Capítulo 22: más problemas de Evan

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-Eso no es cierto- se quejó incomodo mirando hacia otro lado sintiendo un leve peso en el estomago

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-Eso no es cierto- se quejó incomodo mirando hacia otro lado sintiendo un leve peso en el estomago. Odiaba el celo, sobre todo por el hecho de que siempre debía encerrarse bajo llave los dos días que le duraban. Al menos no venía cada mes pero eso solo era un pequeño alivio.
-¡Si, lo es! Ese es el aroma extraño...- el rubio lo miró bastante seguro de lo que decía mientras se cruzaba de brazos. Evan sintió la necesidad de dejar escapar un resoplido por la frustración.
-¡No venimos a hablar de que si huelo a un alfa o no!- se quejó cambiando de tema tratando de ignorar sus mejillas calientes-Ya saben a lo que vine- lo miró directamente a través de los lentes tratando de imponer su presencia.
A la mierda la técnica de paz.
Nico frunció el ceño dejando las bolsas en la mesa para luego pasar su mano por el cabello del menor quien miraba hacia Evan. No tenía ganas de discutir eso ahora y por su expresión, Blake tampoco.
Ese aroma intenso del omega adulto lo hacía sentirse tenso a pesar de querer guardar la calma.
-No nos puedes pedir que ayudemos a quien nos rapto y trajo aquí, sobre todo sabiendo que no vamos a poder volver- el rubio habló serio antes de sentarse de notable mal humor, el de pecas agarró su propio pantalón nervioso mientras se miraba las manos.
Evan suspiró con desgana y miró hacia los tres tratando de analizar sus expresiones.
Los odiaba.
Odiaba lo mimados que eran, lo débiles y tercos que llegaban a ser.
-Se encontraron con una persona que les esta dando muchas cosas y apoyándolo ¿Y piensan dejar que muera?- trató de sonar como si nada pero sonrió algo burlón.
Debía tocar la parte más débil que tenían.
Nico apretó los labios pensando que a pesar de tener un punto solo estaba tratando de manipularlos a su favor.
-No es que pensemos en dejarlo morir pero...- empezó a hablar luego de varios segundos de silencio pero fue cortado por el mayor.
-Eso es exactamente lo que están haciendo. Podemos salvarlos, a él a todos...- se apuró a insistir inclinándose levemente hacia ellos, tratando de que al fin le dieran el si que esperaba.
Odiaba andar de lame botas pero no tenía otra opción con esos adolescentes inmaduros.
-¿Y que hay de nosotros?- esta vez fue el rubio quien habló, Nico miró hacia este sintiéndose algo fastidiado con el de lentes. Pero sabía que si estaba enojado era porque sabía que Evan tenía razón.
Ellos se estaban aferrando a un deseo egoísta de rebelarse contra los planes de quienes los habían enviado ahí.
Le molestaba porque lo obligaba a pensar en las millones de muertes que podrían pesar sobre su consciencia si no lograran volver al futuro antes del incidente.
-Los héroes no piensan en ellos...- el mayor habló suavemente ganándose las miradas de los tres, Evan trató de mantener la mirada dulce a pesar de que en su mente pensaba en lo tranquilo que se sentiría si pudiera tenerlos tres metros bajo tierra.
Tal vez esos pensamientos asesinos venían por lo cerca que estaba del celo y obviamente la presencia de otros omegas lo molestaba.
-¡Pues no somos héroes!- Nico exclamó frustrado removiéndose un poco, dando un pequeño golpe en la mesa con sus dedos. -Somos adolescentes perdidos en un año que ni siquiera es el suyo, atrapados lejos de nuestro vida. Fuimos traídos aquí en contra de nuestra voluntad ¿Y pides que nos unamos a ti en una misión que ellos quieren que cumplamos?- trató de hablar con todo el hastío que podía.
Lo habían enviado aquí sin preguntar, podía darse la libertad de aferrarse a un deseo egoísta.
-Tienen que pensar más allá de eso, eso es muy egoísta...- remarcó el mayor y eso solo hizo que su estomago se revolviera.
¿Qué hacía a Evan aferrarse tanto a las órdenes? ¿No recordaba la familia que dejó atrás? ¿O él si había sido voluntario? Si lo había sido...
No tenía ningún derecho a opinar.
-Yo quiero... ayudar- la voz del pelirrojo los hizo volver su vista al menor de la habitación que se sonrojo ante la atención, miró hacia los mayores nervioso -No quiero que Elías muera, tal vez... incluso en el camino encontremos una forma de como volver...-
Nico se mordió el labio mientras fruncía un poco el ceño, iba a decir algo pero Evan le ganó.
-El niño esta siendo más razonable que ustedes...- dijo en un tono suave de reproche que solo logró fastidiarlo.
-Bueno, perdón por el sentido común- Blake dijo burlón antes de clavar sus uñas en la mesa aunque sonreía divertido.
-No podemos confiar en quienes no trajeron aquí, tal vez digas que es una misión simple pero ¿Y si morimos?- trató de explicar lo más suave posible aunque aún así su voz salió molesta, no quería insultar a Angelo en lo absoluto pero el pelirrojo apenas era un niño. Había cosas que no entendía y sabía que tal vez el pensamiento del menor era el más acertado, pero no quería aceptarlo.
-Los microorganismos no nos hacen daño- Evan habló ya un poco cansado de tener que repetir eso una y otra vez.
Quería largarse de ahí pero al parecer debía seguir insistiendo.
¿Qué no notaban que él también estaba en la misma condiciones que ellos? Incluso podía decir que vino al pasado en peores condiciones y aún así era capaz de obedecer.
Pero ellos no sabían lo que él sabía.
Ellos no había visto con sus propios ojos como cada uno de sus amigos en su tiempo desaparecía tras ese portal brillante.
Ellos habían llegado al pasado en mejores condiciones que él y tenían la seguridad de que quienes conocían estaban bien.
¿Pero él?
-¡Pero tienen armas, joder!- apretó los puños gruñendo un poco, los hastiaba que Evan hablara en tono tan tranquilo, como que si ellos hicieran escándalo por nada.
-Es un riesgo pequeño para un bien más grande- el omega se acomodó sus lentes y Nico levantó su mirada chocáncola con la de este, mostrando cuando enojado estaba.
-Yo no entiendo como los sigues tan fervientemente...- reclamó el de ojos marrones frunciendo el ceño -nos quitaron todo.
Nuestra familia, nuestra escuela, nuestros amigos. Nuestro futuro.
Nos enviaron a una sociedad que no es nuestra y a un año donde ni siquiera existe nuestra especie aún ¿Esperas que confiemos? ¡Yo no quería estar aquí! ¡Yo no quiero ser un héroe!
Yo solo quiero... volver a casa- sintió sus hombros caer y luchó contra la sensación de las lágrimas en sus ojos.
No podía permitirse llorar.
Él se autonombraba el más cuerdo de la habitación, no podía simplemente derrumbarse.
¿Era muy egocéntrico creerse un pilar? Tal vez lo era, pero lo ayudaba a palear con la situación.
Evan miró al menor que parecía abatido sin saber como reaccionar así que solo asintió, se paró de su asiento y caminó hacia la salida. Los miró sobre el hombro dando un suspiro.
-Solo piénsenlo... tal vez si hacemos lo que quieren... ellos nos devolverán lo que era nuestro- trató de sonar un poco dulce en lo último que dijo, le costaba expresar emociones en sus palabras pero estaba haciendo el esfuerzo. Trataba de repetirse en la mente que ellos no habían pasado lo que él y no lo entendían.
No entendían porque tanta desesperación para cumplir con el objetivo y ya.
-Un tal vez no sirve, Evan...- murmuró con amargura, sabía que sus dos amigos lo estaban mirando y agradeció que ninguno dijera nada.
-Es mejor que un imposible ¿No?- dijo Evan en tono aún dulce antes de abrir la puerta y salir, cerrándola con cuidado detrás de él.
Dejó escapar una mueca y se quedó quieto delante del ascensor, respiró profundo tratando de calmar las voces de su consciencia y alejar los instintos del celo para poder analizar como le había ido. Cuando lo logró dejó que una sonrisa cruzara su rostro.
Ya tenía lo que ellos querían, ahora solo debía mover los hilos y lo apoyarían en poco tiempo.
Aunque fuera necesario mentir.
Frunció el ceño al recordar el problema que aún tenía en el auto y caminó de mala gana al ascensor, molesto por su aroma que se estaba intensificando. Se había retirado rápido porque sabía que en poco tiempo los omegas experimentarían un rechazo hacia él de manera instintiva por lo cercano del celo y de las edades.
Más rechazo del que él estaba sintiendo hacia ellos.
Al llegar afuera del edificio caminó directamente a su auto pensando en lo haría ahora. En poco tiempo su celo se desataría y necesitaba estar lejos de Isaac, sabía que incluso en celo podía controlarse pero no estaba para nada convencido que el niño lleno de hormonas si pudiera.
Abrió la puerta luego de quitar la alarma y se sentó en el asiento, el alfa solo se sorprendió un poco y le dio una sonrisa nerviosa mientras se acomodaba en el asiento.
Evan frunció el ceño volteando su rostro para mirar enojado hacia el menor.
-¿Qué hiciste?- el olor que había en el auto delataba al alfa terriblemente, pero no podía evitar sonrojarse un poco y sentir que en su estomago volvía a sentir una especie de calor. Gruñó fastidiado antes de poner la llave en la ranura.
-Es que estaba lleno de tu olor... y... ¡Soy un adolescente! No puedes pedirme que esto huela a omega en celo y que me quedara completamente quieto!- se quejó mirando hacia otro lado con algo que parecía vergüenza, el omega resopló mientras hacía arrancar el auto.
-Ojala no hayas manchado el asiento... porque te ahorcaré si lo hiciste- amenazó frunciendo más el ceño, Isaac sonrió algo divertido.
-No lo hice, había papel así que me limpie con él... ¿A donde iremos ahora?- preguntó cambiando de tema.
-A mi casa...- respondió de manera seca mientras miraba por los espejos al camino.
-¿Y eso?- notó la ligera burla en el tono y estrechó los ojos.
-No puedo dejarte rondando por la ciudad ¡Puedes arruinarlo todo! Así que mejor te llevaré a mi casa y te dejaré en una habitación solo- remarcó la último palabra mientras empezaba a conducir.
Sabía que llevar al alfa a su casa sería una terrible idea pero no tenía muchas opciones. Dejarlo con los tres omegas tampoco parecía una buena opción sobre todo sabiendo que Elías no se encontraba con ellos por el momento.
Mantuvo las ventanas abiertas para poder disimular cualquier aroma sintiéndose menos nervioso al notar que el adolescente no trataba nada, pero luego de algunos minutos no pudo evitar tensarse mientras apretaba el acelerador, sintiendo una sensación conocida y como su propio aroma cambiaba sutilmente.
Estaba lubricando.
-¿Qué crees que haces?- gritó virando el auto peligrosamente luego de que el alfa apretara su costado con una mano, escuchó las bocinas y estuvo a punto de chocar con otro si no fuera porque pudo doblar a tiempo -¡No hagas cosas estúpidas mientras manejo!- alzó la voz asustado por el casi choque.
-Estás lubricando...- la voz de Isaac sonó un poco más grave y el omega no pudo evitar un escalofrío, pasó un semáforo en rojo lo más rápido que podía. Debía llegar a su casa lo más pronto posible, encerrarse en una habitación y dejar al estúpido costal de hormonas en la cocina para que comiera lo que quisiera.
Sintió de nuevo que el chico se arrimaba hacia su asiento y gruñó como advertencia pero el alfa se pasó al asiento del copiloto para su sorpresa.
-¡Vuelve atrás, maldito perro!- su voz salió más afectada de lo que quería así que se concentró en mirar la carretera para no pasarse del lugar a donde debía doblar ¡Todo sería más fácil si no viviera al otro lado de la ciudad! ¿Por qué no compró una casa más cerca de estos lugares?
Dio un pequeño quejido al sentir que apoyaba su mano en su muslo pero no podía patearlo, la posición era incomoda.
-¡Que dejes de tocarme!- movió su pierna apenas un poco tratando de deshacerse de él.
-Pero es que realmente... hueles bien- sintió un escalofrío al sentir el aliento del menor sobre su cuello donde estaba olfateando mientras apretaba su muslo de nuevo, con todo el autocontrol que tenía miró hacia el alfa y le mordió la mejilla con fuerza.
-¡Ey!- Isaac se llevó la mano a la cara incrédulo pero alejándose mientras pequeñas gotitas de sangre salían de la herida que no era muy profunda. Evan sonrió de lado aún sintiendo esa sensación estúpida en su cuerpo.
El aroma a alfa sin unir lo único que hacía era acelerar el proceso del celo y odiaba eso, apretó más el acelerador ya sin mirar al otro más seguro de haberle dado una lección de no tocarlo.
-Estaciona- su primer instinto fue obedecer mientras sentía una pequeña compresión en el estomago, gruñó bastante enojado cuando detuvo el auto.
-¡Como te atreves a hablarme con esa voz de nuevo!- hizo su mano un puño y trató de golpear al más joven pero este se corrió hábilmente para luego agarrar su brazo y empujarlo contra la puerta del auto. Jadeó bajito incrédulo cuando los lentes se cayeron ante la acción.
-Quedate quieto- sintió su cuerpo temblar de rabia pero sabía que una parte de él, la más arraigada a los instintos, se sentía satisfecha de como habían terminado las cosas. Apenas podía distinguir su alrededor y enfocarlo, era como que si todo estuviera borroso.
Gruñó irguiendo sus orejas al sentir las manos del otro sobre sus hombros apretándolo más contra la puerta, trató de golpearlo nuevamente pero Isaac solo agarró su brazo con fuerza.
No estaba utilizando toda la potencia que tenía y él lo sabía, eso le frustraba. Nunca había pensado que volvería a encontrarse con un alfa en su vida cuando lo enviaron al pasado ¡no estaba mentalizado para una situación así!
No pudo evitar suspirar bajo al sentir que el otro olía su cuello, se removió tratando de alejarse con la poca cordura que le quedaba mientras sentía que cierta parte de él seguía lubricando con un poco más de intensidad como respuesta ante la presencia del chico.
-Hueles... demasiado bien...- lo escuchó susurrar sobre su oreja antes de que unas manos empezaran a acariciar su costado por debajo de la camisa, Evan dejó escapar un pequeño gemido ante la atención y al sentir que el alfa lamía su cuello.
Se sentía... demasiado bien.
Pero...
-¡Te dije que te separaras de mi!- gritó de nuevo levantando su rodilla y golpeándolo con fuerza en sus partes nobles lo que hizo al menor irse hacia atrás cubriendo sus manos esa zona dando un pequeño gritito. Evan tanteó un poco con su mano hasta que encontró sus lentes, poniéndoselos lo más rápido que podía, jadeó un poco al verlo y bajó las orejas como arrepentimiento pero luego se regañó a si mismo.
-¡Me vas a dejar estéril!- se quejó Isaac con el ceño fruncido y con evidente dolor en su voz.
-¡Entonces no me manosees!- casi chilló antes de abrir la puerta y salir del auto, caminó hacia el capo sentándose en el al llegar y poniendo las mano sobre este mientras respiraba profundo tratando de calmarse.
Su corazón latía con fuerza y tenía un pequeño problema entre las piernas, seguramente el alfa estaba igual.
¿Ahora que rayos hacía?
No podía seguir compartiendo el auto con el chico.
Levantó la mirada tratando de ubicar donde estaban y sonrió de lado al notarlo. Estaban en frente de su casa la cual era mediana, sus paredes eran de un color azul y la puerta era de madera, desde la calle solo podía verse una ventana y tejas en el techo, además de un pequeño jardín que solo contenía pasto.
Sonrió y caminó hacia allí escuchando al menor el cual bajaba del auto seguramente para seguirlo.
-Ya llegamos- casi sintió sus dedos temblorosos mientras abría la reja así que se apuró a pasar el jardín para abrir la puerta de la casa.
-¿Qué... harás?- preguntó de forma pausada el de ojos azules que se estaba tapando la nariz con su mano, seguramente en un intento de controlarse y no saltarle encima de nuevo.
-Tu puedes curiosear... yo me quedaré en mi habitación- murmuró tratando de ignorar el aroma del alfa empezando a caminar rápidamente hacia el segundo piso, pero fue detenido antes de llegar a las escaleras por unas manos que lo tomaron de la cadera y obligaron a su trasero a chocar contra la erección del menor.
Soltó un pequeño gemido al sentirlo restregarse pero no podía perder el hilo así, bastante sonrojado y con la poca consciencia que aún tenía se dio la vuelta dándole una sonora cachetada.
-¡Deja de hacer eso!- le gritó antes de salir corriendo a su habitación, al llegar cerró con llave apoyándose contra la puerta jadeando y sonrojado.
Por eso odiaba a los alfas jóvenes, no podían controlarse tan bien y además... tenían ese olor fuerte pero no desagradable a pesar de no ser adultos.
¿Todos los alfas jóvenes eran así?
Se acomodó los lentes sintiendo sus piernas temblar y a ese estúpido liquido deslizarse por sus piernas.
Por lo menos por hoy iba a tener que quedarse encerrado ahí.
Isaac por mientras se había sentado en el sillón respirando con fuerza tratando de volver en si, todo había sido completamente instintivo. Realmente luego de que lo golpeó creyó que su calentura ya había pasado pero al parecer su cuerpo reaccionaba solo.
Nunca había estado en presencia de un omega en celo...
Se sobó su mejilla sonriendo un poco, había notado que Evan no tenía la complexión de un omega. Era bastante fuerte y tenía varios músculos marcados, tenía también unos buenos abdominales y seguramente sería bastante elástico.
Cerró los ojos ante la imagen mental y agitó su cabeza tratando de ignorarla.
El olor casi no llegaba a donde estaba ¿Podría encontrar un baño? Necesitaba uno con urgencia.
Se levantó de su asiento y miró curioso la casa, aún no entendía porque había tantos betas y porque todo parecía tan prehistórico. Tal vez estaban en una ciudad perdida o algo así.
Sonrió al encontrar un baño con ducha y entró quitándose toda la ropa, dio un respingo cuando el agua fría chocó con su piel pero se obligó a permanecer ahí.
Debía sacarse ese aroma de encima y su pequeño problema también.
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Perdidos En El Pasado (Omega) Where stories live. Discover now