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Capitulo II Blanco y Negro

-Parece ser que te decidiste rápido Shiro –Comento Boris con una sonrisa en el rostro al ver salir a Shiro junto a la pequeña Hidemi de la tienda.

-Necesito hacerme mas fuerte y rescatar a mis amigos –Exclamo Shiro determinado mientras que Hidemi asentía con la cabeza.

-Esta bien, entonces pongámonos en marcha, aquella persona lleva tiempo esperándote –comento Boris mientras comenzaba a caminar.

-¿Me esperaba? ¿Quién es esa persona? –Pregunto Shiro confundido.

-Si... el te podrá explicar mejor cuando lo veas, pero te aseguro que conoce mas de ti y de tu espada, que tu mismo.

Shiro se sorprendió al escuchar las palabras del guerrero, teniendo mas dudas que antes siguió caminando junto a la niña viendo los alrededores, el lugar era la base de la resistencia contra los lideres y estaba llena de guerreros con armaduras y de personas con suministros caminando o entrando a las múltiples tiendas de campaña, Shiro se encontraba impresionado de lo que veía hasta quedar justo enfrente de una de las tiendas.

-Hasta aquí llego yo –Comento Boris volteándose a ver a Shiro- creo que es mejor que entres solo, la información que escucharas son personales.

Shiro volteo a ver a Hidemi y esta con una sonrisa dijo- Esta bien Shiro aquí estaré esperando.

-Esta bien... aquí voy –El joven levanto la tela y entro a la tienda, esta se encontraba medianamente iluminada, con dos sillas y una mesa en frente, acompañado de una cama al fondo.

-Tiempo sin verte Shiro, si que has crecido mucho –comento una voz que provenía de la cama que se encontraba en el fondo, este se levanto y dejo ver que era un hombre de unos 26 años de edad con ropa ligera a comparación a los demás guerreros con sus armaduras.

-¿Cómo sabes mi nombre? –pregunto Shiro acercándose a la silla, el hombre se sentó en una de las sillas y le hizo una seña a Shiro para que se sentara y este lo hizo.

-Pues... te conozco desde que naciste, incluso desde que estabas en el vientre de tu madre –el hombre comenzó a reír para luego mirar de frente a Shiro.

-¿Conociste a mi madre...?

-Si... incluso a tu padre y al padre de tu padre –el hombre suspiro y prosiguió su explicación- yo entrene a todos, incluso fui consejero de estos cuando eran jóvenes.

Shiro miro confundido al hombre que estaba frente a el, a simple vista no parecía ser alguien que fuera de tan avanzada edad.

El hombre observo la mirada de duda de Shiro y con una leve carcajada explico.

-Se que mi apariencia puede confundir, pero mi edad ya supera a los 150 años –el hombre rompió con una carcajada produciendo una gran molestia a Shiro quien se iba a levantar para irse pero fue detenido por las siguientes palabras del señor.

-El porque de mi apariencia es debido al fénix que se encuentra de tu espada...

-¿A que se refiere? –Pregunto Shiro intrigado volviéndose a sentarse en la silla.

-Yo fui uno de los sirvientes del rey que aprisiono a tu fénix hace ya muchos años... en ese entonces yo era muy joven e ingenuo –el hombre suspiro y se quedo mirando la espada de Shiro- el rey con sucias artimañas había logrado atrapar al fénix y lo aprisiono en una jaula dejándome a mi el trabajo de matarla... pero algo sucedió, aquella ave tan majestuosa me hablo y me conmovió la verdad que ella me había mostrado con sus palabras. Yo en ese mismo momento decidí proteger aquella criatura de las manos del rey e intente liberarla pero... -El hombre bajo la mirada y lagrimas comenzaron a fluir por sus ojos- nunca pensé que el rey me apuñalaría por la espalda dejándome gravemente herido, el ave que una vez pensé asesinar para crear un arma dejo fluir lagrimas de tristeza las cuales cayeron sobre mi antes de que me lanzaran a una celda para esperar mi muerte.