4. Blaine, el vampiro marica

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Blaine

El molesto sonido del portero eléctrico de casa me da la bienvenida. Despues de recorrer el largo camino hasta llegar a las cocheras me bajo del auto aun algo consternado. Jamás debí de haber hecho caso a Seth.

Yo nunca pierdo el control.

Las imágenes de aquel suceso, en el que mis instintos se descontrolaron, siguen frescas en mis retinas, el dulce sabor de la sangre de Mikeila esta calado en mis papilas gustativas.

Mi primer humano, y fue la gorda. Maldita sea mi suerte.

Lo que es peor aún es que no la maté, no pude hacerlo. El peso de sus recuerdos no me dejó. Ese es el precio que tuve que pagar al decidir morderla y quedarme con su vida. Cosa que no hice.

Intento alejar de mi mente esas imágenes, pero no puedo. La intensidad con la que fueron vividas hace que mi pecho duela.

— ¿Estas llorando principito?— lo que me faltaba.

Thanos y Eric, dos de mis hermanos mayores, se dirigían al patio trasero de casa. Parecía que el partido de polo se había demorado, lo que les daba un buen par de minutos para molestarme.

— ¿Qué quieren? ¿Ya termino su juego de muñecas?

La risa de Eric me dio pie a seguir bromeando pero al ver la cara de Thanos decidí dar marcha atrás. Hoy no estaba de humor para uno de sus sermones.

—Estas en problemas, Madre te busca— dijo a secas.

Los vi dirigirse hacia el pequeño carro estilo golf que supuse los llevaría hacia el área de las caballerizas.

Entré rápidamente por el recibidor intentando no hacer ruido, deje las llaves en el lugar correspondiente y me encamine hacia las escaleras. El resonar de unos tacones sobre el piso de mármol fue mi misiva para saber que ya me habían encontrado. Una sola oración me dejo quieto en mi lugar, aguardando por órdenes.

—A mi despacho, ahora.

Como era de esperarse, mi madre estaba furiosa. Ella no dejaba que pasáramos la noche fuera y menos en esta época. Con mi "despertar" debía ser más cuidadoso que nunca. Mis impulsos podían poner en peligro a alguna persona o a mí mismo.

Era una verdadera lástima que eso ya había pasado.

La música de Mozart nos dio la bienvenida al gran despacho de Galatea, mi madre. Lacrimosa se podía oír por todo el amplio lugar.

— ¿Es necesario que lo hagas tan tétrico?—me queje.

—Blaine, ¿encontraste a un súbdito?, —me miró seriamente— ¿mordiste a un humano?

Mi corazón se detuvo, ¿Cómo podría ella saberlo?

—No es lo que crees, anoche fui al bosque y atrape un cervatillo— uno muy agresivo y con unos cuantos kilos de más, cabe aclarar.

—Puedes engañar a tus hermanos pero no a mí— sabía que Thanos había notado algo extraño en mi—, hijo tienes una pequeña gota seca sobre tu pectoral izquierdo.... Y es de sangre, humana.

—Oh... esto— piensa Blaine, piensa— una muchacha tuvo un accidente y creo que por eso esta gota llego allí —Sí, un accidente entre su cuello y mis colmillos.

Madre no podía saber lo que sucedió. No aun. Ella me miro con los ojos entrecerrados, suspiro suavemente como calmándose para luego hablarme.

—Supongo que sabes lo que sucedería si decidieras dar ese paso ¿verdad?

Un banquete para BlaineWhere stories live. Discover now