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__________ no podía soportar un segundo más, tenía que apartarse de Linda Blare, salir de ese lugar ruidoso lleno de extraños. Se alejó murmurando una leve excusa. Apenas si sabía lo que decía, era demasiado consciente de que todas sus suposiciones acerca de Louis habían sido equivocadas. ¿Siempre iba a ser así entre ellos?
Buscó a Liam y lo vio en el centro de un alegre grupo de personas, todas extrañas para ella, excepto Simone Corona. En ese momento no se podía enfrentar a Liam. Silenciosa se retiró del salón y salió a la calle.
Hacía frío. Se cubrió los hombros con el delgado chal y se apoyó en un poste de luz tratando de poner en orden sus ideas. Su estado emocional era un caos.
Louis no estaba enamorado de Linda Blare; la convenció sin lugar a dudas la actitud franca y segura con que se lo dijo.
Pensó en aquella mañana cuyos acontecimientos formaban un confusionismo en su mente. Había despertado con una sensación de inquieta energía. Durante meses, su humor había sido muy diferente al despertar, se sentía deprimida, agotada, sin deseos de hacer nada. Esa mañana, debió darse cuenta que algo había cambiado en su interior, pero estaba tan acostumbrada a la neblina de sus desgastadas emociones, que ni siquiera notó cuándo comenzó a desaparecer.
Louis se había ido a trabajar. De pronto, ella decidió ir a Londres y sólo eso debió decirle que algo había cambiado. Había decidido actuar. Tal vez desde hacía muchos días se había ido produciendo cambios en su subconsciente, y esa mañana salieron a la superficie.

Ella actuó sin tener en cuenta lo que hacía, pero ahora al mirar hacia atrás, supo que lo que quiso hacer fue romper el molde en el que estuvo encerrada durante tantos meses. Quiso volver a la vida de nuevo.
Así que fue a Londres y se encontró con Maggie, y a través de los ojos de la amiga vio en lo que se había convertido... en una mujer perdida, severa y derrotada. Y eso la hizo reaccionar positivamente.
Sabía muy bien que culpó a Louis... en secreto. Antes de casarse con él, estaba llena de vida, de sueños e ilusiones, que él había ido marchitando o por lo menos así lo juzgaba ella. Sin embargo, ella fue a verlo para pedirle que trataran de salvar su matrimonio y al verlo con Linda Blare interpretó mal los hechos y las palabras.
Tal vez, quería creer que ya no la amaba y por eso llegó a la conclusión de que estaba interesado en otra persona.
Sus relaciones estaban deterioradas entonces, destruidas por sus sentimientos negativos; había tal sentimiento de culpa, y tal falta de comunicación, que de alguna forma había querido terminar con aquella amarga mezcla de amor e insatisfacción.
Estremecida se cubría el pecho con el chal. Amor... ¿Ella lo amaba todavía? Ya no estaba segura después de lo que había pasado con Liam.
Un coche se acercó por el camino y las luces delanteras alumbraron el pavimento. Oyó un ligero ruido detrás de ella y volvió la cabeza con un movimiento brusco. Sus ojos trataron de acostumbrarse a la oscuridad y dejó escapar un ligero grito cuando vio cerca de la puerta una figura que la contemplaba.
—Todo está bien -la tranquilizó Louis-. Soy yo.
— ¿Por qué te ocultabas? ¡Me asustaste! -exclamó sobresaltada.
—No quería hacerlo -dijo sombrío-. Por eso me mantenía fuera de tu vista.
— ¿Qué haces aquí?
—Te observaba.
Los ojos se encontraron a través de las sombras.
— ¿Porqué saliste? —le preguntó él, acercándose.
—Quería tomar un poco de aire y pensar,
— ¿Acerca de qué? - lo tuvo a su lado y se sintió pequeña junto a esa figura delgada. Contuvo la respiración-. No te preocupes -dijo con amargura. —No pienso violarte.
—Eso es un alivio —dijo ella en tono agresivo.
Luego, él metió las manos a los bolsillos y enderezó los hombros.
—_________, lo siento. Hubiera deseado no haber hecho eso.
—Yo también, lo hubiera deseado.
—Sí... pero tú me provocaste a hacerlo, ¿te das cuenta? No soy de piedra.
— ¿No lo eres? Creí que sí.
Levantó la cabeza y los ojos grises la miraban con emoción.
—¿Tenías que decirme lo de Payne? ¿Crees que el temor de que regresara no estuvo en mi mente durante años? Era como estar sobre la vía del tren viendo cómo se acercaba el ferrocarril e incapaz de detener lo que sabías que sucedería.
Antes, lo hubiera desmentido, alegando que jamás había considerado a Liam como otra cosa que un amigo, pero ahora no, no después de esa noche. Liam le demostró que también había estado equivocada acerca de él. Estaba desorientada sobre todo y todos. Jamás supo lo que realmente sentía y aun ahora estaba confundida por el enredo de sus emociones.
Su silencio puso tenso a Louis y se la quedó mirando. Ella levantó la vista y dijo en voz baja:
—¿Tendrías problemas si ahora me divorciara de ti, verdad? Un divorcio pondría un punto negro en el futuro de tu brillante carrera.
—Es posible, pero imagino que lo solucionaría.
—Sin embargo, sería mejor esperar - dijo tratando de leer su mente pero ¿lo había logrado alguna vez? Jamás adivinó que estaba celoso de Liam y sin embargo, ahora estaba segura de que lo estuvo durante todo el tiempo de su matrimonio y que se lo ocultó.
Él la observaba inquisitivamente.
-Linda te dijo algo —siempre había sido demasiado rápido para ella; le leía los pensamientos antes de que ella misma los supiera.
- Debió ocurrírseme a mí.
- ¡Linda no tenía derecho!
-Tenía todo el derecho. Trabaja contigo y sabe el efecto que puede causar un divorcio.
—Hoy en día no es un crimen.

—Sin embargo, no se aplaude -ella le miró y sonrió-. No cuando se trata de jueces.
Sorprendentemente, Louis también sonrió. —No cuando se trata de jueces — aceptó.
— Y tú quieres ser juez. —Me lo propongo al menos.
__________ se estremeció al sentir una ráfaga de viento helado y él le puso una mano sobre su hombro.
—Aquí hace frío. Debieras volver a entrar.
—No, no podría.
— ¿Pasa algo? ¿Te peleaste con Payne?
—No. Sólo... sólo que no estoy de humor para estar con una multitud.
Él hizo una pausa y luego preguntó:
— ¿Te gustaría dar un paseo? Allí tengo el coche.
Desvió la mirada pero de pronto le miró.
—Llévame a casa, Louis — dijo con voz profunda. Lo vio entrecerrar los ojos y sintió que se ponía tenso.
— ¿Porqué? -preguntó cortante.
—Tenemos que hablar... y no podemos hacerlo aquí.
— ¿Y Payne?
— ¡Por favor! —le suplicó y él se encogió de hombros. —Muy bien.

En el coche, se reclinó hacia atrás estremecida de frío y él encendió la calefacción. — ¿Está mejor así?
—Mucho mejor —se acurrucó para estar cómoda. —Ese vestido es muy bonito pero no es práctico.
— No tenía intención de andar vestida así por la calle - le confesó y él se rió.
— Podrías causar un alboroto.
Después de eso, volvieron a quedarse en silencio y ella se quedo mirando el camino recto, preguntándose cómo encontraría palabras para hablarle.
—¿Estás enamorada de Payne? —le preguntó Louis de pronto sin mirarla.
Eso era lo que ella esperaba.

-No lo sé.
-¿Todavía no? Por Dios, __________ ¿qué se necesita para que estés segura de algo?
-Nunca he podido conocer con exactitud mi carácter.
— ¿Sabes cuan a menudo lo mencionabas antes de casarnos? Me enfermaba oír su nombre.
-Nunca dijiste nada.
—No iba a actuar como un idiota. Las escenas de celos son desagradables.
—No tenía ni idea de que estuvieras celoso.
-Gracias a Dios. Ya bastante me desprecio así como está la situación.
-¿Por lo que sucedió la otra noche?
- Por eso y por otras cosas.
-Louis, si no hablamos, jamás llegaremos a un entendimiento.
-¿Es eso lo que quieres? ¿A qué te refieres cuando hablas de un entendimiento?
Gimió desesperada.
—Ni siquiera de eso estoy segura.
—Si lo que me pides es que cierre los ojos mientras tienes una aventura con Payne para poderlo desterrar de tu mente, la respuesta es no, __________. Primero te mataría.
—Una solución drástica.
-No te rías de mí, ________. Nada de esto me parece gracioso.
—A mí tampoco. Jamás nos hemos entendido y no todo ha sido culpa mía. Me dejaste al margen de tu vida hace meses aun antes de lo del niño.
El coche dio un salto y él apretó las manos sobre el volante.
-Siento lo del bebé. Desde entonces me he culpado. Me comporté como un cerdo y me arrepiento.
-¿Podemos hablar de eso? ¿De por qué no querías tener un hijo?
-Te lo dije —contestó él, pero ella vio cómo se ponía tenso.
—Louis, es necesario decir la verdad si queremos entendernos. ¿Por qué no querías que tuviera un hijo?
Él se quedó silencioso, con cara seria.
-Louis -murmuró ella tocándole la rodilla con la mano y él saltó.

— ¡No lo hagas! -dijo con voz ronca y ella se dio cuenta que las manos le temblaban sobre el volante.
Se quedó perturbada. Él suspiró profundamente.
—Tenía celos —las palabras fueron dichas como si apenas abriera los labios para dejarlas salir—. Estaba enfermo de celos. No quería que existiera nadie más en tu vida.
—¿Ni tu propio hijo? —Maggie ya se lo había dicho.
— Sé que es algo despreciable... ¿o crees que no lo sé? ¿Crees que quería sentirme así? Pero no podía evitarlo. Lo intenté, sólo Dios sabe cuánto. Me metí de lleno en el trabajo para poder escapar de mi gran necesidad por ti, pero nada cambiaba. Te tenía noche y día en la mente y sabía muy bien que tú no... Me lo demostraba el hecho de que querías un hijo. Yo no bastaba para llenar tu vida. Siempre buscabas otra gente, otras cosas... a Payne, el teatro, la gente que conocías... y luego, la idea de tener un hijo.
Ella habló con suavidad.
—Louis, es normal tener una familia.
Él rió con amargura.
— Y yo no lo soy, me doy cuenta de ello ¿no lo entiendes? No quería nada más que a ti. A ti, a ti, a ti - su voz sonaba agitada por una emoción que ella encontró dolorosa y perturbadora. Ni siquiera la miró, conducía como si no supiera que estaba allí y sin embargo, en ese momento podía sentir como algo tangible y latente su posesivo amor por ella, retirándola de todo y de todos para ser dé ese modo el jefe de su vida.
—Jamás me lo demostraste.
—Por supuesto que no. Tengo mi orgullo. Lo último que quería es que te dieras cuentas de cómo me sentía. Era más fácil dejarte pensar que me eras indiferente a que supieras que estaba loco por ti.
—Si hubiera sabido, podría haber...
—¿Qué? ¿Sentido lástima por mí? ¿Haberme tranquilizado? ¿Crees que eso es lo que quería? Eso hubiera sido lo peor de todo.
Y de esa manera, estrangulado por el orgullo y el desprecio por sí mismo, luchó contra esos sentimientos durante meses, sin dejarle ver a ella jamás que debajo de esa superficie fría y arrogante había algo apartándola, construyendo ese muro que la alejaba de él.
—Estás loco, William —le dijo y él la miró con amargura.

—Por ti sí, desde el día que nos conocimos. Desde el principio supe que tenía que luchar con el fantasma de Payne... nunca dejabas de hablar de él y yo estaba tan celoso que no sé cómo pude controlarme, pero como seguías viéndome y aceptaste casarte conmigo, aproveché mi oportunidad de tenerte antes de que él regresara.
—Estabas equivocado. En ese entonces, Liam no era nada más que un amigo.
—Ninguna mujer habla tanto de un hombre a menos que sea más que un amigo.
— Yo no me daba cuenta de que fuera otra cosa.

Llegaron a la casa y ella miró las ventanas oscuras. Eran como su vida con Louis, cerradas, secretas, oscuras. Ella tenía que abrirlas de alguna manera para ver claramente su presente y su futuro con él.
Conectó la calefacción y comenzó a preparar café mientras él guardaba el coche. Louis entró a la habitación con las manos en los bolsillos y se quedó observándola.
-¿Quieres algo de comer? -le preguntó ella tratando de que el tono fuera normal.
-No gracias, sólo café.
Se lo sirvió y le puso crema.
Se sentaron en la elegante sala y él se quedó mirando la taza, haciendo girar la cuchara.
-Ahora es tu amante -dijo en un tono que ya no ocultaba la tortura.
—No -dijo ella y él levantó la cabeza para mirarla con los ojos entrecerrados-. Todavía no -agregó porque ahora todo tenía que quedar claro entre ellos y lo vio parpadear.
—¿Viniste aquí para hablar de eso? —su voz sonaba como si hubiera llegado al límite de sus fuerzas y ella le tocó la mano, pero él la apartó como si le hubiera quemado la piel con una plancha caliente.
—No me toques —dijo entre dientes—. ; Dios mío! ¿No puedes metértelo en la cabeza? En lo que a ti respecta, no soy normal. La última vez que perdí la cabeza te lastimé mucho, pero temo matarte algún día.
Ella trató de tomarlo a la ligera para hacerlo reaccionar.
¿Ya planeaste cómo hacerlo?
Él la miró extrañado, pero ella le sonrió suplicante.

-Oh, no —le contestó un poco más tranquilo-. Cada vez que lo pienso, sé muy bien cómo terminaría... Si te pusiera las manos encima se me ocurrirían otras cosas en vez de matarte.
__________ enrojeció y desvió la mirada porque ya no había barreras entre ellos y la mirada de él expresaba demasiado.
-¿Nunca se te ocurrió pensar que yo podía creer que ya no me amabas? -le preguntó apasionada.
- ¡No pudiste pensar eso!
-Sí lo hice. Incluso pensé que había otra persona.
Se quedaron en silencio y luego Louis preguntó con sinceridad.
—¿Y eso te molestó?
—Sí.
Él se puso de pie y se alejó, su cuerpo delgado se veía inclinado como si llevara un peso encima.
—Hasta que volviste a encontrar de nuevo a Payne.
—De eso es de lo que tenemos que hablar — le dijo ella y él se puso pálido.
—Si vas a irte con él, vete... y apártate de mi vida.
—No es tan fácil —suspiró-. En cierta forma tenías razón. Liam significaba más para mí de lo que me había dado cuenta. Todavía no sé cuánto.
—No quiero hablar de eso.
—Sin embargo, ése es el primer error. Jamás nos comunicamos. Tú ocultaste tus sentimientos todo el tiempo y creías adivinar los míos... yo no tenía idea de lo que sentía. ¿No crees que llegó el momento de hablar con franqueza? La única forma de salir del laberinto que hemos hecho de nuestras vidas, es hablando con absoluta franqueza.
—Necesito un whisky —dijo dejando a un lado la taza y desapareció. Regresó con la botella y un vaso servido. __________ lo observó mientras se lo tomaba. El alcohol le dio un poco de color a sus mejillas.
Se sentó y se sirvió otra copa.
—Muy bien, __________, si quieres que escuche, lo haré.
—Con toda sinceridad, jamás se me ocurrió que Liam significara para mí más que un amigo. Ahora no estoy segura... estoy confundida. Entre tú y Liam lo habéis logrado. Tú me ocultaste tus sentimientos y pensamientos. Yo no tenía la menor idea de nada, ni siquiera se me ocurrió que podía hacer algo para evitar que nuestro matrimonio terminara.
—¿No es Payne a quien debías hablarle en vez de a mí? Esta enamorado de ti... lo supe cuando lo conocí. No estoy ofuscado créeme... soy un buen observador, entrenado, y estudié con atención a Payne. No me ocultaba nada y supe que te deseaba.
—Sí —dijo ella—, así es. Me lo demostró esta noche y debí saberlo antes, pero a su manera, Liam también mantenía todo en secreto... me ocultó todo durante mucho tiempo porque sabía que yo no pensaba en él de esa manera.
—¿Y ahora sí?
—Sí—dijo mirándolo a los ojos.
—Entonces no hay problema.
— Sí, lo hay. Hasta este momento yo no era consciente de ese sentimiento, pero estoy despertando ahora. Vivimos como extraños durante los últimos seis meses de nuestro matrimonio y cuando salí de mi neblina, necesitaba comprensión. Liam estaba allí para dármela y eso hizo que me diera cuenta de lo que había habido entre nosotros por mucho tiempo sin que yo me diera cuenta. Pero eso no facilita las cosas, Louis, las complica.
—¿Porqué?
—Porque estás tú. ¿No te das cuenta?
—No tienes por qué sentirte culpable por mí. No voy a decirte que te olvidaré, porque sé que jamás sucederá, pero no voy a conservarte por un sentido de culpa, si esa fuera la base, ¿qué matrimonio sería el nuestro? Si quieres a Payne, vete con él.
—No me has entendido -dijo paciente-. No tiene nada que ver con culpa. Lo que no entiendo son mis propias necesidades.
—Habla claro, __________.
— Sabes lo que estoy diciendo.
— ¡Por Dios del cielo, dilo con claridad!
—Os quiero a los dos.
Louis se puso de pie y su silla cayó al suelo. -¡No! -dijo furioso-. Jamás. ¿Qué crees que soy? No voy a compartirte con Payne.

—Eso no es lo que quise decir — suspiró moviendo la cabeza—. No te pido que compartas nada. Te pido que esperes.
— ¿Mientras tú vives el romance? —la pregunta fue brutal, amarga—. No, _________, oh, no.
Ella también se levantó, luchando por encontrar una forma de explicárselo.
—Mientras aclaro de una vez mis sentimientos, no tengo la intención de convertirme en amante de Liam, te lo juro.
—No. ¡No! Ni siquiera voy a discutirlo. Mejor vete, ________, antes de que me enfurezca.
—¿Qué quieres que haga? ¿Que vaya andando hasta Londres?
Él se quedó dándole la espalda.
—Si te apetece puedes usar tu vieja habitación, pero por favor, vete a la cama. Quiero estar solo.
— ¿Puedo usar primero el teléfono? Quiero llamar a Maggie y decirle que estoy bien.
—Muy considerado por tu parte —dijo con sarcasmo—. La noche que me abandonaste no tuviste la misma atención. Yo me quedé aquí toda la noche esperando que me dijeran que habías sufrido un accidente de tren o de coche.
— Lo siento, Louis, lo siento... había razones por las que no llamé.
— ¡Estoy seguro que las había!
—Tenía la impresión que no te importaría que jamás regresara, —dijo con amargura.
Él se rió con frialdad.
—Me hubiera encantado ser tan indiferente. Pero fue el infierno.
__________ dudó al ver la cabeza oscura, pero luego llamó a Maggie.

— ¿Dónde estás? —la voz de Maggie sonó furiosa—. ¿Estás loca? ¿A qué estás jugando?
—Tenía que hablar con él.
—Liam estuvo aquí —le dijo Maggie—, furioso porque desapareciste con él.
— ¿Podrías avisarle que estoy bien?
— ¿Pero lo estás? —Maggie estaba muy molesta—. ¿Crees que Liam se va a calmar al saber que estás bajo el mismo techo que Louis Tomlinson?

—Yo misma hablaré mañana con Liam.
— ¡_________, a veces me dejas lívida! —Maggie colgó y __________ suspiró.

Oyó una risa irónica y se volvió para encontrar a Louis detrás de ella.
—Y bien, ahora sabes lo que se siente —comentó con divertida amargura.
—Buenas noches, Louis —murmuró y lo dejó allí, observándola mientras ella subía la escalera. Se sintió extraña al encontrarse otra vez en su vieja habitación, como si no hubiera estado en ella durante siglos, pero de eso hacía poco tiempo. Estaba llena con recuerdos tristes de la infelicidad pasada y se estremeció. Pensó que odiaba esa habitación porque le recordaba demasiadas cosas que quería olvidar. Tal vez sería mejor olvidar su matrimonio con todo, pero sabía que no podía hacerlo.
Tenía que definir sus verdaderas emociones, separar la confusa maraña de motivaciones y decidir lo que realmente quería de la vida.
Decidió casarse sin tener realmente idea del hombre con quien se casaba o de lo que sentía por él. Los celos eran una emoción en la que no había pensado mucho, pero si lo hubiera hecho, le hubiera parecido un sentimiento fiero y cálido y no esa cosa fría y obsesiva que Louis ocultó, complicando aún más la situación, porque ella jamás sospechó ese aspecto negativo de la personalidad de él. Sin embargo, hasta que no pudiera estar segura de lo que sentía por Liam, no podía saber lo que sentía por Louis.
Esa noche, Liam la entusiasmó. La vieja imagen que durante tanto tiempo llevaba de él, no tenía conexión con la que descubrió del hombre que esa noche la tuvo en sus brazos. No podía volver a reconstruir su matrimonio con Louis sintiéndose así.
No podía quedarse quieta. Se sentía extrañamente nerviosa.
Caminó por la habitación, abriendo armarios, revisando los objetos en los cajones. Eran sus cosas, y eso era lo que eran... cosas, sin significado para ella en su actual estado. Su ropa estaba colgada en el armario; los cajones llenos de su ropa interior. Pasó por encima de todo los dedos fríos y la seda y el encaje se deslizaron sobre la piel como si pertenecieran a otra persona.

Se puso una bata para volver a bajar y Louis se levantó y se la quedó mirando.
-¿Y ahora qué pasa?
-Quiero tomar algo para que me ayude a dormir.
En silencio, le sirvió una copa de brandy y ella la agarró con ambas manos como si eso la calentara, estaba helada y temblorosa.
— Vete a la cama —dijo Louis cortante, y se dio la vuelta como había hecho muchas veces durante el último año, pero ahora la frialdad en la voz no podía ocultar sus verdaderos sentimientos y ella lo sabía.
—No puedo dormir en esa habitación. Me recuerda muchas cosas que quiero olvidar.
— ¿Y qué sugieres? —preguntó—. ¿Dormir conmigo? Si lo haces, te tendrás que atener a las consecuencias.

Lo miró a través de las pestañas y supo que eso era lo que quería. Quería qué él rompiera ese muro de hielo para hacer que la sangre volviera a correr por su cuerpo, haciéndola humana. Todo en la casa la aplastaba. La sentía como un trozo de hielo que le caía encima y la aplastaba.
El se volvió y cuando sus ojos se encontraron, ella supo que la estaba leyendo la mente. Se puso serio y lentamente se le acercó. Ella no se movió, temblaba con la copa entre las manos. Louis se la quitó y la acercó a su boca.
— ¡Tómatelo! —le dijo con suavidad.
— ¡Sabe horrible!
Él volvió a ladear la copa y ella volvió a tomar, sintiendo que el calor corría a través de las venas y que sus mejillas florecían repentinamente. Louis dejó la copa sobre la mesa y se la quedó mirando.
—Podría aceptar tu ofrecimiento —dijo cuidadosamente—, pero si lo hiciera, no volvería a dejarte ir, __________. Ya no soporto más castigo. Depende de ti.
Ella bajó la vista al recordar su reacción en los brazos de Liam y se sintió desgarrada por la indecisión. Antes de volver a pertenecerle a Louis, tenía que saber con exactitud lo que sentía por Liam.
—Todavía no lo hemos discutido. Las cosas no podrían seguir como estaban antes. Dices que te duele el que necesite a otras personas... pero así es, Louis. Me gusta tener amistades, amo el teatro. Quiero volver a trabajar. El matrimonio no tiene que estar concentrado en un sólo hombre, en un tipo de vida.

Vio la furia en sus ojos y agregó a toda prisa:
—No, no sugiero relaciones extra-matrimoniales. Hablo de muchas otras cosas. Nuestro matrimonio pudo haber sido diferente si nos hubiéramos quedado en Londres, donde ambos nos sentimos a gusto, donde pude haber visto a mis amigos, ir ocasionalmente al teatro...
— ¿Y haber visto a Payne? —su pregunta no ocultó los celos.
— ¿Crees en realidad que sólo extrañaba a Liam? —Suspiró agotada por el círculo vicioso en que empezaba a caer la discusión-. Eran tantas otras cosas que casi no sé por dónde empezar. Esta casa... oh, es bella, pero para mí, siempre ha sido una prisión... jamás me di cuenta de cuánto, hasta esta noche. Me encerraste aquí y arrojaste la llave.
Le agarró los brazos encajándole los dedos.
—Ya oí bastante. Vete a la cama, ________.
Ella le miró desafiante.
—Así es como me has hablado durante meses... como si fuera una niña medio idiota, despidiéndome, usando tu voz profesional...
—Con mucha razón.
—Si comenzamos de nuevo, quisiera imponer nuevas reglas.
— ¿Cómo cuáles?
—Venderíamos esta casa. Tomaríamos un apartamento en Londres. Yo conseguiría trabajo y Louis... trataríamos de comunicarnos.
Él la miraba con fijeza, con el rostro inexpresivo.
—¿Y Payne?
Ella le miró a la cara.
—Nada de Liam, eso es evidente.
Él dio un largo suspiro. Apartó las manos de los hombros y le tocó el rostro con mucha suavidad.
— ¿Y por mí? —Preguntó apasionado-. ¿Qué sientes por mí, __________? Haces que todo suene como una proposición comercial.
Ella le puso las manos sobre el pecho y sintió cómo le latía el corazón. Se inclinó hacia adelante y con suavidad le puso los labios contra la garganta y los brazos de él la rodearon para abrazarla. Se quedaron muy juntos en silencio, como en espera de algo.

—Ten paciencia, Louis —murmuró-. Dame tiempo... una especie de prueba.
—Pides mucho —dijo con sequedad y empezó a acariciarle el cabello—. Apenas si puedo mantener mis manos lejos de ti.
—Siempre y cuando me lo digas.
—Te lo diré. Noche y día si estás preparada a escucharlo.
—Escucharé —prometió-. Ya estoy harta de largos silencios. Si quieres, hablaremos toda la noche.
—Tengo cosas mejor que hacer con mis noches -le dijo él y ella sonrió.
—Primero tenemos que hablar -bostezó y se cubrió la boca con la mano—. Estoy cansada. ¿Nos vamos a la cama?
— ¿Juntos?
Ella se burló de él con toda franqueza.
— ¿No te gusta la idea?
—No, al contrario —con toda lentitud le acarició la espalda—. ¡Oh, Dios, ________, eso quiero!
—Dame calor, Louis —le murmuró con la cabeza contra su hombro.
Subieron y él encendió las lámparas gemelas a cada lado de la cama matrimonial. __________ se acurrucó debajo de las mantas y lo esperó. Cuando él se acercó se metió en sus brazos con un largo suspiro. Se dispuso a dormir con la cabeza sobre el cuerpo de Louis y lo oyó respirar lenta y regularmente. Las manos de él la acariciaban con suavidad, sin presión, como si todo lo que necesitaba era saber que estaba allí. Por primera vez en muchos meses, ella se durmió con una sonrisa en la boca porque sabía que estaba segura, sentía que la amaba.

Celos que matan  -Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now