Capítulo II

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Sentía frío en mis manos, mis dedos se sentían entumidos y mi hueso de la muñeca dolía un poco. Comencé a escuchar un pequeño sonido, como un zumbido bajo que golpeaba una superficie dura, pero se detuvo. El sueño me atrapó de nuevo. Lo que parecieron diez minutos después, el sonido regresó. Moví mi brazo intentando tocar el sonido y lo único que encontré fue mi celular. Oh. Eso tenía sentido. Contesté sin molestarme en ver quién llamaba.

- Hola, bro.- dijo mi hermano del otro lado de la línea.

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Las luces estaban demasiado brillantes para que fueran las cuatro de la madrugada y lo único que tenía sentido para mí era la cantidad de personas que había a mí alrededor: tres. Tres personas que estaban esperando el vuelo desde Los Ángeles; tres. Cuando la gente comenzó a llegar fue fácil para mí encontrar ese rostro tan conocido.

- Gracias por venir, Cassie, no estaba seguro que estuvieras dispuesto a levantarte.

- Aunque soy conocido por adorar mi cama y mis horas dormido, deberías saber que haría cualquier cosa por ti.- me le quedé viendo a esos ojos tan despiertos y una alegría me llenó de repente.- Me alegra que vinieras, Gabe.

- Me alegra que me dejes quedarme contigo. Y espero que me concedas horas de calidad hermano mayor/hermano menor.- dijo en parte broma, en parte en serio y mi mente dijo inmediatamente que sí, desplazando mis clases de baile y a Dean a segundo lugar.

- ¿Cómo está Balthazar?- susurré temiendo la respuesta.

- Ya lo conoces, no muy feliz porque vine a verte.

- Por tu tono supongo que sigue molesto conmigo.

- Lo está, bastante. Pero no te preocupes, solo nos tiene a nosotros, se le pasará.

- Aun así siento que debería disculparme, no debí...

- Ya basta, Castiel, estabas en tu derecho de hacerlo, literalmente.- la mirada de Gabriel me mostraba una empatía sincera, y decidí dejar el tema solo. Tomé la maleta de mi hermano y con una culpabilidad que sentí de repente, nos subimos al auto.

- ¿Y papá?

- Sigue escribiendo, ya sabes. Ocupado en su propio mundo.- Gabriel hizo una pausa, como si no estuviera seguro de decir algo más.- Te extraña, habla de ti todo el tiempo.- Gabe se veía inseguro, sabiendo cómo me sentía al respecto de ese tema.

- Tengo planeado pasar ésta Navidad con ustedes.- dije con sinceridad. Mi hermano abrió los ojos sorprendido.

- ¿En serio?- asentí mientras tomaba una curva hacia la izquierda, camino a mi departamento, y la felicidad de Gabriel se pudo sentir en el ambiente.- Papá estará encantado.

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El salón fue llenándose poco a poco, y sin estar completamente consciente de lo que estaba esperando, me decepcioné cuando la puerta se cerró y no volvió a abrirse. Era jueves y Novak había faltado toda la semana. Recordé la forma en la que vio a Lisa el viernes pasado, su mandíbula apretada y la ira en sus ojos, y aunque me había sentido bien por un instante, el resto de la semana me había sentido algo culpable. Castiel, pensé sin poder, o querer, detenerme; sin saber cómo arreglarlo o si quiera disculparme. La había cagado, me había ofendido por algo que después descubrí normal (gracias a la ayuda de Sammy), ¡por supuesto que pensó que fue un error!

Entre espejos y cancionesWhere stories live. Discover now