Capítulo 10 : La Carta Que Nunca Te Daré.

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Está hoja tiene un toque especial.
En ella se encuentran pequeñas lágrimas de tinta, de diferentes formas y tamaños que pertenecen a un mismo trazo y a una misma persona.

(En ella, narro mis pensamientos, mis sueños y mis más profundos deseos por volver a verte algún día.)

Me gustaría decirte muchas cosas pero no sé por dónde empezar (aunque ya esté empezando por algo).

Te considero ese tipo de persona que es inquietante, inteligente, sabía, increíblemente misteriosa, risueña, entrañable y analítica. De esas personas con las que, aunque no se intercambies muchas palabras, puedes llegar a tener una conexión.

En un principio, todo lo que viene a continuación, no era así. Has conseguido tener un valor y un significado​ muy importante en mi vida. Tienes valor para mí.

Recordaré tu mirada penetrante y analítica y la forma en la que se clavaba en lo más profundo de mi ser.

Tu forma de pensar y de mirar a la nada; tu forma de evadirte y el modo en el que te acercaste a mi mesa aquel día, (restando importancia a la situación), a regalarme estos trozos de papel ocultos tras una cartulina color sangre.

Recordaré el día que viniste a hablar conmigo sabiendo que ibas detrás de una chica que lloraba por unas míseras notas (que le habían hecho pedazos...) y de ver mi mirada perdida, como el fondo vacío de un baúl; también recordaré tu insistencia al preguntarme si estaba bien (y de la encerrona que me hiciste aquel día de guardia para hablarme, aconsejarme...)

Recordaré la brisa de tu perfume al pasar y la forma en la que tú cara se ilumina al mirar algo que realmente te fascina.

En el fondo me sorprende que tengas ese sentimiento tan vivo a la hora de expresar aquello que sientes de forma indirecta; la forma en la que recitas; los gestos y muecas que haces cuando algo te indigna o enfada; la forma en la que hablas de tu tesoro y de tús pequeños tesoros.

Te aprecio y valoro por muchas cosas, y aunque a veces dejes de lado tus pensamientos y convicciones por otras personas (incluyéndome), no podré bajarte del pedestal en el que te tengo y veo.

No se como expresarme.
Me quedo corta cuando intento dirigirte la palabra, alzar mi voz o de tan siquiera responderte en un pobre intento de hacer que cualquier sonido salga de mi boca para sacar cualquier tema de conversación.

Me quedo corta diciendome a mí misma que hago el ridículo delante tuya o que cuando intento sostenerte la mirada y no logro desafiarte ni lo más mínimo.

Y es que me molesta que saques el rubor de mis mejillas sin hacer nada.

Me molesta no ser capaz de vocalizar contigo delante, pero también me molesta ser así cuando estamos en la misma sala.

Aún así, lo que más me indigna, es que la gente sepa que haces ese efecto sobre mi, y que cada vez que te dirijas a mí, todos se giren y me miren esperando una respuesta, que como he dicho antes, no logra salir.

No lograré olvidarte, ni olvidarme de que no fui capaz de decirte esto en persona. Y a día de hoy eso me martiriza. Me martiriza tanto que pesa y duele, y probablemente en un futuro me arrepienta más de lo que ya hago.

Nunca me perdonaré saber que en algún momento he podido decepcionarte. Nunca pensé que me importaría y molestaría tanto ese hecho pusiera llegar a ocurrir.

Bienvenido a tu carta, si algún día la encuentras y sabes que te corresponde.

Espero verte pronto, en algún planeta o universo paralelo, alternativo y aleatorio, en el que tengo el valor suficiente para darte esta carta...

Espero volver a encontrarnos y volver a sentir esa cosa especial, que te puedo asegurar que no es enamoramiento. (De verdad que no lo es).

Espero volver. Y espero que vuelvas a estas palabras, que permanecerán en este lugar y en mi memoria recordándote hasta la eternidad de nuestras almas.

Espero y esperaré, que no me esperes y que cuando menos te lo esperes, esté yo allí.

Te estimo más de lo que piensas.
Besos.

-ene-

Horas, Minutos y Segundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora