Chapter 7: Comienzo.

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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen. Son obra y propiedad de Masashi Kishimoto.

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"¡Naruto!"

Se frotó la frente, sudorosa, antes de dejarse caer sobre el suave colchón, hundiéndose en las cálidas sábanas que le rodeaban como un-

Un momento.

¿Colchón?

Sasuke se incorporó, mirando a su alrededor con confusión y nerviosismo, y un presentimiento amargo se hizo lugar en su estómago, como si algo terrible estuviera a punto de pasar, como si-

"¡Naruto!" gritó, levantándose de un salto de la cama y cogiendo una muda casi inconscientemente, corriendo hacia el hospital sin siquiera pararse en Ichiraku a coger su desayuno, como había hecho todos los días desde que habían tenido la genial idea de meterse en la cabeza del rubio.

Y la culpa se había afianzado en su pecho.

Corrió y corrió, saltando por los tejados, esquivando postes eléctricos y vayas, ignorando -como era habitual- a conocidos y desconocidos que insistían en pararle a saludar cuando no tenía ganas de hablar con nadie y mucho menos tiempo como para hacerlo.

Naruto le había estado buscando, se había estado esforzando solo por él durante tres años.

Cada segundo de su tiempo le pertenecía ahora al rubio, lo quisiera o no.

Y no recordaba.

No recordaba cómo había regresado a su casa.

Habría-habría jurado que se había quedado dormido velando al jinchuuriki, mirando cómo las marcas de sus mejillas creaban sombras grotescas en la impecable piel morena, refulgente como el oro blanco bajo la luz de la lun-No, no.

Ahora debía concentrarse en cómo narices había salido de la habitación, de la incómoda butaca en la que había caído dormido, sin darse cuenta.

Puede que un ANBU le llevara a casa.

Llevaba tres días sin moverse del lado de Naruto, no sería raro.Pero dudaba que los ANBU tuvieran la amabilidad de llevarle a su casa ni que fueran lo suficientemente descuidados como para no despertarle antes de decirle que necesitaba ir a dormir a su casa antes de proceder a nokearle y dejarle tirado en su cama.

Algo había tenido que pasar.

Y, fuera lo que fuera, intuía que no sería bueno.

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"Buen trabajo, Neji" asintió Hiashi, mostrándole el filo cubierto de sangre, todavía roja, a los miembros del consejo del Clan Hyuuga, cada uno asintiendo con orgullo al ver la espada y los sellos que la cubrían, antes ocultos, ahora visibles.

"Al fin tendremos la oportunidad de investigar runas olvidadas en el tiempo" asintió otra anciana, lágrimas en sus ojos al ver los símbolos, ribeteados en sangre, que goteaba silenciosamente en el suelo "Runas que incluso sus creadores habían olvidado"

Neji, aunque quería hacer mil y una preguntas, se mantuvo en silencio, cabeza gacha mientras se postraba ante los ancianos, esperando el veredicto, esperando la última palabra que decidiría -cómo odiaba ahora esta palabra- el destino de su hijo y el de todos los futuros hijos de la rama secundaria.

El último miembro del consejo, y también el más sabio, revisó la espada y asintió, mirando al miembro del clan que había logrado completar una tarea de la que tanto ellos como sus más allegados aliados en Suna se beneficiarían por el rabillo del ojo, mirada todavía puesta en la espada.

La Técnica del Díos del RayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora