El Líquido Viscozo

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Alis, Ron y Hermione tenían que estudiar para los exámenes, que terminarían el día de la tercera prueba, pero gastaban la mayor parte de sus energías en ayudar a Harry a prepararse.

-No te preocupes por nosotros – le dijo Hermione, cuando Harry se lo hizo ver y les aseguró que no le importaba entrenarse él solo por un rato –. Al menos tendremos sobresaliente en Defensa Contra las Artes Oscuras: en clase nunca habríamos aprendido tantos maleficios.

-Es un buen entrenamiento para cuando seamos aurores – comentó Ron entusiasmado, utilizando el embrujo obstaculizador contra una avispa que acababa de entrar en el aula, que quedó paralizada en pleno vuelo.

-Además si tenemos tiempo de estudiar, la gente sobreestima la importancia de dormir.

-¿Otra vez estas usando la poción de Despertares? – le pregunto Hermione.

-Y encantamientos estimulantes, y uno que otro truco.

-¿Cómo cuáles?

-Pociones Agudizante de Ingenio, todos los días, Snape me la recomendó, me ayuda sobre todo a retener la información con facilidad, deberían probarla.

-Eso sería como hacer trampa – le dijo Hermione.

-Si lo fuera estaría prohibida y a mí me la recomendó un profesor, es una buena forma de recortar las horas de estudio.

-Yo quizá la pruebe – apuntó Ron.

-No creo que sea correcto – insistió Hermione.

-No es como copiar en un examen Hermione, aunque sí es un poco agotadora, tu cerebro no para nunca.


Al empezar junio, volvieron la excitación y el nerviosismo al castillo. Todos esperaban con impaciencia la tercera prueba. Harta de pillarlos por todas partes, la profesora McGonagall había dado permiso a Harry para usar el aula vacía de Transformaciones durante la hora de comer. No tardó en dominar el embrujo obstaculizador, la maldición reductora, y el encantamiento brújula, un útil descubrimiento de Hermione que haría que la varita señalará justo hacia el norte y, por lo tanto, le permitiría comprobar si iba en la dirección correcta hacia el centro del laberinto. Sin embargo, seguía teniendo problemas con el encantamiento escudo. Alis ya lo había aturdido varias veces y Hermione logró romperlo con un embrujo piernas de gelatina bien lanzado. Harry anduvo tambaleándose durante diez minutos por el aula antes de que ella diera con el contramaleficio.

-Pero si lo estás haciendo estupendamente – lo animó Hermione, comprobando la lista y tachando los encantamientos que ya tenían bien aprendidos –. Algunos de éstos te pueden ir muy bien.

-Vengan a ver esto – dijo Ron desde la ventana. Estaba observando los terrenos del colegio –. ¿Qué estará haciendo Malfoy?

Fueron a ver. Malfoy, Crabbe y Goyle estaban abajo, a la sombra de un árbol. Los dos últimos sonreían de satisfacción, al parecer vigilando algo, mientras Malfoy hablaba cubriéndose la boca con la mano.

-Parece como si estuviera usando un walkie-talkie – comentó Harry intrigado.

-Es imposible – repuso Hermione –. Se lo he dicho: ese tipo de aparatos no funcionan en Hogwarts. Vamos, Harry – añadió enérgicamente, dejando la ventana y volviendo al centro del aula –, repitamos el encantamiento escudo.

-Practica con Hermione y después nos batimos en un duelo ¿vale?, he estado ayudando así a Cedric, si bien él tiene mucha más práctica no tienes que enfrentarlo solo intentar llegar a su nivel y no te estoy subestimando, creo que eres capaz de lograrlo y de ganarle.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora