12 || "Eres..."

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"Eres..." // OneShot.
Alternative Universe.

—✨—

Su sonrisa destelló una vez más cuando le entregó su pedido a aquella mujer. Sentí que giraría su vista hacia donde estaba, por lo que volví a ver por enésima vez la libreta que sostenía, donde el boceto de aquella hermosa mujer cobraba vida a cada instante que mis ojos podían verla, mientras arreglaba unas margaritas.

Me había encaprichado con ella desde el primer momento en que la vi en aquella floristería, regresaba de una mala discusión con mi padre y tan solo verla me bastó para inspirarme, grabarla en mi memoria y llenar mi estudio con miles de bocetos sobre esa rubia.

Ahora estaba sentado en una banca frente a la floristería, trazando y delineando con sumo cuidado las hipnóticas curvas que posee la dama de las flores, ese cabello desordenado atado a una coleta alta, su sonrisa tan suave y aquellos orbes que el cielo envidia por su color.

Ese día sería especial, pues tras varios intentos de practicar frente a mi espejo por fin tomaría valor para hablar con ella. Y obsequiarle este boceto que en mis manos estaba.

Terminé el dibujo y me levanté de mi asiento, pasé saliva y suspiré, debía verme tranquilo, sereno.

Caminé hasta llegar a la entrada donde pude percibir el agradable y dulce aroma de las flores. Al entrar la puerta abierta tocó unas campañas que emitieron un sonido alertando de que un cliente estaba esperando. No había nadie más que yo.

— Buenas tardes — saludó, obsequiandome una de sus sonrisas, de esas que me quitaban el sueño hacia varios días. — ¿En qué puedo ayudarle?

— Sólo quería decirle que, hace días la he observado y siendo un artista que ama la belleza en su más pura estancia la he dibujado. No quiero que piense que soy un acosador, pero me ha inspirado tanto que mi lápiz y pincel no paran de llamarme para dibujar a la joven que me ha estado robando el sueño.

Sus mejillas se tiñeron y rió suavemente. Y yo le entregué el dibujo.

— Usted es alguien bastante maravilloso para esto del dibujo— dijo observando con gracia, pero tornando su rostro a uno de confusión — Pero, yo no parezco algo digno de un hermoso dibujo como este, no soy bonita ni belleza que lo merezca, tan sólo soy una florista cubierta de tierra.

Ella tenía razón, en esos momentos no se veía bonita, se veía como arte, y el arte es más que hermoso, bonito, bello, el arte te hace sentir algo.

Y ciertamente ella era arte, arte que me hacía sentir algo inefable.

— Tal vez no te veas a ti misma en estos momentos como algo bonito, pero es porque no estás acostumbrada a que te lo mencionen, para mí lo eres y creo en mi propio juicio.

Ella sonrió con pena y acomodó un mechón de su cabello detrás de la oreja, tomé su mano sin ningún permiso.

— Eres, la maravillosa razón por la cuál me siento frente a esta tienda. Eres la inspiración de mi arte, eres el porqué de mis días, eres lo que me hace sentir como un idiota, eres el nada de cuando la gente me pregunta en qué pienso, eres lo que me hace amar a un más el arte... Eres la persona de la cual me gustaría saber todo, incluso lo que no debería.

Podía ver su rostro, sus ojos cristalinos y su sonrisa temblorosa.

— Usted parece sacado de un libro. — sonrió limpiando pequeñas lágrimas — Gracias, me ha alegrado el día.

— Usted hacía lo mismo conmigo y no tenía la mínima idea de ello.

— Tiene razón, no lo sabía.

— Ya es hora de que me vaya — besé su mano, donde estaban el aroma de las flores que tocaba.

— Debería venir más seguido. Por cierto soy Ino.

— Y yo Sai, con gusto pasaré a inspirarme cada día.

Y así un boceto y sinceras palabras formaron un lazo que yo siempre anhelaba.

 

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