capitulo 30

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muchas gracias por seguir esta historia

Al día siguiente Victoria fue dada de alta y volvió a su departamento.
Aunque le tocó discutir con Heriberto, ya que él quería que ella se fuera a
vivir de inmediato a su departamento con Max y con él. Victoria le dijo que
no viviría con él hasta que estuvieran casados. Después de mucho batallar
él se rindió ante ella.
Esa misma noche Heriberto le entregó un hermoso diamante blanco de
forma cuadrada como anillo de compromiso. Fijaron la fecha de la boda
para que esta fuera dentro de dos meses más. Victoria lloraba de emoción al
igual que su amiga Antonieta al ver el hermoso anillo que lucía en su dedo.
Los días pasaron y Victoria ya estaba comenzando con su terapia para
recuperar la movilidad total de su hombro. La recuperación había sido
rápida para la alegría de Heriberto, que no aguantaba tenerla lejos ni un día
más.
Sara, Antonieta y Victoria, comenzaron con la búsqueda del vestido ideal
para la novia. Luego de varios intentos fallidos Victoria lo encontró.
Era un clásico modelo de encaje blanco, que se ajustaba
perfectamente a su cuerpo, con unas pequeñas mangas y un escote en la
espalda.
Todos esos días las tres mujeres se preocupaban de los detalles de la
boda. Si bien sería algo íntimo, no querían que nada quedara al azar.
Nueve personas en total serían los invitados a la boda de Heriberto y
Victoria, solo la gente de la familia los acompañarían ese día tan importante.
La ceremonia se realizaría en el restaurante de un amigo de Heriberto.
Él les cerraría un salón para la ceremonia y el almuerzo familiar que
vendría después.
Si Victoria estaba nerviosa, Heriberto estaba peor. Conocería a los padres
de Victoria solo dos días antes de la boda y eso lo tenía inquieto. Pensaba que
tal vez no sería del agrado de los padres de su amada. Aunque cuando
habló por teléfono con el señor Gutierréz, para hacerle la petición de mano de
su hija, el hombre fue muy agradable. Él no dejaba de cuestionarse que tal
vez los progenitores de su mujer pondrían algún pero al conocerlo.
Victoria siempre lo calmaba diciéndole que lo amaba, y así el mismo
Papa se opusiera ella se casaría igual con él, pero que se tranquilizara, que
sus padres lo amarían al igual que ella.
El día tan esperado por fin llegó. Victoria se estaba preparando en su
departamento con la ayuda de su madre y Antonieta.
Cuando se puso su hermoso vestido, su madre comenzó a llorar,
Antonieta se contagió con el llanto y también soltó sus lágrimas.
—¡Mamá! No llores, que me vas a hacer llorar por favor.
—Pero cómo quieres que no llore mi niña si pareces un angelito. Te
vez tan linda mi vida — dijo la madre de Victoria y volvió a llorar con más
ganas.—Es verdad amiga pareces una visión —dijo Antonieta.
—Ya, pero no lloren más, ¿quieren? No quiero llorar este día, no hasta
que esté en el altar por lo menos.
—Ay hija, Heriberto se va a quedar paralizado cuando te vea.
—Ya dejen de lloriquear y retóquense el maquillaje que tenemos que
irnos.Victoria llegó al salón de su departamento, su padre la esperaba ahí.
Cuando él la vio comenzó a llorar como un niño.
—¡Papá! ¿Tú también vas a llorar?
—Hija te vez tan hermosa.
—Sí, pero no llores, que yo no quiero llorar aún —dijo ella con un
nudo en la garganta.
—Hija no puedes evitar que llore, eres mi única hija, mi niña ¿Sabes
lo importante que es para un hombre como yo entregar a su única hija en el
altar?
—Sí papi, sé lo importante que es para ti —dijo Victoria abrazando a su
padre, y aunque no quería, comenzó a llorar.
Antonieta le alcanzó unos pañuelos desechables para que se secara las
lágrimas.
—Hija, te voy a decir algo. Anoche Heriberto y yo tuvimos una
conversación.
—No lo amenazaste, ¿verdad papá?—dijo Victoria sonriéndole a su
padre.—No hija, con él no hay necesidad de eso—él le devolvió la sonrisa a
su hija—. Él estaba nervioso porque no sabía si sería de nuestro agrado.
Imagínate, un importante empresario se preocupa de no ser del agrado del
padre de su novia que es un simple granjero. Pero no es el que tenga dinero
y te pueda dar la estabilidad económica que, todo padre desea para sus
hijos, lo que me agrada de Heriberto y lo que me hizo saber que es él hombre
para ti apenas conociéndolo.
—¿Ah no? ¿Y qué es papi?
—Como habla de ti. Cuando lo hace su cara se ilumina, sus ojos
brillan. Está realmente enamorado. Me contó de su vida. Todo lo que ha
pasado y todo lo que han vivido en este tiempo. Y
puedo decirte hija que has encontrado a tu alma gemela. Por eso ahora
voy a entregarte a un hombre que, es el que yo siempre pedí a Dios que
pusiera en tu camino.
Victoria volvió a mirar a su padre y las lágrimas volvieron a correr
mejilla abajo, él con sus pulgares trataba de quitarlas, pero ya no podía
porque eran muchas.
—Papá me acabas de arruinar el maquillaje, ¿pero sabes? No importa.
Te quiero papi — padre e hija se fundieron en un gran abrazo.
Antonieta corría por el salón con un maletín. Sentó a Victoria en una silla
y le comenzó a retocar el maquillaje. Luego de terminar le arregló el pelo
que lucía suelto en grandes ondas que caían suaves sobre sus hombros y
que había recogido al lado izquierdo con un peine de pequeños brillantes.
Bajaron hasta la entrada del edificio donde los esperaba el auto que
los llevaría hasta el restaurante donde los esperaban los invitados.
Heriberto esperaba nervioso junto a Max y a su hermana a que Victoria
llegara al restaurante. Todo estaba listo, el juez ya estaba preparado para
comenzar en cualquier momento con la ceremonia.
Todos los invitados ya habían llegado solo faltaban Victoria y sus padres.
Con cinco minutos de retraso Victoria hizo su entrada en el salón de la
ceremonia. Heriberto la esperaba junto a Max, los dos vestidos con
smokings idénticos. Ella sonrió al ver a sus hombres esperándola en el
altar.
Victoria comenzó a caminar hacia Heriberto y él sintió que su corazón se
saltaba un latido. Se veía tan bella, como un ángel que camina entre los
mortales. Solo quería que todo terminara pronto y poder tenerla solo para
él.
Victoria y su padre llegaron hasta Heriberto y Max. El pequeño no podía
más de felicidad, no dejaba de sonreír.
El padre de Victoria tomó su mano y se la entregó a Heriberto diciéndole:
—Heriberto, te entrego a mi tesoro más preciado, cuídalo con tu vida.
—Así lo haré señor Gutierréz, no tiene de que preocuparse.
Victoria besó a su padre en la mejilla y él se alejó hasta tomar su lugar a
lado de su esposa.
Victoria tomó de la mano a Heriberto y le hizo una seña a Antonieta para
que le sostuviera el ramo de bodas, así con su otra mano, tomó la pequeña
mano de Max. Ese día Victoria no solo ganaba a un esposo, sino que también
a un hijo.
La ceremonia se realizó con calma y entre los llantos de Antonieta y la
madre de Victoria. Los novios dijeron sus votos matrimoniales. Heriberto los
dijo emocionado y Victoria no pudo contener las lágrimas que venía
aguantando desde que salió de su departamento.
Cuando el juez los declaró marido y mujer los dos se quedaron
mirando fijamente. Él no podía creer que ese día había llegado y que Victoria
ya era su mujer. Ella estaba más feliz que nunca, ahora su vida estaba
completa.
Después de recibir las felicitaciones de todos sus invitados, comenzó
el almuerzo de celebración, todos estaban sonrientes, felices por la pareja.
Victoria estaba sonrojada, ya que Heriberto no paraba de susurrarle al oído,
todo lo que pensaba hacerle apenas estuvieran solos. Él solo quería salir de
ahí con su esposa y comenzar su noche de bodas.
Después de las fotografías de rigor, de que Victoria lanzara el ramo que
fue atrapado por Sara y de la despedida de sus amigos, Heriberto y Victoria
salieron del lugar de celebración de su boda para dirigirse al lugar donde la
celebración sería solo para ellos dos.
Subieron al auto de Heriberto felices y ansiosos por llegar pronto al
lugar donde darían rienda suelta al deseo que los estaba consumiendo.
Heriberto conducía mientras Victoria preguntaba a cada minuto a dónde se
dirigían. Él le decía que se dejara sorprender, que ya llegarían, pero Victoria
estaba ansiosa por ver dónde la llevaba su flamante marido.
Victoria divisó el camino que dirigía a la playa, abrió mucho los ojos,
miró a Heriberto, él solo la miraba, no iba a hablar hasta que llegaran a su
destino.
Victoria vio una linda casa de playa de color blanco. Estaba alejada de las
demás viviendas de ese sector, con una vista privilegiada al océano.
Heriberto bajó del auto y fue a abrirle la puerta a su mujer. Ella
sonriéndole se empinó para besarle suavemente los labios.
—Qué linda casa Heriberto, ¿de quién es?
—Esta casa era de mis padres, ahora es de Sara y mía. Ven vamos a
verla por dentro.
Él le tomó la mano y la guió hasta la entrada de la casa. Heriberto la
levantó en vilo y pasaron el umbral de la puerta según lo mandaba la
tradición. Luego la dejó sobre sus pies y Victoria recorrió con su vista el
interior de la casa. Era acogedora con una chimenea que dominaba el salón.
Los enormes ventanales daban una hermosa vista al mar. Heriberto caminó
hasta la cocina y volvió con una botella de Champagne y dos copas.
—Bueno ahora voy a brindar por mi bella esposa y por la noche que
nos espera mi amor.
—Y yo brindo por mi sexy marido y porque esta noche no
dormiremos nada cariño.
Él se acercó más a ella para chocar las copas y brindar por la noche de
amor que prometía mucho.
Heriberto le quitó la copa a Victoria y la dejó junto con la suya en una
mesa. Luego la tomó por la cintura y le colocó una mano en la nuca para
comenzar a besarla con locura. Ya no aguantaba más, deseaba hacerla suya
en ese instante, y por como su cuerpo se estaba calentando, no creía que
fuera capaz de llegar a la cama. Él la tomó de la mano y la llevó hasta el
dormitorio que sería su nido de amor esa noche.
—Victoria tengo un regalo para ti, pero quiero que cierres los ojos por
favor. — Ella lo miró sorprendida, pero cerró los ojos tal como él le había
pedido—. No los abras hasta que yo te diga, ¿está bien?
—Sí Heriberto, no los abriré.
—Solo espera un segundo.
Él caminó hasta donde tenía la sorpresa para su esposa, no era un
regalo ostentoso, pero si un regalo con un significado para los dos.
Tomó el regalo y caminó de vuelta hasta pararse frente a Victoria.
—Bien mi amor, ahora puedes abrir tus preciosos ojos.
Victoria fue abriendo lentamente sus ojos. Cuando vio lo que su esposo
tenía entre sus manos comenzó a reír, no entendía por qué Heriberto le había
hecho ese regalo. Lo que Heriberto sostenía en sus manos era una canasta
llena de paletas de dulce, de todos los colores y formas.
—Guau, ¿a qué se debe tanto dulce mi amor?
—Una vez tú me dijiste que comías paletas de dulce para endulzar
algún mal rato que tuvieras durante el día. Hoy prometí amarte y cuidarte y
quisiera prometerte no hacerte pasar malos ratos.
Pero seamos honestos, tú sabes que tengo un carácter de mierda,
aunque contigo he cambiado mucho y espero que el ogro no aparezca
nunca más. Este es mi regalo de bodas para ti, muchas paletas de dulces,
porque espero estar muchos años contigo. Ojalá no tengas que usarlas y
voy a procurar que así sea mi amor.
Victoria lo miró con dulzura, ese hombre había recordado la manía que
ella tenía con las paletas dulces.
—Es el regalo más hermoso que me han hecho nunca Heriberto. Sé que
no las voy a necesitar, bueno… no tantas—sonrió ella y él la siguió—, y
me siento mal porque yo no pensé en ningún regalo para ti. Pero si quieres
compartimos los dulces.
Él negó con la cabeza y quitándole la canasta con las paletas para
dejarla en un mueble le dijo: —No, estos dulces son tuyos, solo tuyos,
además yo ya tengo mi dulce.
—¿Ah sí? y se puede saber qué dulce es ese.
—Eres tú amor mío. Mi dulce Victoria.
Ella le envolvió el cuello con sus brazos y lo besó con pasión, él no
aguantó más, la levantó en brazos para tenderla sobre la cama, en ese
instante comenzaría su tan esperada noche de bodas.

Ella le envolvió el cuello con sus brazos y lo besó con pasión, él noaguantó más, la levantó en brazos para tenderla sobre la cama, en eseinstante comenzaría su tan esperada noche de bodas

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FIN

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FIN

CHICAS ESPERO SUS COMENTARIOS Y ⭐⭐⭐
Gracias a todas las que siguieron esta ogresca y Dulce historia.

victoriaWhere stories live. Discover now