8. Mangel

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Muchas gracias a tod@s por votar y comentar. Y disculpad por el capítulo, que es un poco corto y un poco meh.


Cuando Rubius le llama por la tarde, Mangel es un manojo de nervios histéricos, hasta el punto que le ha dado por limpiar. Todos y cada uno de los platos, cubiertos y demás cacharros de la cocina, la nevera, los baños. Ha barrido y quitado el polvo, ordenado cosas, y ahora está con el interior de sus armarios, sacando cosas, desparramándolas por toda la casa y reorganizando. Todo con tal de no pensar en Álex, en su cuerpo, en sus ojos, en su risa de ardilla y en lo mucho que le va a echar de menos cuando inevitablemente le diga que 'fue sólo por experimentar, muchas gracias pero yo no soy gay'. Porque Mangel siente amistad por Álex, y también algo más, algo que nunca se ha permitido a sí mismo pensar. Y no quiere esa incomodidad, ni quiere sentirse apartado a un lado por Álex, ni quiere sentirse rechazado por alguien que siempre le ha aceptado sin trabas ni restricciones.

Tiene amigos, pero pocos son de verdad, tan reales como Rubius, como Álex – perderles sería un golpe durísimo. No. No quiere pensar en ello.

- Tío, ¿qué haces?

- Fregar, limpiar y dar brillo y esplendor. - Rubius se ríe, no creyéndole.

- Seguro, seguro... ¿Quedamos este finde? Mi familia y yo teníamos pensado en ir a pasar el día al campo, y si quieres, te apuntas. Y Álex, también.

Mangel siente bilis subir por su garganta ante la mención de Álex. Son nervios, y las palmas le sudan de nuevo. Nervios over 9000.

- Vale por mi parte, aunque no sé Álex. ¿Hoy que es?

- Macho, lo tuyo no es normal. Hoy es miércoles.

La conversación continúa, porque Rubius es un tipo inteligente que le conoce de sobra y sabe cuándo tiene que distraerle un poco para sacarle de sus rayadas mentales. Acaba contándole la cita que había tenido con Irina el día anterior, y de la película que vieron.

- Macho, tienes que verla. Está llena de planos épicos a cámara lenta y todas esas mariconerías que tanto te gustan.

- Sí. – Respondió por rota.

- Oye, estás raro hoy. ¿Estás bien?

- No. Sí. No lo sé. Hoy estoy raro, simplemente. Me he levantado raro.

- ¿Seguro? ¿Quieres que me pase por tu casa?

- No, no, estoy bien. Un poco raro, solamente. Rayado. - Mangel prácticamente puede ver el ceño fruncido de Rubius de preocupación. - Cosas mías, ya me conoces. Se me pasará.

- Vale. – Oye la preocupación en ese 'vale', y lo agradece infinitamente. - Pero si me das plantón este fin de semana o sigues de bajona, me lo tendrás que contar.

- Que sí, pesao.

Hablan de cosas sin sentido, de un contrato promocional, de la última idea de Rubius, de Juego de Tronos. La verdad, ahora Mangel se siente un poco mejor, porque Rubius nunca le abandonará, ni le dejará de lado, y se siente seguro de ello. Podría irle y decirle: "Rubius, ayer tuve una sesión de sexo fantástica con Álex y puede que no te lo haya dicho, pero soy uno de esos 'heteros pero con excepciones' y Álex es una de las susodichas excepciones y ¿cómo puedo hacer para que me quiera? Yo quiero que Álex me quiera" y Rubius haría bromas Mangexby y Rubelangel y le abrazaría y le diría que qué bonito es el arcoiris y que cuidado con el niño que es un borde cuando quiere. Y tras toda esa cortina de bromas y chorradas, le estaría brindando un apoyo infinito y su amistad más profunda.

- Pues Mahe, no te olvides: el sábado a las 8 y media de la mañanita en pie.

- Joder, qué ganas de madrugar.

- Calla. Y más te vale hablar con el enano. No quiero oír sus gritos sobre 'el horario youtuber' y 'madrugones'. Siempre has tenido la capacidad de calmarle. Cuando Álex tiene un ataque de rage, o frustración, o cualquier cosa, ya sabes que te llama primero a ti.

Mangel piensa en Álex gimiendo 'MangelMangelMangelMangel' a todo volumen, con sus manos desesperadas agarrando las sábanas a cada lado de su cadera, y la curva del hueso de su cadera y estómago y costillas, y le da un ataque de tos.

- Sí, no te preocupes. Ahora tengo que arreglar la casa, que estaba ordenando los armarios.

- Macho, no, eso nunca. Eso caca, caca, no se toca, Mangel.

- Muy tarde. Tengo toda la casa llena de ropa desparramada esperando ser introducida de nuevo en el armario.

- Tienes demasiadas camisetas negras y sólo te pones como 10.

- Por Dios, Rubius, he descubierto que soy como mi ex y los zapatos. Creo que tengo un problema. CamisetaNegraAdicto.

La conversación no se corta, sino que se alarga. Y mucho, acompañada de bromas viejas y esas pullitas amistosas que se hacen entre gente que se quiere tanto. Algo bueno tuvo que hacer en una vida anterior: le ha traído Rubius a su vida.


Eres la excepción (Mangexby - 18+)Where stories live. Discover now