Capítulo 8

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Recorrieron rápidamente, hasta entrar al C.G. una vez comenzada la práctica, procuró caminar de puntita, y recorrieron cada pasillo del lugar. Descubrió atajos y pasadizos, comprendió conceptos y recomendaciones que antes no tenía en cuenta. Pero mejor aún, tenía de los mejores chismes para contar. En una de esas, asomaron divertidos sus orejas por la puerta de alquimia, y escucharon un par de gemidos, ella se puso roja al instante, haciéndola tembletear, mientras él reía para si pensando "Te tomas tu tiempo, ¿No Ezarel?" cuando escucharon el alarido de la verdad salieron de allí para ocultarse en la habitación de al lado, para ver salir inmune a Eweleïn. Gardi lo miró con complicidad arqueando las cejas.

- Siempre fue así- le susurró al oído. No pudo evitar volver a sonrojar.

Luego fueron a la biblioteca vacía, donde se ocultaron acurrucados bajo el escritorio. Cada segundo le parecía eterno.

- ¿Esto es seguro?- preguntó, estaban en cunclillas uno frente al otro, odió la angostura de la mesa.

- Pues parece una madera muy maciza- respondió golpeando el techo del escritorio de forma consultiva. Ella rió por los bajos.

- Digo, en cualquier momento podría entrar alguien, tal vez Kero o Ykhar a hacer papeleo justo aquí-. 

- Mira, uno de los conceptos principales del espionaje, es el deber de saber el patrón de tus víctimas. Por ejemplo, Ezarel y Ewe esperan a estas horas para - fingió una felación invisible- cloc cloc- chasqueó ese sonido con la lengua- ya sabes, sus charlas profundas -Gardienne reventó de la risa, él esperó a que calmara para continuar, disfrutaba hacerla reír -Y a estas horas Ykhar viene muy agitada, se sienta en el sillón...- rió para si mismo poniendo suspenso - y luego verás-.

Unos minutos de inseguridad más tarde, la puerta se abrió, y se cerró con tranca, se oyó el golpe seco de su bolso, y el "puf" de un trasero sentándose en el sillón. Escuchó pasar las hojas y un tintero apoyarse en la mesita pequeña.

- Querido diario...- se tapó la boca de la sorpresa, era la voz de Ykhar - hoy como siempre tuve un día muy agitado, pero algo me salvó el buen humor...- Gardi se sentía mal por invadir su privacidad de esa forma, pero la curiosidad era más fuerte que ella. Aunque también era ridículo de parte de Ykhar leer su diario en voz alta mientras escribía. - Valkyon y yo tuvimos una conversación interesante, aunque siempre termino hablando yo más que él...- miró dudosa a Nevra, él le indicó que esperara- le hablé sobre mi día agotador y el estrés, me dijo que me relajara y puso su mano en mi hombro... Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay, puso su mano en mi hombro <3 <3 <3 <3 tan tibia, grande, con su mirada penetrante- Ykhar pataleó en el sillón, hacía un gran estruendo. La humana escuchaba incrédula- quisiera que me toque entera <3- tal atrevimiento hizo que Gardienne quisiera vomitar a carcajadas, no tenía de esa forma a la inocente coneja. Nevra río en silencio, luego la miró alarmado, si se le escapaba hasta el más mínimo gemido, estarían en grandes problemas o al menos en una situación incómoda. Ella se iba poniendo más roja a medida que la frase resonaba en su cabeza, e imaginaba la reacción de Valkyon si estuviera en su lugar, era demasiado gracioso ¿Cómo sería su cara? Ay por el Cristal, ella se estaba por mear de la risa. De pronto su guía se adentró entre sus piernas rápida, fuerte y sigilosamente, tapando su boca con el dedo pulgar, indicándole con un mudo "sh" en los labios que se controlara. No hacía falta, aquella aproximación la dejó tan desconcertada, avergonzada, y con tantas cosquillas en el vientre, que el rostro de Valkyon apenado ya no era tan gracioso. Cada frase de Ykhar le pareció eterna, en aquella situación, momento, no tenía donde mirar, solo a él, y él a ella, cada tanto le hacía insinuaciones poco apropiadas, mientras divertido imitaba las acciones de un gato. Le hacía gracia, pero no dejaba de estar nerviosa hasta las puntas de sus cabellos, y sinceramente, él tampoco, porque a pesar que su movimiento fue muy apropósito, tener el cuello de ella tan cerca, el aroma de los nervios era tan desgustoso, que temía no poder controlar sus ganas. Y no fue por mucho, todo aquello lo estaba sofocando, si no lo hacía ahora, se arrepentiría. Un atisbo de celos se le metió al ver la venda ocultando la marca de los colmillos de su hermana.

 La miró bastante intenso, dirigió sus pupilas a distintas partes de su rostro. Finalmente le depositó besitos cortos y concisos debajo de su oreja, ambos lo anhelaban. Luego se atrevió apoyarse, los brazos de ella temblaron, pero se estabilizaron, no había oportunidad a caerse. Continuó bajando piquito a piquito, hasta el centro de sus dos pechos, donde marcó su territorio.

- ¡E-ey!- expresó hablando muda.

- Es para que dejes de usar escotes tan grandes, además, mira, combina con tus ojos- respondió en ese mismo idioma divertido, ella revoleó la mirada.

- Yo voy a usar todos los escotes que quiera- De pronto, con la misma fuerza y agilidad, la recostó completamente, consiguiendo una posición más atrapante. Tomó sus piernas para aferrarlas más al rededor de él, y divertido la empujó con la pelvis sugerente. Ella se tapó la boca para que no escapara ningún gemido. Se quedaron en silencio. Nevra de pronto tuvo una extraña hambre, ese tipo de hambre. Observó su cuello deseoso, ella se percató y tímida lo expuso. Quedó tildado, quería, lo deseaba, lo necesitaba. Asomó sus colmillos acercándose, pero se detuvo a escasos centímetros ¿Realmente estaba dispuesto a atentar contra su salud con tal de saciarse? Nunca se planteaba esa pregunta. Mientras él se debatía mentalmente antes de introducirse, ella estaba en un ataque nervios, expuesta, bajo aquella situación de la que tanto sabía, pero nunca había vivido.

 Los diez minutos más tensos de su vida.

Cuando finalmente la coneja cerró la puerta al salir, ambos relajaron la posición, cayendo cual tela después del estiramiento. Él dejó de invadirla y se recostó a su lado, sus colmillos le picaban, pero ya había cenado anoche ¿Entonces, por qué?

- Como me gustó estar entre tus piernas <3- dijo rompiendo el hielo, ella le tiró de las orejas.

- Bueno, ya...- quejó un poco deprimida. Todavía sentía el corazón en la garganta, más todavía notando el leve rubor en las mejillas de Nevra.

- Bueno, ¿Y qué tal? ¿Te ha gustado?-.

- Podría acostumbrarme a esto- dijo pensando en los chismes.

- Yo también podría acostumbrarme a estar contigo bajo un escritorio- siguió bromeando, ella le golpeó el hombro con fuerza suave.

- ¡Ya basta!- quejó avergonzada.

- ¿Qué te parece algo más subido de tono?- preguntó sensual.

- ¡Nevra!-.

- No, no me refiero a eso, pervertida- fingió indignarse, ella se golpeó mentalmente, no dejaba de ser engañada- ¿Te gustaría ir a espiar la Sala del Cristal?-.

- ¿Eh? ¿No es demasiado para una práctica?- preguntó dudosa. Le sorprendía que actuara con tanta naturalidad, como si nada hubiera pasado, ella también lo fingiría entonces.

- A estas horas, Miiko le cuenta a Leiftan muchas cosas interesantes-.

- Vayamos-.


Entraron por la salida de emergencia secreta de la sala del Cristal, y se ocultaron tras las columnas. Efectivamente, Miiko estaba allí junto a Leiftan, aunque ella lucía muy seria.

- ¿Estás segura de esto?- le preguntó a la caminante mujer zorro. Nevra y Gardienne estaban asimilados en un silencio absoluto de concentración máxima para alcanzar a oír las voces a lo lejos.

- No hay otra opción, demasiadas coincidencias, tengo que ir preparando todo-.

- ¿De verdad lo crees mejor?-.

- Sí, después del Festival del Oráculo, enviaremos a Gardienne a la misión de la agrupación de Humanos-.

Nevra tomó fuertemente los hombros de ella.












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Pues le puse mucho esmero a este capítulo, ojalá lo disfruten ;A;

Me haces feliz. (Nevra)Where stories live. Discover now