4. Yo te enseño.

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Ty.

—¡Auch! —Eric se queja cuando arranco un vello de una de sus cejas con mi pinza—. ¿En realidad tienes que hacer esto?

—Confía en mí, te verás mejor, te dará un toque de elegancia tener cejar bonitas.

Él se vuelve a relajar dejando su cabeza sobre la almohada de la cama.

Eric lleva días viniendo a mi casa para escapar de Benjamin y Xavier, realmente no quiere hablar con ellos. Incluso me llamaron a mí, una persona que no tendría por qué saber nada, para ver si estaba con él. Este es un pueblo pequeño, pero sí que es difícil localizar a alguien que te evita.

No culpo a Eric, recibió una noticia muy fuerte y no de la mejor manera, sumándole el hecho de que se enteró ese mismo día que yo era una chica. Tuve un poco de culpa en todo eso, así que me hice cargo, dejándolo esconderse en el departamento que mi padre a menudo utiliza cuando su equipo se reúne. Él dijo que estaba bien si llevaba a Eric allí, pero que tendrían que mantenerlo limpio lo que está bien para mí. Además, es buen lugar para tomar mis fotos.

Nos la hemos pasado hablando sobre la vida, la amistad, nuestras opiniones sobre diferentes temas y todo eso. Jugamos videojuegos, vemos películas, escuchamos música... ha sido muy agradable. Creo que nunca me divertí tanto solo hablando hasta cansarme con una persona.

Esta vez le pedí permiso para arreglar un poco sus cejas, por enésima vez, y logré que me diera permiso, así que él está acostado en la cama y yo estoy a muy pocos centímetros de su cara con una pinza, intentando no sentirme atraído por esos ojos intensos.

—¿Por qué hueles tan bien? —susurra él de repente soltando un suspiro—. Estás respirando sobre mí y hueles a jodidas flores ¿Cómo es posible?

—Se llama gel de baño —respondo—. Y loción, crema humectante y champú, todo de la misma línea.

—Me gusta. Hueles como a chica guapa que te pasa por un lado en el centro comercial.

—Tú hueles a tipo de anuncio de perfume. O como una muestra de perfume en una revista.

—Cuando a Xavier lo echaron de casa, dejó una botella de Hugo Boss, papá dijo que la tomara —él resopla poniendo sus brazos cruzados sobre su pecho—. La verdad no me gusta mucho, pero mis padres son ahorrativos, así que debo gastarla antes de comprar otra.

—Huele bien —me encojo de hombro mientras arranco el último vello—. Ya ¿Qué tal?

Tomo el espejo de mano que se encuentra sobre la cama y se lo tiendo para que se mire. Él lo sostiene, mirando con detenimiento su cara antes de sonreír al espejo y bajarlo para mirarme.

—No luce mal —me dice—. Pensé que las dejarías delgadas, como Cruella DeVil.

—¿Y aun así me confiaste tus cejas?

—Bueno... no es que me importe mucho como luzca, la verdad.

Él se echa hacia atrás y acomoda una almohada detrás de su cabeza. Yo me alejo de la cama para ir por mi celular, luego vuelvo y me siento a su lado, busco la cámara en mi celular y nos apunto para tomar una foto. Él muestra su hermosa sonrisa. Yo frunzo los labios con la intención de presumir mi lápiz labial y levanto dos dedos. Es una secuencia de tres fotos, no se lo dije, así que espero que luzca confundido en las siguientes dos fotos pero en vez de eso él hace diferentes caras para acompañar las mías. Es genial cuando encuentras a alguien que tiene caras de sobra para una secuencia de varias fotos.

—Esto va a mi Instagram —digo en cuanto miro las fotos—. Somos tan guapos.

—¿Verdad que sí? Hacemos un buen equipo —suelta una risa suave—. Vaya, tienes muchos seguidores... y una vez más, no entiendo nada en tu celular.

El desastre de Ty |Payson 3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora