Capítulo 30

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—¿Me estás jodiendo, verdad? —La latina miró como la rubia se arreglaba para ir a aquella fiesta.

—No, Andrea, no lo estoy haciendo...—Expresó desanimada y a la vez un poco enojada. Retocaba su maquillaje un poco.

—Son las nueve de la noche, Juliet, es demasiado tarde para que vayas a esa fiesta tú sola.—Trató de convencer a la menor.

—¿Y? —La rubia miró a la latina por el reflejo del espejo— ¿Acaso te interesa?

—Claro que me interesa, Juliet.—Aseguró. La latina se levantó de su cama y se acercó a ella, quiso abrazarla pero la rubia evitó aquello, no quería saber nada de ella, pero claramente no volvería a actuar como la vez pasada.

—No creo que te haya interesado tanto, Andrea. Y por favor, no te me vuelvas a acercar...—La menor evitó el contacto de la mayor, alejándose de ella. Andrea, tristemente aceptó alejarse de ella.

—Ya te lo dije, Juliet... Ella fue la que me besó, yo...—Intentó excusarse, pero era inútil.

—Ya callate, Andrea —Pidió la rubia mientras cerraba la bolsa de su maquillaje—... No necesito que me des explicaciones, después de todo tú y yo no somos nada, ya no le dicho antes, pero veo que no te ha quedado claro.

—Bien, entonces supongo que ya no querrás verme... —Desdichada, pero enfadada, la latina dejó salir aquellas palabras de su boca, teniendo miedo a la respuesta que le daría la rubia, aunque sabía muy bien cual sería.

—Supones bien, Andrea. Ya no soporto dormir en la misma habitación que una extraña —Susurró un poco irritada, aunque por dentro se sentía destrozada—. No sabes cuanto extraño salir de la ducha e irme directo a mi habitación, sin ropa, recostarme a ver el jodido techo...—En realidad Juliet deseaba volver a hacer eso, pero no sola, sino con Andrea.

—Entonces desde mañana dormiré con mi madre, no te preocupes...

—Bien, como quieras —Expresó como si en realidad quisiera eso—, entonces, ya me voy —Anunció mientras salía por la puerta—. Buenas noches.

—Buenas noches...—Contestó la latina mientras dejaba ir a la rubia a lo que no sabía que sería un infierno para ella.





—¿Pasa algo? —Preguntó la chica. Preocupada al ver a aquella chica llorar, al ver a la chica que quería.

—No, no pasa nada —Trató de fingir, pero fue inútil. Sintió una gran ira en ese momento—... Bueno, no, en realidad si pasa algo, pasa que fui una estúpida al confiar en ti —Manifestó con la mirada pegada al suelo, su teléfono en la mano, el cual lo arrebató de inmediato—, fui una estúpida al creer que realmente me querías, fui una estúpida al creer que yo era la única...

La latina de quedó atónita al ver aquella foto en la que estaba ella besándose con su mejor amiga, la foto al parecer había sido captada muy bien, ya que Andrea parecía que disfrutaba el beso. Pero... Andrea se preguntaba cuales eran las razones por las que esa foto fue mandada al teléfono de Juliet, y como habían conseguido su número. Andrea nunca le había dicho el nombre de Juliet, mucho menos su teléfono.

—Yo, puedo explicarlo, ella me besó... —Alegó y trató de acercarse, pero la rubia solo evitó mirarla.

—No me expliques nada, Andrea, yo tengo la culpa de todo, no te preocupes —Aseguró la chica fingiendo alivio mientras se levantaba del piso y arrebataba el teléfono de las manos de la latina—. Ahora, si me disculpas, tengo una fiesta a la que asistir... —Con tono seco, declaró la rubia.

—¿A qué fiesta? —Interpeló la latina mientras miraba como la otra chica escogía ropa de su cajón.

—No te interesa...—contestó neutralmente mientras que en el baño acomodaba las prendas que iba a ponerse, las cuales eran un conjunto, el cual consistía de una blusa blanca, unos Jean's y unos botines color camel, además de la ropa interior que era negra y de encaje.

—Irás a la fiesta de Berenice ¿cierto? —Dedució la chica que estaba detrás de aquella puerta. La rubia tan sólo sintió un hormigueo en su estómago al escuchar aquello  cómo era que Andrea estaba enterada de la existencia de Berenice, si jamás ellas se habían visto. Berenice era una de las chicas que trataba de conquistar a Juliet, pero por su fachada de heterosexual, Berenice se dio por vencida... Hasta el día de hoy, después de tanto tiempo volvió a hablar con ella. No se llevaban bien, ni mal, tan sólo no eran amigas, tampoco enemigas, sólo conocidas.

—Si... —Confesó. Se escuchó como la llave del agua fue abierta y como el agua caía al piso.





—¡Ethan! —Exclamó la chica con tristeza a través de la bocina. El estrés. Abrumada. Enfadada. Enojada. Triste.

—¿¡Qué pasa, mujer!? —Gritó el chico, se escuchaba música en el fondo.

—¿En dónde estás? —Interrogó la chica como si de su novio se tratase.

—Mm, yo...—Cierto tono de nerviosismo se escuchaba en su voz.

—¡MUUUY BUENAS NOCHES! ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR ASISTIR A OTRA DE LAS FIESTAS DE LA FAMOSA BERENICE MORGADO! —Dijo una voz que aturdió a Andrea.

—¡Ethan hijo de...!

—Lo siento mucho, Andrea, pero es que... Hoy me sentía mal, ya sabes, recordar a aquel chico, necesitaba olvidarlo...—Se excusó el chico a través del micrófono.

—¿¡No puedes ir a un puto bar!?

—Yamile, mi amor, tengo diecisiete años, necesito tener los veintiuno para poder ir a uno...—De nuevo con sus excusas.

—Está bien... Pero... ¿Has visto a Juliet?

—Oh, ella... Creo que no te va a gustar...

—¡Dime! —Exigió la chica al escuchar aquello salir de la boca del rubio, que tal vez estaba ya muy tomado.

—Ella hace rato se fue con Berenice, y no ha regresado...

Andrea sintió como esto rompió su corazón, sintió como una presión se hacía en su pecho, sintió que el aire le faltaba...

—Mierda, no puede estar pasandome esto...—Dijo antes de salir corriendo de ahí para pedir auxilio a su madre.
















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El primer beso...© ▶Editando◀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora