Prólogo

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-¿Cual es tu nombre?- el hombre se acomodó los lentes mirando los papeles haciendo la interrogante con tono amable y una leve sonrisa

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-¿Cual es tu nombre?- el hombre se acomodó los lentes mirando los papeles haciendo la interrogante con tono amable y una leve sonrisa.
-Nicolás Martinez- murmuró con voz monótona sentado en el sillón gris, mirando a la pared que era de igual color.
-Yo soy el psicólogo Jeremy Derlei, ¿Eres un alfa o un omega? - bajó los papeles para ver al joven vestido de blanco, sonriendo aún con suavidad como que si estuviera hablando con un niño.
-Como que si usted no lo supiera- gruñó bajo mientras bajaba la mirada y dejaba que los mechones negros cayeran sobre su rostro.
El adulto en vez de molestarse solo sonrío más ampliamente.
-Despierte- la voz del psicólogo sonó distinta y eso hizo que el de cabellos negros alzara su mirada, clavando sus ojos marrones en el otro.
-¿Disculpe?
-¡Qué despiertes!-
Abrió los ojos de pronto sintiendo una punzada fuerte en sus costillas, respiró con más fuerza haciendo que el olor a pasto golpeara su nariz con fuerza, estaba acostado sobre él. Alzó su mirada notando a tres personas que lo miraban con el ceño fruncido, aspiró profundo sintiendo el aroma a sudor, suciedad, pero no olían a alfa o omega.
¿Cómo podía ser que esos hombres maduros no olieran a alguna categoría? No tenían ese olor marcado, solo olores vagos que no le daban a entender que eran.
-¿Estas despierto?- gruñó el más alto volviendo a patear sus costillas, Nicolas tembló llevándose sus manos hacia allí mientras tocía.
¿Su nariz se había roto?
¿Tenía un problema de olfato?
-Mira chico, esto lo haremos rápido. Danos todo lo de valor que tengas- el que no lo había pateado lo apuntaba con algo que no reconocía, parecía un palo corto ¿Con algo para agarrarlo?
¿Algo de valor?
¿Cómo había llegado ahí? Él estaba en el doctor... le estaban haciendo una radiografía.
-¿Qué no escuchaste niño? ¡Ahora!- el hombre agitó un poco con lo que lo apuntaba.
Apoyó sus manos en el pasto mientras escuchaba la respiración de los otros tres, había demasiados olores en el ambiente. Incluso había olor a sudor a muchos metros de ahí, había olor a gatos y perros también, a basura, a comida... pero no había ningún olor a alfa u omega. Escuchó un click y volvió a levantar su mirada, con rostro asustado por no poder identificar que eran.
-Yo no tengo nada de valor... - murmuró sintiendo el dolor en sus costillas ir desapareciendo.
-Si, como no. Registrenlo- sintió como los otros dos que no sostenían esa cosa extraña que lo señalaba lo agarraban de los brazos.
¿Qué iban a hacerle...?
Trató de soltarse asustado cuando le quitaron la campera.
¿Acaso iban a tomarlo a la fuerza? ¡Eso era ilegal!
-¡Suéltenme!- gritó con fuerza antes de gruñir, logrando soltarse un poco del agarre de uno e inclinándose rápidamente mordiendo con fuerza el brazo de quien lo sostenía, clavando sus dientes en la piel logrando que lo soltaran, escuchó que eso que sostenía el tercero hacía un ruido parecido a una pequeña explosión mientras que la sangre empezaba a deslizarse por el brazo de su atacante.
Apenas pudo correr el rostro y la bala le rozó la oreja haciendo que empezara a sangrar, pero no le importó demasiado mientras empezaba a correr, escuchó de nuevo ese sonido de explosión y trató de correrse pero sintió el ardor de un roce en su costado derecho.
-¡Estúpido niño!-
A pesar de estar lejos aún podía escucharlos, había sido perseguido por un tiempo pero luego dejó de escuchar las pisadas de los tres adultos desapareció dándole a entender que ya los había perdido.
Jadeó con fuerza llevando su mano a su oreja que ya no sangraba, aún sentía el sabor a sangre en su boca.
-¿Qué eran esos hombres? ¿Por qué no tenían olor a nada en particular?- murmuró para si mismo, su playera blanca ahora estaba manchada de sangre y rota pero la herida se había cerrado, miró a su alrededor notando que había llegado a otro parque. Respiró profundo tratando de localizar algún otro omega o alfa, pero no había ningún rastro de olor que indicara la presencia de estos.
Se sentó en una banca y se acostó allí, necesitaba dormir hasta que se hiciera de día.
Ni si quiera la ciudad se le hacía conocida.
¿Cómo había llegado a parar allí? ¿Qué era ese lugar?

Perdidos En El Pasado (Omega) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora