Volver a amar

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Entre recuerdos perdidos y sombrías nubes, Ino intentaba con desesperación encontrarlo, gritaba su nombre, movía la cabeza de un lado hacia el otro, y aunque se preocupaba por lo que estuviese pasando fuera de la mente de Sai, Ino confiaba plenamente en que Chouji y Temari se encargarían de los otros dos subordinados de Gengo, compañeros de misión de Shikamaru quienes fueron controlados por el enemigo.

—¡Sai, Sai! —su voz parecía quebrarse, pero trataba de ocultarlo. Necesitaba encontrarlo; quería verlo una vez más, hablar con él una vez más, ella quería conocerlo. Conocer a ese intrigante pintor que llamó su atención.

Los recuerdos de la niñez de Sai pasaban como imágenes flotantes frente a ella, pudo admirar la clase de vida que tuvo cuando estuvo en Raíz, la muerte de la persona que para el joven pálido era muy importante y que llegó a considerar como un hermano, lo difícil que fue adaptarse al equipo siete, el dolor y la soledad de saber que no era como los demás, que no era capaz de sentir; pero que por más difícil le resultara, a lo largo de los años él había progresado en lo que a la amistad, el compañerismo y los sentimientos se trataba.

Cada imagen daba una punzada en el corazón de la Yamanaka, ver lo difícil que era. Convencida de que lo encontraría entre tanto recuerdo perdido, Ino se adentró más a fondo de la mente de Sai llegando a una parte iluminada, rodeada de nubes blancas y frágiles sensaciones profundas.

—¡Sai, Sai! Responde por favor —llamó nuevamente, a lo lejos entre nubes, lo divisó junto a unas bestias de tinta. Descendió al suelo.

—¿Quién eres? —preguntó, lo que hirió levemente a la rubia, no perdonaría jamás al desgraciado que le había hecho esto a él.

—Una amiga.

—Mentirosa, ellos son mis únicos amigos —señaló a sus bestias. La rubia torció su boca con disgusto.

—¡Es lo que piensas porque Gengo te ha metido cosas en la cabeza! —exclamó.

—¡No te acerques! —ordenó, poniendo a la defensiva a sus bestias de tinta.

Muy en el fondo estaba asustado, e Ino lo comprendía pero no permitiría dejarlo allí, quería que de nuevo fuese él. Porque ella se había interesado en él, dejando de lado sus fantasías amorosas con Sasuke hace mucho, pues sabía que Sai necesitaba comprensión, y ella veía en él una nueva oportunidad para volver a amar.

Se acercó con una sonrisa y al verlo derramar lágrimas se acercó aún más y lo abrazó, transmitiéndole sus sentimientos en ese cálido y amable abrazo. Por su parte Sai estaba estático, sentía una agradable calidez al sentir el contacto de ella. Nadie le había abrazado así, esa era su primera vez, la primera vez que de alguna manera por fin se sintió amado y querido.

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