°20°

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Abrí la puerta de la casa, me sentía agotada y no sabía si eran mis tacones, lo mucho que caminé en la alameda con Karol, o ambas.

Me adentré en la casa y me quite los tacones. Si, eran ambas. Caminé a la cocina y tomé un vaso para rellenarlo con un poco de agua. Karol y yo habíamos hablado de todo, tanto del embarazo como lo ilusionada que estaba ella con volverse a embarazar. Eran las dos de la tarde y no escuchaba ningún ruido por la cocina. Agustín y Kendall si salieron después de todo. Karol llamó a Agustín para poder ir por Mía, pero él le dijo que estaban en un pequeño restaurante infantil con ellos y que debía pasar por ella ahí.

Deje el vaso sobre la encimera y suspire. No sabía que hacer para dejar de sentirme ignorada.

Unos brazos cálidos me abrazaron por la cintura desde atrás haciéndome dar un pequeño brinco por el susto, colocó su mentón en mi hombro, lo reconocía fácilmente por su maravilla de colonia que tanto me gustaba.

-Lo siento. -Me susurró al oído mandándome escalofríos por todo el cuerpo. Coloque mis manos sobre las de Agustín.- No me gusta que estemos peleados, lo sabes. Perdoname, preciosa.

Me hizo girarme hacia él, quedando de frente.

-Te ves muy hermosa el día de hoy. -Sonreí y él hizo lo mismo.- Te amo.

Me besó. Me alejé de sus labios rápidamente.

-Y yo te amo a ti. -Susurré sobre sus labios y luego volví a besarlo. Apasionadamente.

Él me tomó de la cintura y me sentó sobre la encimera, enredé mis piertas por su cadera, mientras Agustín me apretaba hacia él, haciéndome desearlo de una manera lujuriosa. Llevé mis manos a su cabello y tiré levemente de él, Agustín gruñó y yo gemí, me mordió mi labio inferior para finalizar el beso. Nos alejamos un poco, nuestros labios aún podían rosarse, nuestra respiración era muy agitada.

-Los niños pueden vernos, Agus. -Le susurré, él me dio un casto beso.

-Ellos no están, Kendall se los llevó, sabia que estabas enojada por como le tomamos confianza rápidamente, pero yo solo quería estar contigo. -Sentí las mariposas en el estómago y sonreí ampliamente, Agustín me devolvió el gesto y volvió a besarme.- Quiero hacerte el amor, mi amor. Quiero hacerte mía.

Me dijo entre besos y gemí en alto.

-Entonces vamos a la habitación, bebe. -Me apretó contra él y pude sentir su grande erección presionarme en mi zona haciéndome gemir de nuevo. Se alejó un poco de mi.

-No, preciosa. Quiero follarte aquí, que solo tu y yo sepamos lo que pasó en esta cocina. -Gemí y el gruñó, moví mis caderas hacia su creciente erección y maldijo entre dientes.- Quiero aprovecharte antes de que el bebe crezca y me lo impida. -Reí.

-Entonces hazlo. -Le susurré y el sonrió para luego besarme salvajemente.

Retiré su camiseta de un tirón y él bajó mi vestido hasta mi cintura. Besé su cuello dejándole algunas marcas, porque era mío. Solo mío.

Desabrochó mi sujetador y lo dejo a un lado, levantó mi cara y volvió a besar, su lengua se abrió paso en mi boca y mis gemidos eran ahogados por esta. Mis manos recorrían su pecho, me encantaba, jamás me cansaría de hacer el amor con él, donde fuera. Quería aprovechar también antes de que mi vientre creciera y nos fuera más difícil. Tendríamos que parar y sé que para ambos seria totalmente difícil el dejar el hacer el amor por lo menos unas cuantas veces a la semana, hay que sacar provecho.

Su boca fue recorriendo desde mi cuello hasta mis pechos, dejando unos cuantos besos húmedos por todo el lugar. Gemí bajito y llevé mis manos a su pantalón, desabrochándolo y haciendo que él gimiera y mordiera levemente mi pezón. Mordí mi labio inferior para no gritar. Su pantalón cayó al suelo y le baje el bóxer también, liberando su miembro. Lo tomé y comencé a masturbarlo. Dejo mis pechos y coloco su frente en mi hombro gimiendo.

-Joder, Carolina... -Llevó sus manos debajo de mi vestido y comenzó a bajar mis bragas, me las quitó y las colocó junto al sujetador.- Te amo.

-Te amo más. -Besé su cuello y él metió sus dedos en mi zona.- Agustín...

-Mmm, esquisitamente mojada, mi amor. -Gemí y me acercó a su miembro.- Me encanta sentirte a mi alrededor, bonita.

Mordí mi labio y gemí en alto cuando lo sentí hundirse dentro de mí.

-Dios, Agustín... -Comenzó a dar embestidas y me beso. Mis manos se fueron a su cabello tirando de él mientras las manos de él tomaban mi culo para hundirse más en mí.- Eres Mío, Agus.

-Y tu mía, mi amor. -Gemí.- Vamos, bebé, correte para mí. Joder, Caro... -Gimió y pude sentir la descarga en mi vientre. Se separó de mis labios.

-Tuya. -Lo apreté contra mi pecho, sintiendo el calor de cuerpo contra cuerpo.- Oh, si... -Y entonces me corrí. Tres embestidas más y Agustín liberó sus jugos dentro de mí gimiendo mi nombre en voz alta.

-Me encantas. -Susurró con su respiración agitada y me besó tiernamente.

-Y tu a mi. -Lo besé y entonces escuchamos un auto estacionarse.

Abrí mis ojos como platos, seguro era Kendall y a pesar, de que me gustaría ver su cara, era vergonzoso. Agustín salio de mi y un gemido bajito se escapó de mis labios. Él sonrió victorioso, le lancé una mirada asesina y me coloqué el sujetador, subiendo mi vestido para acomodarmelo, tomé una servilleta y me limpié. Mientras Agustín se subía el bóxer y el pantalón, para luego colocarse su camiseta. Me baje de la encimera para poder colocarme mis bragas, pero ya no estaban.

-Agustín, ¿Dónde están mis...? -La frase quedo en mi boca cuando ví su sonrisa burlona y en mano derecha tenia mi braga.- Damela.

-¿O qué, mi amor? -Rió. Iba a decirle montones de amenazas, pero Kendall entró con los niños a la cocina con un bote de helado cada uno, pero ella traía tres. Ni siquiera escuche la puerta principal oírse y mis mejillas estaban coloradas por la vergüenza de no traer nada que cubriera mi zona.

-Hola, Agustín. Hola Carolina. -Agustín sonreía burlón y la saludo.

-Hola. -Respondí cortante y avergonzada. Agustín comenzó a saludar a Bella y Eithan, yo solo quería salir corriendo.

-Mami, Kendall nos compro un helado y también les compró a ti y a papá. -Me dijo Eithan con una sonrisa en la cara.

-Si, ellos me dijeron sus sabores favoritos. Chocolate y vainilla. -Sonreí levemente agradecida y le di un beso a Eithan y Bella en su mejilla.

-Gracias, pero necesito ir al baño. -Iba a salir de ahí pero Agustín me tomó de la mano.

-Pero bebé, nuestro helado se va a derretir. -Sus ojos bailaban en pura diversión.- Ven vamos a comer.

Me tomó de la mano pero me safé disimuladamente.

-Vuel... vuelvo en unos segundos. -Tartamudee y Agustín sonrió maléficamente, me tomó de la cintura y nos centamos en la mesa junto a Bella, Eithan y Kendall, que disfrutaban su helado de otro lado de la mesa.- Me las vas a pagar, Bernasconi. -Susurré en su oído y él solo se rió.

Estuvimos unos segundos más, comiendo el riquisimo helado, pero me sentía muy incómoda y un poco excitada, el morbo que había por estar sin bragas, me hacía estremecerme.

-Voy a preparar la cena. -Dijo Kendall y se levantó de la mesa. Asentimos y entonces sentí algo que logro ponerme con los pelos de gallina.

Agustín comenzó a recorrer mi muslo por debajo de la mesa, su mano levantó mi vestido y su mano se escabulló para llegar a mi zona.

Inspiración, porque #Gastina estará terrible en la segunda parte de la segunda temporada y muchas nos encontramos muy tristes.✨😔
Nos leemos pronto. Bai.💛

- A.A.M. -💟🔥

Mi Gran Tentación • Aguslina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora