Turn away

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Sabía que era culpa mía, y había hecho sentir a Regina como si lo único que importara fuera eso. Ahora ella pensaría en ello al verme, y creería que eso es realmente lo que ve la gente al mirarla. No es así.

Por eso le dejé una nota. En ella le explicaba que no era mi intención hacerle daño, pero que siempre acabo haciéndoselo a la gente que quiero. Como le dije, mi mayor miedo era el de ser como la Emma del hechizo, la que ella recordaba que le había hecho daño. No podía acabar así. Nunca me lo perdonaría si siguiera haciéndole daño. De modo que tenía que alejarme. Tenía que alejarme de ella para no hacerle daño. ¿Por qué no me di cuenta antes? De esto iba realmente el hechizo de Zelena, seguro que era cosa suya...

Fui a casa de mis padres. Bueno, a la antigua, que ahora estaba vacía. Me dolía el pecho. Era una sensación de vacío abismal. Yo no quería estar aquí. No quería estar sola. Pero Regina iba a estar mejor sin mí, por mucho que me doliera. Y a lo mejor al principio a ella también le dolía, pero soy un desastre, un desastre completo, y ella mecere algo mejor.

Dejé la bolsa junto al sofá y me senté. Me quedé en silencio, odiandome a mí misma, pero sabiendo que esto era lo correcto. Al cabo de un rato me tumbé allí, encogida y tratando de no pensar en nada.

Solo quería protegerla.

Me quedé ahí unas horas. Me sentía demasiado culpable para comer.

Alguien llamó al timbre y me despertó. Me levanté con cuidado, tratando de no hacer ruido. No sabía quién podía ser, de modo que miré por la mirilla, pero no se veía nada. Estaba negro, como si algo me tapara la vista.

-¿Quién es?- Pregunté.

No obtuve respuesta, y volvieron a llamar. Abrí la puerta y vi a Zelena, con la mano sobre la mirilla para que no pudiera verla. No me dio tiempo a reaccionar o preguntarle qué estaba haciendo allí, me soltó una bofetada que me giró la cara.

-Espera.- La seguí a las escaleras, llevándome la mano a la mejilla. -¿Qué haces aquí?-

-Está claro que alguien tenía que hacerlo...-

-¿Pero por qué tú?-

-Tenía ganas.- Forzó una sonrisa, con los ojos aún rojizos. -Por tu culpa he tenido que salir de esa habitación y vestirme, ¿sabes? Pero ha merecido la pena...-

-¿Solo has venido para pegarme?-

-No te mereces más...- Negó con la cabeza y se dirigió a la puerta, pero agarré su brazo y le impedí que se marchara.

-¿Y Regina?-

***************

Al despertar supo que algo había cambiado. Se dio la vuelta y vio que la cama estaba vacía. Eso no tenía por qué ser motivo de alarma, seguro que había alguna explicación.

No, había una nota. Regina la cogió, y sus manos temblaron. La dejó caer y salió de la habitación. Bajó las escaleras y abrió la puerta principal. No había nadie por allí. Entró en cada habitación y revisó cada pasillo. Sencillamente no había nadie. Henry estaba en casa de un amigo. Subió las escaleras e irrumpió en la habitación de su hermana. Ésta estaba sentada en la cama, y daba la sensación que llevaba horas despierta.

La morena frunció el ceño y suspiró fuertemente antes de largarse corriendo a su habitación. Cerró la puerta con fuerza, aunque no había necesidad, pues Zelena llevaba días sin salir de su habitación y hoy no iba a ser distinto. El pecho se le empezó a cargar con un sentimiento de rabia e impotencia que solo se veía superado por su miedo. Sentía tanta rabia hacia ella misma por haber provocado que Emma se fuera...

The Wicked CurseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora