~Capitulo 4

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Como todos los días, Luna era la encargada de comprobar que la princesa no se hubiera quedado dormida y de que estuviera lista para el primer entrenamiento del día. Era una tarea gozosa para ella, ya que adoraba desde siempre a la futura heredera. Sin embargo, cansina en ocasiones, pues siempre era la misma rutina. Ella llegaba, descorría las cortinas y oía los murmullos y quejas de la princesa mientras preparaba su uniforme y la tina para ella. Como dama de compañía de la Reina y su heredera, Luna debía encargarse también de que Serenity nunca abandonara el cuarto vestida indebidamente, y por lo tanto se sabía todos sus horarios y deberes del día tanto o más que la propia princesa. Sin embargo aquella mañana amaneció distinta, pues cuando Luna entró en el cuarto la luz del día ya ocupaba la estancia y una Serenity completamente despierta salía del baño ya ataviada con el uniforme de lucha.

Serenity: Muy buenos días Luna.

Luna: Buenos días princesa. Veo que amaneció temprano.

Serenity: Sin duda.

Luna: ¿Estáis preocupada por algo?

Serenity: No Luna, tranquila. Hoy no será necesario que me atiendas, como ves, ya estoy lista. ¿Sabes si les falta mucho a las chicas?

Luna: Siempre vengo a verla a usted primero princesa. Sabe que normalmente es la más remolona.

Serenity: Sí...lo sé... aunque Mina me sigue de cerca.

Luna: Por eso siempre que termino con usted, voy a ocuparme de ella.

Serenity: Bien, entonces deduzco que tengo unos minutos antes de que empiece el entrenamiento.

Luna: Media hora para ser exactos princesa.

Serenity: Bien.

Luna: La dejo para que termine.

Serenity: Gracias Luna.

Luna: Princesa...

Luna se retiró con una inclinación de cabeza y muchas gotas en la frente. Sin lugar a dudas algo debía estar preocupando a la princesa para quitarle el sueño tan arraigado que tenía. Pero rápidamente atribuyó todo a los nervios. En el día de hoy la princesa conocería a su futuro esposo, y eso siempre era motivo de dudas y excitación.

Sin embargo, en su cuarto, Serenity no opinaba lo mismo. No estaba nerviosa, ni excitada, estaba furiosa e irritada. No había podido dormir pensando en que esa misma noche conocería a su futuro esposo. Jamás había dudado de las leyes de la Luna, ni de la sabiduría de su madre, pero el hecho de que le impusieran un matrimonio arreglado sólo por tradición y política le resultaba repulsivo. Había acatado la decisión de su madre con madurez y sumisión. Era lo mejor para el reino y como tal la princesa debía obedecer. Sin embargo su espíritu libre había gritado en rebeldía. Se casaría con el príncipe de la Tierra, tal y como el reino necesitaba, pero le dejaría claro a su futuro esposo cuales eran sus sentimientos y los motivos que la llevaban a aceptar dicho acuerdo. Sólo esperaba encontrarse a un hombre normal, y no un niño de papá y mamá criado entre algodones incapaz de tomar una decisión por si mismo.

El Milenio de Plata - Sailor Moon  [Terminado]Where stories live. Discover now