El comienzo de nuestro "te quiero"

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NARRA SUGA

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue el techo blanco y enorme que ya hacía sobre mi, me levante levemente sorprendiéndome de lo que veía, la habitación era enorme, parecía la habitación de un hotel, las paredes decoradas con un diseño demasiado fino. Los muebles todo era de un determinado demasiado clasico pero lindo. 

Mire a mi lado y Jimin no estaba, la cama era enorme y había un espejo enorme frente a mi, sonreí viendo a mi alrededor daba algo de risa todo este lujo. Nunca me imagine estar en un lugar como este. 

Y menor tener sexo con el dueño de esto. 

Saque los pies queriendo salir de cama, pero estaba desnudo, busque mi ropa y no estaba, me levante y busque el closet, había dos puertas pegadas a su lado pero cuando lo abrí solo había zapatos, abrí la otra puerta pero era el baño. 

Suspire.

Abrí la ultima puerta y encontré por fin la ropa, tome su camisa blanca, me quedaba grande pero cubría mi entre pierna, aun así entre a la cama y me tape hasta las caderas. Debía regresar no me podía dejar así. 

Vi mi celular sobre el mueble a un lado de cama, me estire y lo tome, pero justo cuando iba a llamarlo, entro por la puerta. Me miro y sonrió de manera dulce. 

Traía un bandeja con comida, me senté mejor y le devolví la sonrisa. 

-Buenos días-me dijo.

-Buenos días-respondí.

Se acerco a mi y dejo la bandeja en la cama en mis piernas, la mire, se veía bien el desayuno.

-¿Estas bien?-se acerco y me dio un beso en la frente. 

-Realmente no. 

Dejo salir una pequeña risa. 

-Lo siento-me acaricio el cabello-es que eres irresistible. 

-Eso ya lo se. 

Me escaneo con la mirada, y me dedico una sonrisa arrebatadora. Me gustan ese tipo de gestos en él, lo hace ver tan lleno de paz. No como su mirada seria de lobo, tal vez porque es más grande que yo. 

-Que bien se te ve mi camisa-me elogio.

-¿Y mi ropa?

Se despego de mi y se dirigió a su armario, traía una bata y estaba descalzo. Lo observe mientras lo hacía, se quito la prenda y dejo ver su musculosa espalda, sus omóplatos se marcaban al igual que sus brazos. 

Volví mi vista a la comida, y tome el sandwich  que parecía bien preparado, todo bien cortado, hasta la lechuga parecía hecha a mano. Le di una mordida tratando de no pensar en lo que acababa de ver. 

Cuando voltee de nuevo ya estaba cambiado, traía unos pantalones de chandal y una playera gris simple, jamás lo había visto vestirse de esta forma. De nuevo se dirigió a mi. 

Mientras masticaba lentamente la comida el me tomo de la barbilla de manera suave y me miro con ternura. 

-¿Esta rico?-asentí-bien... cuando acabes te puedes bañar si quieres, te van a traer tu ropa en un rato ¿OK? 

Seguía sin decir nada, solo masticando... lo miraba como si fuera un Dios o algo así. Bueno así parecía pero... me hacía sentir muy bien. 

-Gracias-espeté. 

Le dio la vuelta a la cama y se sentó en ella, se puso aun lado de mi y me dio otro beso esta vez en la mejilla. 

-Me gusto lo de anoche. 

LA EMPRESA PARK JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora