Capitulo: 3.

29 3 0
                                    

 Alex.


Estoy sentado en mi cama pensando. Me siento triste..., frustrado...roto. A cada minuto puedo sentir como aprieto mis dientes, para no soltar todo lo que siento. Hace unas varias horas Lía vino a verme, aún no me lo creo. Hace mucho que no hablaba con ella, y lo que menos me creo es que quiera suicidarse...

¿Porque? ¿Su vida esta tan mal?

¿Fui muy rudo?

Dije que lo que pensaba, pero tal vez por mi culpa termine haciéndolo.

¿Porque se fue corriendo? Pudo haberme insultado...., pero no lo hizo.

¡Estoy preocupado! no sé qué va a hacer, ¿y si la busco? ¿Y si la detengo? ¿Es lo que quiere?

¿Porque vino a mí? en primer lugar, Es mucha responsabilidad, dejo su vida en mis manos...

Tal vez ya está muerta...

¿Que?! ¡No ni lo pienses idiota!

Intento quitar esos pensamientos tortuosos donde solo me la imagino. Sin movimiento..., pálida.

Sin vida.

Me levanto de la cama y me aproximo hacia la ventana

Ya no llueve.

Lía es una hermosa persona..., no debería hacer eso. Debo detenerla, miró el reloj en mi muñeca y marca las 6:30 de la tarde

Que rápido paso el tiempo, ¡debo apurarme! o será demasiado tarde...

No dejare que hagas eso Lía, ¡no te fallare!

Tomo un sobre todo de mi perchero, un gorro para invierno y mi cámara. Me los pongo y la cámara la cuelgo en mi cuello. Reviso la pequeña nevera que está al lado de mi cama y tomo un paquete de Doritos.

¿Los llevo? tal vez tenga hambre, ¿no? Alex si quiere morir, lo menos que querrá serán Doritos.

Decido llevarlos igual, los guardo en el bolsillo del sobre todo y salgo de mi habitación.

Iré a su casa primero, no sé si estará hay pero puedo intentarlo..., apresuro mi paso. A los minutos ya me encuentro en su calle, está muy solo la verdad.

Llegó a su casa y no puedo evitar mirar el hermoso jardín que tienen, lleno de una gran variedad de flores en las que resaltan cayena rojas y rosadas, unos lirios de los valles, girasoles y otras especies de las cuales desconozco el nombre. Les tomo unas fotografías.

Esto debe ser arte de Lía, ama las flores, algo de lo que me di cuenta hace mucho tiempo, y particularmente ama las cayenas rojas.

Parado hay no pude evitar imaginarla parada entre sus flores, con una flor roja en su oreja y con su sonrisa encantadora.

Me gustaría fotografiarla así...

Feliz.

Veo las fotos que le he tomado a las flores y luego llamo a su puerta, al pasar unos instantes sale el señor Marco vestido con unos bermudas marrones y una camisa negra.

–Hola–Masculla saliendo hasta la reja quedando en frente de mí, a un metro de distancia.

–Hola señor Marco, ¿esta Lía en casa?–Pregunto.

–No, no está. ¿Para que la buscas?– Pregunta con el ceño fruncido.

–No importa, ¿desde cuándo no está en casa?–Digo.

Pedazos.Where stories live. Discover now