Eres la excepción (Mangexby - 18+)

4. Mangel

Advertencia: Aquí empieza el +18 de verdad. Advertidos quedáis... 

Y gracias a los que habéis votado, porque soy perfectamente consciente de que Mangexby no es un ship 'establecido'.

Álex está ahí, mudo, y Mangel se empieza a preocupar, porque parece un muñequito, sentado inmóvil, mirándole con ojos vidriosos y la cara un poco congestionada del calor que sube cuando uno cocina.

- Álex, ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? – Pregunta, y Álex parece salir de su ensoñamiento, como activado por un resorte. Pasa de ser una figura sin vida y estatuaria a un núcleo de movimiento veloz e imparable.

Y cuando Álex se le abalanza y le besa, no puede ni reaccionar de la sorpresa, porque de todas las potenciales reacciones, ninguna era ésta. Porque Álex parece desesperado, y sus movimientos son torpes y ansiosos, y le da un mordisco en el labio inferior, un poco agresivo.

Mangel debería apartarle, porque Álex es hetero y él se supone que también (bueno, Mangel hace ya tiempo que sabe que es un 1 en la escala Kinsey, e incidentemente resulta que en ese par de excepciones que supone ese 'heterosexual pero incidentalmente homosexual', está Álex). Pero Álex es claramente heterosexual, y no sabe qué le ha entrado, aparte de un calentón de mil demonios, porque está trepando un poco por su cuerpo, piernas a cada lado de su cintura, manos como garras aferrándose a sus hombros, sosteniéndole la parte de atrás de la cabeza.

No es un beso, es un ataque, una ofensiva, una conquista. Mangel aparta un poco la cabeza, para poder respirar y preguntar que qué coño le ha entrado.

- Álex, qué cojon...

Y se le ahoga la voz, porque Álex ha aprovechado el momento para centrarse en su cuello, y le ha pegado un mordisco en la yugular, que ahora está calmando a base de besos y leves succiones. Y Mangel deja escapar un pequeño gruñido, porque el cuello es una parte débil, y Álex lo sabe.

- Mangel – cree escuchar que dice Álex, pero suena más cómo 'Mahe', ahogado contra su cuello mientras sus manos inquietas le pasan por las costillas para aferrarse a su espalda y juntar sus cuerpos en un prieto abrazo.

Mangel no sabe qué pasa, qué se le ha metido a Álex en el cuerpo, ni por qué actúa así, pero lo que sabe es que Álex le está besando a mordiscos y sin delicadeza, que Álex tiene manos inquietas, y que debería de apartarle, pero no puede (ni quiere).

- Mangel, Mangel, Mangel - repite Álex como si fuera un mantra. Una de sus manos se cuela por dentro de su camiseta y le masajea los costados, el estómago.

Mangel se revuelve, porque su estómago no es como el de Álex, plano e incluso un poco cóncavo, sino que tiene barriga, y se siente consciente de ese detalle, pero a Álex parece no importarle, por la forma en que sus manos recorren su torso, sus pezones (y por cierto, estimado cuerpo, nunca antes le habías informado de que los pezones también eran puntos erógenos para los hombres, ¿a qué santo no lo has hecho antes? Eso es información relevante).

- Mangel. – Gime Álex, mordiéndole una oreja y restregándose, sin vergüenza alguna, contra él. Mangel siente algo duro y rígido contra su estómago, y con una sensación de vértigo se da cuenta de una cosa: Álex se ha puesto duro. Álex, su amigo heterosexual, se ha excitado por él, por Mangel, porque él es claramente el único pensamiento en la cabeza de su amigo, si como repite su nombre es una indicación. Álex le desea, y si bien Mangel no entiende el motivo de ese calentón, de por qué está actuando como si estuviera poseído, ahora mismo tiene una sensación de mareo y desconexión con la realidad, como si el suelo no estuviera bajo sus pies y estuviera flotando en el mar.