Capítulo 31: Peleando antes de la misión.

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La visita de la madre de Elías los había dejado algo tensos, la mujer no había quedado del todo convencida con los tres inquilinos aunque su hijo prácticamente le dijo que pronto se irían a su ciudad y ya no estarían ahí.
Nicolás se sentía algo alterado porque Evan no aparecía y al siguiente día deberían cumplir la misión para ir a su tiempo.
La verdad es que iba a extrañar a Elías, a los demás podía seguir viéndolos pero al beta nunca más lo haría. A pesar de todo el moreno había sido bueno con ellos y bastante paciente, les había dado un lugar para dormir y no salió corriendo cuando Evan apareció en sus vidas.
El tema del papel que el omega mayor le había dado al chico lo preocupaba, el más alto cuando salió de su habitación estaba completamente bien y sonreía a pesar de que había entrado casi destrozado. 
Ahora mismo teniendo el celular del chico en la mano mientras estaba sentado en el sillón de la sala le parecía curioso que apareciera una fecha distinta a la real: 3 de diciembre de 2016.
—No deberías husmear en el anticuado celular del chico, gatito — frunció la nariz al escuchar el tono burlón de Blake y levantó la mirada gruñendo levemente, mostrando los dientes.
—Solo veía la fecha.— se defendió dejando el aparato en la mesa cercana apretando los labios, sintiendo sus orejas de gato moverse bastante tensas. —Está mal puesta...— murmuró relajando un poco su espalda y apoyando sus manos en sus piernas al notar como el rubio se arrodillaba en el suelo en frente de él.
—Nicolás.— algo en el tono del rubio lo hizo mirarlo a los ojos sintiéndose incomodo ante el escudriño del mayor pero no apartó su mirada solo frunció más el ceño sintiendo su cola moverse un poco por los nervios y la molestia.
—¿Qué es lo que quieres?— trató de no sonar preocupado porque el rostro del mayor estaba completamente serio, aunque también se sentía algo contrariado por no ver a sonrisa característica del rubio.
Iba a volver a preguntar cuando las manos de Blake se pusieron en sus mejillas y lo hicieron agacharse más chocando sus labios con los de él,  sintió un escalofrío recorrer su espalda y su primer impulso fue alejarse pero el mayor lo sostenía con fuerza de la nuca. Abrió la boca para gritarle pero solo sintió como la lengua del contrario invadía su boca, quedó en shock unos segundos sin saber que hacer antes de morderle la lengua con algo de fuerza haciendo que al fin se apartara.
Nicolás sentía sus mejillas ardiendo de vergüenza y enojo.
—¡¿Pero que rayos te pasa?!— casi gritó sin importarle que el otro estuviera haciendo muecas porque la lengua le había dolido y se sobaba los labios como que si eso fuera a ayudar. Pero luego de pocos segundos Blake estaba más fresco que una lechuga y su rostro no presentaba ningún sonrojo.
—Deja de pegarte a Elías...— las orejas de lince se alzaron y el rubio gruñó suavemente aún arrodillado en el suelo.
—¡Me besaste!— dijo sintiéndose escandalizado pero también confundido porque no veía que tenía una cosa que ver con la otra.
—¡No te metas conmigo entonces!— Nicolás rodó los ojos al escuchar el tono tan infantil del mayor.
—¡Pero si vamos a volver a nuestro tiempo donde él ya no existe!— le recordó con reproche mientras se paraba para alejarse del loco y extraño rubio, le dio la espalda para empezar a caminar hacia el pasillo cuando la voz del omega lo detuvo.
—¡Yo no creo que sea verdad que logremos volver al futuro!—
Nico volvió a mirarlo sintiendo que el corazón le latía en la garganta sobre todo al ver como el rubio estaba serio, mirándolo con determinación. Negó con la cabeza tratando de volver a aferrarse a su “tal vez” mientras volvía su vista al frente y empezaba a caminar.
Sabía que era un posibilidad.
Que podía que ese “tal vez” se transformara en “no” en vez de en “si”. Pero no quería pensar en eso.
¿Por qué Blake se las daba de maduro en el momento donde más necesitaba que se quedara como siempre?
—Nicolás.— apenas sintió la voz del beta y el agarre en su muñeca ¿Estaría a punto de sufrir otro ataque de pánico? Agitó su cabeza sintiendo aún el fuerte nudo en la garganta.
Se sentía tan dramático.
—Estoy bien.— murmuró tratando de soltarse pero Elías solo lo sostuvo más fuerte.
—Blake solo dice lo que piensa. Puede tener razón como puede no tenerla. Pero recuerda que hacen esto porque si no lo hacen... se quedarán toda su vida aquí preguntándose que hubiera pasado si lo hubieran hecho.— susurró con dulzura el mayor mientras acariciaba con cuidado la muñeca del omega. —Puede que si vuelvan a su hogar como puede que no, pero si no es mañana... lo seguirán intentando. Hasta que lo logren.— trató de reconfortarlo.
Nico lo miró unos segundos antes de suspirar con fuerza y abrazarlo escondiendo su rostro en su pecho. En esos momentos se sentía como un pequeño cachorro, totalmente a la deriva.
Tal vez los demás no lo entendían pero él si. Está sería su última oportunidad.
Si ese “Tal vez” se volvía un “no”, no importaba cuanto volvieran a intentarlo nunca más volverían a su tiempo.
Suspiró nuevamente al sentir las caricias en su cabello tratando de relajarse, preguntándose de pronto donde estaría el niño ¿Seguiría dormido? ¿Habría escuchado lo que Blake prácticamente gritó?
—¿Y Angelo?— murmuró apartándose luego de pocos minutos que parecieron mucho más, alzando su mirada para cruzarla con la del beta. Elías le sonrió y revolvió su cabello.
—Está aún en su habitación.— sonrió antes de separarse totalmente y caminar de nuevo a la sala dejando al chico diecisiete años solo en el pasillo.

—No te lo tomes como algo tan sentimental, mañana tenemos que ir hacia el lugar y por ello tuve que sacarte de tu celo. No hubo otra intención.— Evan trató de sonar claro y algo frío, había estado evitando al chico durante varias horas pero al final Isaac lo había casi encerrado en el despacho.
—A veces eres un imbécil ¿Sabías?— el alfa mantenía sus brazos cruzados sobre el pecho y estaba apoyado en la pared mientras fruncía el ceño. El omega suspiró con fuerza levantándose de su asiento.
—No necesitamos un drama juvenil ahora, Derlei. Has de cuenta que eso nunca pasó...— susurró de manera determinante aún sintiendo la culpabilidad carcomiéndole el pecho. Caminó hacia la puerta para salir del lugar para dar por terminada la conversación pero un agarre en la muñeca lo hizo suspirar. —Basta, Isaac.—
—No he dicho nada.— reclamó el menor aún con el ceño fruncido antes de acercar la muñeca del omega a su nariz y olerla, el de traje se removió incomodo tratando de apartar su mano aunque sin mucha fuerza.
—No pongas sentimientos donde no los hay, por favor...— pidió con un tono algo suplicante antes de mirar hacia otro lado, sintiendo que sus lentes se movían un poco por el movimiento. Se sentía ridículo. Si no hubiera sido tan terco tal vez todo eso se habría evitado.
—No lo hago. Tu no eres mi destinado pero eres un omega, así que supongo que gracias por abrirme las piernas.— dijo en un tono burlón y herido, antes de soltarlo. Evan gruñó con fuerza sintiendo sus orejas asomarse, respiró profundo tratando de ignorar lo dicho y trató de seguir caminando —Supongo que tus orejas son del animal correcto, zorra—
Sabía que no debía enojarse, él había usado al chico de la peor manera y ahora mismo Isaac se encontraba enojado y por ello le decía esas cosas. Pero no podía evitar que ese maldito orgullo le hiciera mella.
El orgullo tal vez era uno de sus peores defectos.
Se dio vuelta rápidamente mientras gruñía mostrando los dientes acercándose con una velocidad sorprendente dejando un arañazo limpio en la mejilla del alfa quien a pesar de no haber podido evitar ser herido logró agarrar su muñeca.
Evan no lo pensó mucho cuando tiró el primer puñetazo e Isaac tiró por la borda su política de no golpear a un omega. 
Ambos eran ágiles y fuertes, el olor a sangre no tardó en aparecer en la habitación más fuertemente mientras el aroma de ambos se intensificaba también, tratando de colocarse sobre el otro.
Ambos terminaron en lugares opuestos de la habitación, Isaac sentía un fuerte dolor en el costado donde el mayor había logrado patearle así que por ello no se paraba nuevamente, su mejilla y su nariz sangraban, además del corte que tenía en la ceja. Tenía algunos moretones en los brazos y otros golpes repartidos.
Evan no estaba mucho mejor que él aunque tenía más moretones y la nariz le sangraba, sus lentes se habían roto y se los había puesto igual para no quedarse tan ciego. No sentía ganas ni fuerzas para levantarse.
Ambos se miraron respirando dolorosamente.
—Peleas bien para ser solo un omega.— murmuró el más joven luego de varios minutos de silencio, limpiándose la sangre con la manga de su camisa.
—Y tu para ser tan joven...— habló en tono neutral antes de levantarse con algo de dificultad, se acercó a sus cajones y los abrió hasta encontrar pañuelos descartables, se limpió con cuidado la sangre y después se acercó dudoso al alfa, al notar que Isaac solo lo miraba se arrodilló a su lado limpiando su rostro sintiéndose culpable al verlo sangrando. Él también estaba mal pero había recibido más golpes que dejaban moretones y no tantas cortadas.
—Lamento... lo que dije. Solo... sentí... supongo que mi orgullo herido.— el más joven dejó escapar una risa antes de sonreír ampliamente como que si la pelea de hacía unos minutos no hubiera pasado. Evan suspiró y dejo que Isaac dejara un besos en sus labios.
—No confíes en mi así... yo... solo voy a decepcionarte...— susurró sintiendo que le debía esa sinceridad, dejó un beso suave en su frente antes de levantarse con cuidado por los golpes. —Si en media hora no puedes levantarte, traeré un médico...— avisó antes de empezar a caminar con cuidado hacia la puerta sintiendo la intensa mirada del alfa sobre si.
Seguramente no había entendido a que se refería.
Una vez afuera cerró la puerta y se sentó apoyando su espalda en la pared sintiendo ganas de darse un fuerte golpe en la cabeza.
¿Cómo había sido tan tonto de largarse a pelear un día antes de la misión? Sabía que se curaría rápidamente ¡Pero estuvo a muy poco de perder toda la confianza del alfa!
¿Por qué era tan difícil ser tan frío con Isaac? ¿Por qué no era tan fácil manipular y usar personas? ¿Cómo tanta gente lo hacía sin sentir ese fuerte dolor en el pecho de culpa o tener esa sensación de traición?
Suspiró con fuerza y flexionó sus rodillas llevándolas contra su pecho y ocultando su rostro en ellas. Agarró una de sus manos con la otra empezando a rezar.
No estaba muy seguro de si había o no un Dios, pero hacer eso lo calmaba.
Tal vez creer en algo independientemente si existía o no, lo ayudaba a sobrellevar las cosas.
Alzó su mirada luego de terminar apoyando su cabeza en la pared.
—Disfruta tu penúltimo día, Evan— murmuró para si mismo.
Desde adentro del despacho el alfa lo escuchaba sin entender, había caminado hacia la puerta pero había terminado por sentarse en una silla.
Le parecía curioso que Evan fuera creyente pero lo que más había llamado su atención era la última frase del omega.
¿Qué quería decir con ella?
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¡Gracias por leer!
¡Feliz año nuevo!

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