-¿Ya no llores, si? –Acaricio mi espalda- vamos a mi habitación. Y podemos hablar tranquilamente
-Katu... ¿Pasa algo?... oh, hola Chiari–sonrió y se acerco a besar dulcemente mi mejilla- ¿Qué te pasa? –pregunto preocupado-
-No... nada –suspire- hola Tomi
-¿Quieren que las ayude con eso? –Pregunto al ver ambas valijas en la entrada-
-Si por favor Tomas –le dijo Katu-
Tom ayudo a subir una de mis valijas y con Katu subimos la otra entre las dos. Una vez que estuvimos en su habitación, ella saco un colchón de adentro de su armario y un par de sabanas y frazadas.
Puso el colchon en el piso y con mi ayuda le pusimos todas las sabanas y frazadas.
-Si queres te presto un pijama –me dijo y fue de nuevo hasta su armario-
-Si por favor, no se que hay dentro de las valijas –dije temerosa- estoy... -hice una pausa-
-¿Estas...?
-No se como me siento. Bien se que no.
-¿Te parece si más tarde hablamos de esto? Tenes que dormir. Estas terriblemente pálida –me paso el pijama-
Comencé por sacar mi jean. Y ponerme el pantalón del pijama. Después saque mi fino saco de lana y mi remera. Katja me miro y abrio los ojos como plato, fruncí el ceño...
-Estas demasiado flaca Chiara -comento preocupada- ¿Cuánto pesas?
-No se –me encogí de hombros- 48 o 49 supongo
-Es muy poco para alguien de tu edad y estatura. Yo te voy a ayudar a superar todo esto –sonrió-
-Esta bien.
Termine de ponerme la camisa del pijama y me acosté y tape con las frazadas, de a poco fui recuperando un poco de mi calor corporal.
Jen apagó las luces y se acostó en su cama.
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