

El ambiente era perfecto, el viento ondeaba los cabellos castaños de ambos complementandose como si fueran uno solo. Ella sintiendo su perfume ,él embriagado por el dulce olor a vainilla que despedía la piel porcelana de ella. Ambos, sin darse cuenta sentían una corriente eléctrica deliciosa que los obligaba a mantener el abrazo, pero como nada en esta vida es eterno, fueron separados por una mano larga que pertenecía al novio prepotente de ella.

- ¿Qué haces abrazando a este viejo? - gritó el pelinegro que iba acompañado de Emma.

April estaba pálida por el susto, ¿por qué tenía que llegar su novio en ese preciso momento?

- ¿Viejo? ¿Esa es la manera de referirse a una persona de un mocoso con "clase" como tú? - arqueo una ceja y miró despectivamente a la rubia.

- ¡John por favor!  Este no es el momento. Robert, no es lo que piensas. Simplemente lo estaba felicitando porque ya consiguió empleo, es todo - explicó ella con el tono mas bajo que pudo, estaba apenada.

- Y ¿para eso lo trajiste hasta la universidad? - contestó el novio aún más enojado-

- Justo por eso lo traje, su fuente de empleo está aquí. ¡Tienes que creerme! - se acercó al pelinegro tomándolo de las manos, pero este se sujeto de su agarre.

- No te creo nada, eres una mentirosa. Me estas engañando con este viejo en mi propia cara. Claro, por eso me golpeó la otra vez, ¡eres una zorra! No vales la pena -

El patán de Robert se dirigió al salón junto a una Emma que quería reventar de risa, una amiga que no fue capaz de quedarse a consolar a quien le consiguió trabajo.

April empezó a llorar desconsoladamente, jamás la habían llamado así, tenía toda una mezcla de emociones dentro de si y lo peor es que ninguna era su culpa. Ella no hizo nada malo, se acurrucó en las escaleras como niña pequeña y puso la cara entre sus manos, ni siquiera tenía fuerzas para caminar y huir de ahí.

- Iba a darle su merecido a ese tipejo, pero creo que eso te corresponde a ti. No deberías llorar por él, seguro habrá alguien en el mundo que pueda amar de verdad a una castaña ruidosa e insolente - dijo él sonriendo y sentándose a la par de ella.

- Es que yo... no puedo no - alcanzó a decir ella entre sollozos sacando el rostro de entre sus manos y apoyándose en el hombro del castaño, a lo que él simplemente no pudo reaccionar.

John se levantó y la ayudó a hacerlo a ella ofreciéndole un pañuelo para limpiar sus lágrimas, lo cuál aceptó encantada

- Gracias John. La verdad no tengo ganas de entrar a clases, ¿te puedo pedir un favor? -

- Por eso no me gusta ser amable contigo, ¿qué quieres? - dijo divertido a su manera y ella lo captó.

- ¿Me acompañarías al hospital a visitar a mi madre? - preguntó en tono de súplica.

John asintió, él era tan diferente a Robert, siendo un desconocido haría algo que su novio por casi una década jamás había hecho.

Luego de media hora de trayecto llegaron al hospital, el castaño sintió un escalofrío porque recordó su enfermedad, esa que se lo comía por dentro, cada día un poco más.

Recorrieron los mortíferos pasillos hasta llegar a la habitación 503,al entrar se encontraron con la madre de la castaña, ambas idénticas, pero la señora bastante pálida con el brillo de sus ojos perdido.

- Mamá - gritó ella y se acercó a abrazarla y besarla para sentarse en la misma cana junto a ella.

Esto le causo un gran conflicto interno a John, sabía de la enfermedad de la madre de la chica, compartían el mismo yugo, sabía que dentro de poco terminaría igual que ella y sin nadie que lo llorara. Al notar que la chica no lo presentaba, se aclaró la garganta y dijo

- Buenas tardes señora Wood, mi nombre es John Cattermole y soy huésped en donde trabaja April - se presentó amablemente para sorpresa de la chica que sonrió a modo de disculpa.

- El placer es mío John. Vaya hija, que amable hombre, a diferencia de tu novio que ni se ha aparecido por aqui desde que me enfermé - dijo mirando a su hija ceñuda.

- Mamá por favor no empieces, es solo que él está muy ocupado, pero siempre me pregunta por ti - bajó la cabeza.

John tomó asiento en una pequeña silla de madera que había al rincón de la pared, pero suficientemente cerca de las mujeres.

- Y ¿cómo sigue señora? - se atrevió  a preguntar el castaño.

- Verás John, te seré honesta. Tengo cáncer terminal fase IV, no hay nada que hacer. Solo quiero pasar mis últimos días con mi pequeña - contestó depositando un beso en la mejilla de April que sonreía con tristeza.

- Lo sé, me gustaría hacer lo mismo, pero no tengo a nadie. Yo tengo leucemia - replicó firme.

April volvió a quedarse pálida de la impresión, no sabia qué decirle. Una montaña rusa de emociones se avecinaba en su interior, ahora entendía su carácter, se arrepentía de haberlo tratado mal.

- John, yo...  no lo sabía - dijo tartamudeando.

- No tenías por qué, yo jamás te lo dije y no es algo que quisiera compartir en aquel momento - contestó serio levantándose de la silla.

En ese momento, entró el Dóctor Stevens, con su típica sonrisa cálida.

- Buenas tardes April y compañía, necesito que salgan un momento para revisar a tu madre -

Al castaño el rostro del dóctor le resultó sumamente familiar, pero no sabía a quien le recordaba. Así que simplemente salió de la habitación junto con la chica.

- De verdad no tenía ni idea que tenías esa maldita enfermedad, mi madre ha sufrido tanto y yo...yo simplemente ya no puedo -

Diciendo eso, la mujer nuevamente rompió en llanto y esta vez fue John quien la abrazó, empezaba a sentir compasión por ella, podía empezar a considerarla como una amiga, después de todo ella lo había ayudado mucho.

Ella se hundió en su cuello y él podía sentir cada lágrima que ella derramaba en su piel, le encantaba en el fondo el olor de ella, tan delicado y caprichoso que se deslizaba por sus sentidos.

Fue un largo abrazo, cuando se despegaron ella lo miró agradecida y le dió un beso en la mejilla que le provocó nuevamente un choque eléctrico a John, así como cuando aquella arpía lo besaba y tocaba.

Pero esta vez era diferente, entre él y aquella castaña no había ni habrá nada de sueños románticos o es que ella se estaba metiendo en su corazón y no se había dado cuenta.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 04, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Separados por el tiempo #Worlds2018Where stories live. Discover now