Chapter 6: Roto.

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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen. Son obra y propiedad de Masashi Kishimoto.

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La estéril habitación se encontraba en silencio, envuelta en la oscuridad de la noche.

Los azulejos resplandecían con la tenue luz de la luna, la sonrisa torcida flotando en la oscuridad, como un gato burlón riéndose de las miserias del mundo postrado a sus pies, riéndose ante la crueldad, la misericordia, la burla, el desengaño, la amabilidad, el egoísmo, la bondad y el intenso dolor que ocultan los corazones, incapaces de esconderse de su misterioso brillo.

"Matatabi" susurró una voz, la sonrisa felina recordándole dolorosamente a otro felino con la misma sonrisa, la misma burla, el mismo sarcasmo, la misma soledad.

En ella hay dos figuras.

Postrada en la cama, en posición sentada y con una mano en la ventana, dedos rozando los bordes de la luna, dibujándola en el cristal, una de ellas se mantiene despierta, velando por la otra figura que, irónicamente, había estado velándole hasta hacía unas horas.

Su mirada se volvió hacia la otra figura y los dedos, antes posados suavemente en el cristal, descendieron hasta descansar en la cabeza de revuelto pero cuidado cabello, color imposible de discernir en la oscuridad, pero brillando de un tono azulado en la noche, al igual que el suyo propio brillaba como la plata, en contraste con el oro que refulgía a la luz del sol.

Acarició la cabeza de la figura durmiente por unos minutos hasta que un suspiro se escapó de sus labios, y devolvió la mirada a la ventana.

El viento, inamovible, había olvidado el pacto con el diablo y había abandonado la villa a su suerte.

O algo malo iba a pasar.

Conociendo su suerte, era probablemente la segunda opción.

El viento le amaba demasiado como para abandonarle voluntariamente.

"Me pregunto..." susurró, voz suave como la seda y, a su vez, mucho más grave que cuando el sol alcanzaba su cenit.

Su piel, brillando como un aura de oro blanco aunque a la luz del sol reflejaba el más intenso bronce, pareció acompañar su curiosidad, resplandeciendo un instante de manera extraña, difusa.

"Shukaku, Isopu, Son Goku, Kokuou, Saiken, Choumei. ¿Estarán bien? ¿Dónde estarán?" musitó, su voz perdiendo fuerza con cada nombre, con cada palabra.

Y entonces lo sintió.

Una perturbación en el aire, el sonido de la madera contra el algodón, la seda y el elastano que conformaban los pantalones normativos de la aldea de Konohagakure no Sato -cada villa un clima, cada villa una combinación diferente, cada villa, un sonido-, pero no tenía fuerzas para moverse, mucho menos para luchar, así que, como si no supiera que había alguien en la habitación además de Sasuke, durmiendo a su lado, como si no supiera que lo que predecía no era solo su destino inmediato, sino también el destino futuro de todo lo que camina en la tierra, continuó, como si, nuevamente, la habitación estuviera desierta de vida salvo él y el Uchiha.

"Algo malo se acerca. Algo terrible y..."

Sus palabras se quedaron en su garganta, su espalda cayó rendida contra el colchón y la rígida almohada así como una nueva figura se hacía paso en la sala, metal refulgiendo peligrosamente mientras la luna se reía con crueldad, permitiendo que el extraño se ocultara en la oscuridad pero mostrando los peligros que se acercaban, mostrándole su impotencia.

Pero aunque no pudiera formular las palabras, éstas resonaron en su mente de todas formas, como un disco rayado.

'...esta vez no podré soportarlo'.

La Técnica del Díos del RayoWhere stories live. Discover now