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A LA MAÑANA siguiente la despertó el fuerte ruido de la lluvia contra los cristales, pero encontró el sonido delicioso porque se hallaba en los brazos de Louis, acurrucada junto a su cuerpo y se sentía tranquila y dichosa. Se le acercó más y sus brazos la estrecharon, por lo que supo que también estaba despierto y se volvió a mirarlo.
—¿Qué día es hoy? -preguntó _________ somnolienta y él le sonrió.
— Domingo y dentro de unos minutos comenzarán a tocar las campanas de la iglesia.
—Tengo hambre —dijo estirándose y su mano recorrió la curva de la espalda de su marido.
—No sé qué hay de comida —dijo Louis.
— ¿No has comido estos días? —se lo quedó mirando y la mano de él se metió entre su cabello.
Se encontraron sus ojos y _________ sintió que el corazón comenzaba a latirle de prisa. La atracción entre ellos la hacía sentirse lánguida y relajada. Recordó las largas noches de los primeros meses de su matrimonio y la fuerza con que la amaba. Ella dejó caer la cabeza sobre su hombro con la boca contra la piel que dejaba desnuda su pijama.
El le acarició el cabello, echándole para atrás la cabeza y con lentitud, su boca se acercó a los labios de ella, como si le diera tiempo para retirarse, para rechazarlo.
Ella observaba la dura línea del rostro a través de las pestañas. La boca de Louis tocó la suya con suavidad y ternura. Ella respiró con cuidado, como si temiera alejarlo. Ella levantó la mano y le acarició la mejilla, acercándolo, y luego, la presión cambió. Él temblaba, sintió en su propio cuerpo el movimiento. Sus labios se endurecieron y los de ella se abrieron aceptándolo, sometiéndose. Con los labios le acarició la boca y él respondió a la caricia con cariño.
Se besaron sin ocultar sus sentimientos. Ella le pasó los brazos por el cuello, suavemente.
—Me amas... ¿me amas? —las palabras susurradas apenas si eran coherentes, sonaron apasionadas en sus oídos mientras él le besaba la desnuda y cálida curva del cuello, cubriendo su piel con besos suaves.
Antes que pudiera contestar, el teléfono sonó. El timbre los devolvió a la realidad.
Louis se quedó rígido y maldijo entre dientes.
— ¿Quién diablos puede ser?
El mismo pensamiento se les ocurrió a los dos. Se miraron uno al otro y _________ se mordió el labio.
— Payne —dijo Louis serio. —Podría ser —admitió ella.
— ¡Que se vaya al diablo! —murmuró él y saltó fuera de la cama. Se acercó al teléfono y lo levantó.
— ¿Sí? —casi ladró en el teléfono.
Ella supo enseguida por la expresión de su rostro que era Liam. Dejó caer el auricular y se la quedó mirando. Ella se levantó de la cama.
Tomó el auricular y preguntó en voz baja.
— ¿Quién habla?
— ¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó Liam con voz furiosa.
Ella pensó desolada que eran dos hombres celosos. Se sintió como un hueso entre dos perros salvajes, pero Liam era con quien se podía hablar con más facilidad, no la atemorizaba como Louis. No estaba segura de Louis. Había algo en él que la asustaba, la atraía y atemorizaba al mismo tiempo.
—No puedo discutirlo por teléfono -contestó consciente de la presencia de Louis.
Él se dirigió a la puerta y salió. _________ suspiró.

—Liam, me doy cuenta que debe de parecerte inexplicable, pero cuando te vea te lo explicaré lo mejor que pueda.
— Sólo una pregunta, cariño —dijo Liam en forma desagradable—. ¿Pasaste la noche con él?
En ese momento supo que todo se decidiría por la forma en que contestara y los segundos que pasaron antes de contestar le parecieron un siglo. Nunca tuvo la habilidad de pensar con rapidez, pero en ese momento lo hizo con terrible claridad.
—Sí —dijo por fin.
Liam le colgó el teléfono de golpe.

Ella podía haberle dicho entonces toda la verdad, haberse tomado su tiempo en decidir. Era lo que intentaba hacer. Todavía no estaba segura a cuál de los dos prefería, pero algo en su naturaleza se inclinó hacia el torturado y celoso carácter de Louis, en parte porque en el fondo de su corazón sabía quién de los dos la necesitaba y deseaba más.
Se puso una bata cómoda. La había tenido durante años, era de angora beige y estaba gastada por el tiempo. Louis la llamaba su «bata de conejito» y aunque tenía otras más bonitas y más favorecedoras, a veces se le antojaba usar ésta.
Louis estaba en la cocina, las persianas estaban levantadas y dejaban ver el jardín mojado por la lluvia. Observaba el colador del café con la expresión dura.
Miró a su alrededor cuando ella entró en la habitación.
—Miré las provisiones... hay huevos pero no tocino. En cambio hay mucho pan.
— ¿Entonces huevos pasados por agua? —preguntó ella tranquila.
—Si quieres.
Sacó las tazas para los huevos con sus llamativas flores, los manteles individuales de paja y las servilletas haciendo juego.
Louis la observaba mientras se movía rápida y segura.
— ¿Qué dijo Payne? —preguntó por fin en un tono frío.
—Poca cosa —dijo dejando caer los huevos en el agua hirviendo.
— ¿Estaba celoso? —Louis parecía malicioso; había burla en la voz.
Ella le miró y él desvió la mirada ruborizándose.
—No le gustó mucho—admitió.

— Pero, ¿le dijiste que no había pasado nada? -preguntó entonces furibundo—. ¡Por todos los cielos!
— ¿Uno o dos huevos?
-Uno.
Durante el desayuno le preguntó:
—¿Dónde compraremos el apartamento de Londres? ¿Tienes algún distrito favorito?
—Varios -le dijo él mirándola-. ¿Así que seguimos adelante? ¿Te vas a quedar conmigo?
—Creí que eso ya estaba claro.
—No mucho -cortó un pedazo de tostada y jugueteó con ella con la cabeza inclinada—. ¿Por qué, _________?
—Estamos casados.
—Tenías planes de divorciarte de mí.
—Cuando pensé que querías a otra persona -le explicó.
— ¿Era ésa la única razón?
—Oh, sí. En eso soy como tú, Louis. No te comparto con nadie.
De pronto preguntó:
— ¿Con quién pensabas que me veía? Debes haberle dado un nombre a la otra mujer -su curiosidad despertó de repente y ella instintivamente sintió que sería mejor no satisfacerla. Sonrió para sus adentros, sabiendo que no quería que Louis fuera consciente de Linda Blare, para que no pensara en ella en ese sentido.
—No —dijo con los ojos firmes-. Sólo sentí que tu alejamiento debía tener una razón.
— ¿Y llegaste a la conclusión de que era otra mujer?
—Me pareció algo lógico.
Se quedó mirando las ventanas regadas por la lluvia.
— ¡Hubiera querido que así fuera!
— Yo no —dijo bromeando al mirarla de nuevo, y los ojos de él brillaron cuando se posaron de nuevo en _________.
— ¿No? —Su boca se curvó en una sonrisa—. Tal vez no y me da gusto de todas maneras. Los celos son el infierno, ¿verdad?
-Un infierno -aceptó observándolo. Debía haber una razón para sentirlos. Apenas ahora se daba cuenta de lo poco que lo conocía, de las pocas veces que habían hablado abiertamente acerca de sus vidas. Louis la callaba cada vez que ella comenzaba a hablar de su vida antes de conocerlo y ahora veía que los celos eran la raíz de todo. El tampoco habló mucho de su vida antes de conocerla y ahora se preguntaba si no sería conveniente que hablaran de eso.
Cesó de llover durante la mañana y dieron un paseo por el campo de Kent para comer en una taberna al lado del mar. Dejaron atrás el paisaje familiar, los campos de lúpulo, las verdes y ricas praderas, los pequeños grupos de árboles alrededor de estanques donde bebían las vacas. Durante el primer año de matrimonio, a menudo pasaban así los domingos, e instintivamente se dirigieron a su taberna favorita.
Más tarde, sentados en el jardín de la taberna mientras observaban a unos niños que jugaban en un columpio cercano, _______ le preguntó:

— ¿Qué clase de niñez tuviste, Louis?
Él le dirigió una mirada divertida y astuta y ella supo que le leyó la mente.
— ¿Tratas de encontrar razones, amor mío? ¿Juegas a la siquiatra? No te molestes. Tuve una infancia muy ordenada, muy inglesa, con una nana y una buena escuela.
— ¿Y tus padres? -no iba a permitir que se burlara para que evitara seguir indagando. Algo debió haberlo hecho como era, y ella tenía la intención de averiguarlo.
—Eran padres ingleses bien educados, tranquilos. Hicieron por mí todo lo que pudieron. Recuerda que fui hijo único y no me faltó nada.
— ¿Te dieron mucho amor? -preguntó en voz baja.
— Mis padres no eran cariñosos, pero jamás dudé que me querían. Recuerda que a los muchachos no les gustan los padres cariñosos... los avergüenzan.
Se lo quedó mirando ceñuda. En alguna parte debía estar la llave que abriera las complejidades de esa oscura mente.
Como si de nuevo le hubiera leído el pensamiento, dijo serio:
—Es un defecto de mi naturaleza, _________. ¿Por qué crees que traté de ocultarte así mi forma de ser? Pero no puedo hacer nada al respecto.
—Tal vez hablar del tema te ayudará.
—Tal vez. ¿Vas a seguir adelante con la serie de televisión?
—Sí-dijo mirándolo a los ojos.
Él desvió la vista.
—Para mí será muy importante tener un trabajo -le explicó.
—Sí.
—Di lo que piensas, Louis. Dilo.
—No quiero que veas a Payne días tras día —estalló y a toda prisa ella cubrió sus manos con la suya y meneó la cabeza.
—Louis, si en serio crees que mantenerme lejos de Liam va a cambiar la forma en que siento, estás equivocado... las emociones no se alteran por las circunstancias. Si amara a Liam, lo seguiría amando aunque no lo volviera a ver jamás.
El le tomó una mano y se la llevó a los labios, besándosela hambriento.
— ¿No le amas?
—Te amo a ti —le dijo mirándolo a los ojos—. ¿No te dice nada el hecho de que me quede?
—Dios, quería creerlo —murmuró-, pero parecía haber cierta duda en tu mente.
—La había —aceptó-. Pero ya no... Anoche elegí y lo hice para siempre.

Regresaron a la casa cuando anochecía. El sol se desvanecía en suaves colores rosados con manchas grises, los pájaros trinaban con ese lirismo especial que anuncia la llegada de la noche. Cuando llegaron a la casa, vieron el coche de Liam.
—Payne—dijo entre dientes.
—Sí —dijo ella sintiéndose nerviosa y tensa. ¿Qué hacía Liam allí? Ella pensó que él dejaría las cosas como estaban, que no trataría de insistir.
Se aproximaron y Liam salió de su coche con un cigarrillo en la mano. Caminó hacia ellos con mucha seguridad.
Louis la agarró de un codo con mucha suavidad, sin embargo, ella sintió su tensión como si la quemara.
— ¡Hola, ángel! -saludó Liam. Actuaba y ella lo sabía. Esa voz artificial sólo la usaba cuando representaba un papel.
—Liam -le dijo ella sonriendo y la sonrisa fue tan irreal como su expresión.
Una breve mirada como un rayo se cruzó entre ellos. Louis no la había soltado. Miraba a Liam sin expresión. _________ se sorprendió al darse cuenta que era ligeramente más alto, una o dos pulgadas más que Liam.
Liam desvió los ojos hacia el rostro de Louis.
—Pensé que era el momento para que tu esposo y yo tuviéramos un encuentro más civilizado.- Tendió una mano con el rostro burlón.
— Señor abogado...
Louis le tomó la mano e hizo una inclinación de cabeza.
—Payne...
Las palabras fueron dichas cordialmente, pero más valía que las hubieran dicho con un gruñido, el efecto era el mismo.
Apartaron las manos. Liam le dirigió a _______ otra de sus sonrisas sin sentido.
— ¿No vas a ofrecerme un trago, _________?
—Por supuesto —dijo sonriéndole, pero los músculos faciales le dolían por el esfuerzo.
Louis abrió la puerta y encendió la luz del pasillo. Liam se quedó a un lado mientras _________ entraba y luego la siguió. Louis se acercó al bar y preguntó con cortesía:
—¿Jerez?
—Whisky si tiene — murmuró Liam.
Louis sacó los vasos, le sirvió la bebida y se la dio sin siquiera mirarlo, para después servirse otra para sí. _________ se sorprendió al ver cuánto se servía. Se lo bebió con rapidez, apretando el vaso entre los dedos.
Liam le miraba con los ojos entreabiertos y apenas sí bebía el whisky. _________ se quedó sin saber qué decir.
Liam se volvió para mirarla maliciosamente.
— Vine a informarme de si piensas hacer el programa, _________. Paddy necesitará estar seguro de si puede contar contigo.
— Sí —dijo—. Sigo pensando hacerlo.
— ¿Estás segura? —preguntó mirando significativamente a Louis.
—Estoy completamente segura -dijo _________, esperando que Liam se fuera.
—Bien. Estoy ansioso de volver a trabajar contigo, _________. Tenemos algunas escenas juntos muy interesantes —mientras hablaba, tenía los ojos sobre la espalda de Louis y él y _________ vieron la reacción de éste al escuchar las palabras de Liam.

Louis se dio la vuelta y salió de la elegante habitación sin mirar o dirigirle la palabra a ninguno de los dos y Liam silbó entre dientes.
— Ya veo lo que Maggie me decía de él... es puro hielo, ¿verdad?
— Será mejor que te vayas —dijo ________ con un suspiro. —Eso sí que no, querida -dijo Liam y había determinación en la mirada que le echó-. En esta ocasión ese marido tuyo no va a librarse de mí —apartó el vaso y cuando se movió hacia ella, _______ dio un paso atrás.
—No te eches para atrás -dijo Liam-. Quiero la verdad y la quiero ahora, _________. ¿Por qué regresaste con él anoche? ¿Por qué de buenas a primeras? Sabes muy bien que no era el momento adecuado.
Sintió que el color se apoderaba de sus mejillas y desvió los ojos.
—Es mi marido. Tú lo has dicho.
—Eso no pareció importarte mucho anoche -el golpe la hizo respirar hondo.
— ¡Liam, no!
— ¿No qué? ¿Que no te recuerde que anoche me deseabas tanto como yo a ti? ¿Por qué no? ¿Te asustaste? ¿Por eso regresaste a su lado?
—Me puse a pensar —dijo con debilidad.
—Dios, a las mujeres les debía estar prohibido eso. ¿Y qué fue lo que pensaste?
—En algunas opciones.
— ¿Qué opciones?
Lo miró a los ojos con pretendida calma.
—Liam ¿te importaría mucho no volver a verme?
Se le endureció el rostro.
—Muchísimo... ¿cómo puedes preguntarlo siquiera? Significas para mí más de lo que jamás te dije.
— ¿Por los años que pasamos en la escuela de arte dramático?
— Eso entre otras cosas —dijo sin apartar la vista de su rostro- Siempre me gustaste, _________.
—Te gusté, sí., ¿pero sería el final de todo si jamás me volvieras a ver?
— ¿Tratas de decirme que para él lo sería? Involuntariamente sintió que sonreía.
—Siempre interpretas bien lo que quiero decir. Liam. Sí, eso es lo que te estoy diciendo. Louis me ama verdaderamente. — ¿Y yo no?
— No de esa manera.
El se volvió y caminó hacia la ventana. De espaldas a ella le dijo: —¿Y tiene que ver algo lo que tú sientes, _________? Se había dicho a sí misma que elegiría de acuerdo a sus propias necesidades, pero al final escogió de forma diferente y lo sabía.
— Sí —dijo con voz muy baja sabiendo que iba a lastimarlo. Liam se quedó silencioso por un momento y luego preguntó: — ¿Y la otra mujer? Dijiste que tenía una.
—Estaba equivocada. Sólo existo yo.- Liam se la quedó mirando.
—Deja que entienda bien., lo abandonaste porque había otra persona y regresaste porque no la había, ¿es así?
Las preguntas daban en el blanco y ella desvió la mirada.
— Vamos a comenzar de nuevo. Trataremos de hacer funcional nuestro matrimonio.
—¿Y yo?
—Lo de anoche estuvo mal —le dijo sin mirarlo- . Yo me sentía desgraciada y sola y tú me ofreciste consuelo.
— ¿Entonces, gracias y adiós?
—Lo siento, Liam.
Volvió la cabeza cuando Louis regresó a la habitación. Ella observó cómo los dos hombres se medían con ojos fríos y hostiles.
—Me voy, Tomlinson. Buenas noches, _______. Esperaré con ansia volver a verte pronto. Paddy te avisará las fechas de los ensayos.
Salió dando un portazo. Louis la estudió.

—Pareces cansada. Sería buena idea acostarse temprano. Yo tengo que trabajar, así que me quedaré aquí abajo un rato más.
Ella asintió, le besó la mejilla y subió a acostarse. Al dormirse se le ocurrió que Louis se había refugiado de nuevo en su trabajo, que las cosas apenas sí habían cambiado.

Despertó temprano y tuvo tiempo de reflexionar. Estaba acostada y oía la tranquila respiración de Louis. Él estaba de lado dándole la espalda pero _______ adivinó que no dormía. Cerró los ojos, deslizándose sobre las sábanas y acurrucándose contra su espalda, como si pretendiera dormir. Un rato después, él se movió, pero fue para salirse de la cama. Ella mantuvo cerrados los ojos y lo oyó ir al baño. Escuchó el lejano sonido de la ducha y después de un rato sus pasos en la escalera.
Se puso su único camisón realmente atractivo, uno de encaje negro, que había utilizado durante la luna de miel y que muy raras veces se ponía, y bajó la escalera para encontrarlo en la cocina preparando su desayuno.
—Siento haberme quedado dormida —dijo con alegría.
Él le echó una mirada pero abrió los ojos cuando vio lo que llevaba puesto y luego volvió a prestar atención a la tostada que estaba haciendo.
—No importa.
Ella se acercó, su camisón flotaba, y se puso de puntillas, besando su mejilla.
—Mmmm... Tu piel está fría. Es la loción para después del afeitado que te compré el día de tu cumpleaños, ¿verdad?
— Sí —le dijo él y cuando se volvió a mirarla, ella lo besó ligeramente en la boca.
—Huele bien -le dijo ella.
Entonces la rodeó con un brazo y sus labios oprimieron con fuerza los suyos, buscando una respuesta. Ella le pasó los brazos por el cuello y le devolvió el beso, moviendo los dedos entre su oscuro cabello. Sintió cómo se encendía en él la pasión. Su cuerpo le traicionó y se apretó contra ella, pero se apartó despacio volviéndose hacia la cafetera.
— ¿Quieres café?
Ella pensó que no iba a ser fácil. Es difícil cambiar viejos hábitos y Louis tenía más orgullo que cualquier hombre normal. Luchaba con fuerza contra ella, para conservar el control sobre sí mismo, y trataba aun en ese momento de ocultar sus sentimientos. Antes, ella se hubiera apartado de la fría apariencia que le mostraba, pero ahora iba a humanizarlo aunque le llevara toda la vida.

Cuando él se fue a trabajar, ella se vistió y fue de compras al pueblo, enfrentándose con caras desconocidas con una sonrisa y algunas palabras preparadas.
— Estuve de vacaciones, sí... oh, me divertí mucho, gracias.
— Estás mejor —le dijo Jean Eddows, la esposa del médico—. Durante mucho tiempo me has tenido preocupada. Te sentó bien el descanso. Eres otra persona.
—Así me siento -dijo sonriente _______.
—Os invito a cenar —dijo Jean impulsivamente y _______ sonrió.
—Me encantaría.
Consultaron sus agendas y llegaron a un acuerdo.
—Louis estará libre —prometió _________ pensando en que insistiría para que lo estuviera.
La señora Cárter se sorprendió al verla.
—No sabía que había vuelto, señora Tomlinson. El señor no me dijo nada.
_________ adoptó la calmada sonrisa que practicó en el pueblo.
—Le sorprendí. Me extrañaba aunque no lo admitiera nunca.
— Así son los hombres —sonrió asintiendo la señora Cárter—. Mi marido es igual, testarudo como una mula.


Louis llegó más temprano de lo que esperaba y ella vio su coche desde la alcoba mientras estaba eligiendo su vestido. Entró en la casa sin hacer ruido. No la llamó, sólo caminó de habitación en habitación y luego subió lentamente la escalera. Durante un momento se quedó parado en el descansillo, luego, abrió la puerta de la alcoba y _________ le miró.
Durante un segundo, antes de que recobrara su fría expresión habitual pudo ver la agonía en su rostro. No esperaba verla. Pensó que se había ido.
-Querido, llegaste temprano -dijo con ligereza y se le acercó con rapidez a besarle.
Louis casi retrocedió, pudo sentir en su piel la reacción instintiva de rechazo. Luego, ella le deslizó los brazos alrededor del cuello y Louis bajó abruptamente la cabeza y su boca se apoderó de la suya acercándola hacia sí.

Ella se dejó llevar por la posesiva caricia de sus manos y comenzó a respirar de prisa. Su corazón latía con fuerza.
La levantó en sus brazos con toda facilidad, todavía besándola y la llevó a la cama. La última vez luchó desesperadamente con él, resistiéndose con cada músculo, pero ahora, no era así y la dominó, encontró correspondencia en ella.
Ninguno de ellos habló. Hicieron el amor silenciosamente, abandonándose a su pasión mutua.
Se quedaron acostados en la cama, satisfechos, y _________ cayó en un sueño profundo. Cuando despertó, la habitación estaba oscura y Louis la tenía abrazada.
Ella se movió y él levantó la cabeza para mirarla. Le sonreía.
—Te dormiste como un bebé.
— ¿Y tú?
— No, yo sólo te observaba.
Ella rió y se estiró y lo sintió apretar la mano.
—No estoy segura de que eso me guste.
— ¿Por qué no?
—Dormida, se vuelve una vulnerable — le dijo y luego recordó que una vez le comentó que había pronunciado el nombre de Liam en sueños. Él también lo recordaba, lo supo por la helada expresión de su rostro. Ahora que le conocía mejor comenzaba a leer esas expresiones.
Volvió a estirarse, deliberadamente, moviendo la mano sobre el torso desnudo al tiempo que enredaba los dedos en el cabello oscuro.
—Estaba soñando.
— ¿Ah, sí?
—Soñé que me hacías el amor —mintió sin importarle-. No puedo saber por qué.
Sintió que se relajaba.
Ella pensó, levantando la cabeza para encontrar su boca, que aunque le llevara toda la vida, haría que tuviera confianza para así sacarlo de su helada concha.
Algo en su fuero interno la hizo preguntar si podría soportar ese esfuerzo interminable para calmar sus celos, pero ella no hizo caso.
—¿No tienes hambre? -le preguntó poco después y él gimió. —Sí, un hambre desesperada —pero no hablaba de comida y ella se rio de él.
—Había planeado una cena especial.

—Si insistes —dijo de mala gana—. Pero yo podría pensar en otra forma más agradable de pasar la velada.
—Lo que queda de ella -dijo mirando el reloj-. Debía necesitar ese sueño.
— Yo te necesitaba a ti -le dijo y ella saltó fuera de la cama con gracia, consciente de sus ojos. Se puso una bata ligera, se la ató a la cintura y le hizo una mueca.
— ¡Si tú no tienes hambre, yo sí!

Louis preguntó durante la cena: —¿Qué hiciste hoy?
—Pocas cosas. Fui de compras. Ah, me encontré a Jean... quiere que vayamos a cenar a su casa el jueves y le dije que iríamos. Llegarás a tiempo, ¿verdad?
—Si tengo que hacerlo...
—Tienes que hacerlo. Hace años que no cenamos con ellos. Será divertido y ya que se lo prometí tenemos que ir.
—Supongo que lo soportaré —dijo sin entusiasmo. Luego se sirvió otra taza de café y preguntó—: ¿Volviste a pensar en vender esta casa?
— Sí —dijo con firmeza-. Conseguiré un agente de bienes raíces para que venga a valorarla, ¿está bien?
—Si quieres... —desvió la mirada.
—Así que estaremos más tiempo juntos — e insistió—. No tendrás que viajar tanto para ir al trabajo.
—Londres no es el lugar en el que quiero vivir. Trabajar allí ya es bastante desagradable y cuando tenga que viajar no te veré mucho de todas maneras.
Ella se quedó en silencio con la cabeza inclinada. Louis dijo con brusquedad después de un momento.
— Pero si eso es lo que quieres...- Ella levantó la cabeza.
—Eso es.
—Como gustes.
Pero ________ sintió que el corazón se le contraía bajo la fría mirada de sus ojos y volvió a preguntarse cuánto tiempo soportaría su obsesiva y celosa necesidad de aislarla de todos.

Celos que matan  -Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now