Capítulo 22.

1.4K 126 54
                                    

P.O.V. Louis.

Finalmente consiguió lo que quería pero yo iba a ser fuerte y resistiría a sus encantos durante toda la cita.

Vino a buscarme a casa vestido como un príncipe, su pelo corto realmente me gustaba demasiado, le quedaba muy bien.

Tenía cuatro pelillos en el bigote que realmente me hacían gracia, por muchos años que pasaran a él nunca le saldría una barba de verdad.

Lo estuve observando meticulosamente mientras él conducía, quizá lo puse algo nervioso porque tuvo que frenar de golpe para no llevarse a una abuela por delante.

-¿Podrías parar, por favor? Me pones nervioso y no quiero matar a nadie. -Murmuró con aquella voz ronca que lo caracterizaba.

-No lo creo, no. ¿No querías una cita? Pues ahora te aguantas que te voy a devolver todas y cada una de las miraditas que me dabas en el trabajo. -Solté excusándome. Realmente me apetecía observar todo lo que había cambiado sin dar ningún tipo de explicación.

Sus pestañas seguían igual de rizadas al igual que sus ojos grandes y expresivos. Su pelo aunque ahora era corto, seguía pareciendo algo desastre para mí porque si te fijabas bien, podías ver algún que otro ricito asomando. Sus labios seguían igual de carnosos y grandes como antes, igual de bonitos. Realmente había cambiado, pero para bien. Estaba sexy, pero no lo diría en voz alta.

Mis pensamientos sobre el chico se vieron interrumpidos cuando paró el coche y me miró sonriente.

-¿Listo? Necesito que te pongas esto. -Sus ojos derrochaban ilusión mientras me tendría un antifaz de dormir. Alcé la ceja al observarlo.

-No pienso ponerme eso, eres capaz de secuestrarme o dejarme por ahí perdido. -Él rodó los ojos al notar mi desconfianza.

-Está bien. Entonces acompañame. -Murmuró como un niño medio enfadado que no se había salido con la suya, e hice caso.

P.O.V. Zayn.

Eran las cinco, Harry me dijo que a esa hora Cheryl vendría para llevarse a Liam a hacerse ecografías y como soy tan masoquista decidí esperar a que esa escena pasara delante mía.

Me encontraba sin camiseta y con mis gafas de sol haciendo como que tomaba el sol en mi jardín delantero, disimulando mientras usaba las gafas para mirar descaradamente como la señorita de Payne aparecía en su dichoso coche.

Pero esta vez no venía sola, una chica la acompañaba para ayudarla ya que estaba rondando los nueve meses y a penas podía andar bien.

Lo raro era que yo conocía a esa chica, ella solía ser amiga de la hermana de Louis. Y si mal no recordaba era lesbiana.

Mis ojos se abrieron a la par que mi boca cuando Cheryl y esa chica se besaron mientras acariciaban la abultada barriga de la embarazada.

Mi instinto me hizo levantarme de la amaca para ir hacia ambas chicas a reclamar.

Justo cuando estaba delante, Liam abrió la puerta sin darme opción a pedir explicaciones, ya que en cuanto lo vi, mi cerebro se congeló.

¿A caso la chica le ponía los cuernos a Liam en las narices y este ni cuenta se daba?

Liam me alzó una ceja mirándome de arriba a abajo y solo entonces me sentí avergonzado.

No tenía camiseta.

P.O.V. Liam.

-¿Es que acaso no tienes ropa, Malik? -Demandé algo cabreado ya que aquella imagen era demasiado excitante como para seguir ignorando.

-Y-yo... -Empezó a divagar como un tonto y rodé los ojos. Quizá vino así a propósito para llamar mi atención.

-Olvídame, Zayn. -Bufé para después saludar a mis dos amigas y dejé al chico en medio de mi jardín, solo.

No pensaba quedarme a averiguar qué le pasaba por su mente cuando tenía una cita con el médico para saber si mi pequeño osito saldría en unos días.

P.O.V. Louis.

Si decía la verdad, se lo había currado, pero también estaba jugando sucio.

Me había llevado a la universidad. El primer punto de su cita fue el primer sitio donde hablamos por primera vez aquella noche donde venía de ver a mi madre.

Aquel recuerdo me hizo derramar un par de lágrimas, él me preguntó que qué me pasaba mientras me abrazaba sin permiso y entonces tuve que contarle sobre mi madre. Realmente la echaba de menos.

El segundo punto fue donde nos dimos nuestro primer beso, el siguiente fue en el pasillo, delante de la puerta que solía ser donde él dormía; la primera vez que hicimos el amor.

Se dedicaba a contarme anécdotas de lo bien que lo pasábamos y de lo mucho que me quería, haciendo que alguna que otra risita saliera de mis labios al recordarlo.

Pero lo que él no esperaba era que en cuanto dimos un par de vueltas más, también recordé los malos momentos.

-Mira, ¿por qué no me dices que ahí fue el primer lugar donde me humillaste? -Solté con ironía mientras señalaba un rincón de la cafetería. -Mira, ahí fue donde te vi comiéndole la cara a ese tal Jeff, que recuerdos, ¿verdad? -Sonreí aún más irónico y decidí volver al coche, le pediría que me llevara a casa.

Pero no fue así, ya que cuando subió me comunicó que aún faltaba una última parada.

Queda poquito para el final, aviso.
All the love, Marina x.

Who's the stupid now?Where stories live. Discover now