Capítulo 29 (+Contenido +18)

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-¿Emocionada?- le preguntó la orejuda pelirroja, asomándose por detrás de la elegida. Ella volteó levemente, sin apartar las manos del marco de la ventana.

- Muchísimo- respondió y siguió mirando la luna. En la habitación se sumaron más personas.

- A las doce en punto serás oficialmente libre- agregó Eweleïn mientras se adentraba junto a Valkyon.

- Extrañaré un poco estas- dijo dando la espalda a la noche, jugando un poco con sus alitas. Tanto tiempo llevándolas se había acostumbrado a su peso, también sería raro volver a usar sostén. Rieron cortamente entre sí.

En las murallas los soldados se iban preparando para una larga noche de guardia, una tensa guardia, a sabiendas de que el prisionero había escapado, y haciendo la incertidumbre aun más presente que antes ¿Llegaría a suceder algo esta noche?

Gardienne salió de su cuarto y s pasada por las duchas, clavó su mirada en la todavía ventana rota. Más temor le invadió, pero peor que eso, intriga, mucha intriga.
La pregunta era ¿tan fervientemente deseaban ellos reproducirse? ¿Eran tan pseudonazis como para no utilizar a otro humano medio puro? Peor aún ¿Acaso no eran ellos conscientes de que ni ella misma era pura humana? ¿Entonces qué?

Observó su reflejo en el espejo consternada.

Las decoraciones recorrían desde la gran puerta, cruzaban con luces y dobleces el camino de los arcos, y llegados al kiosco central se extendían por todos los jardines, dándole al Cerezo centenario más monumentalidad y a las fuentes más magia. Por último, la plaza del mercado era una explosión de majestuosidad, los faroles expandían su luminocidad a traves de los velos blancos que iban en zig zag por las cabezas de la gente, quienes miraban asombrados tal trabajo.

   Las personas se empezaron a amontonar a los alrededores del lugar donde se haría el gran espectáculo. Mientras unos suaves pasos inaudibles merodeaban el lugar, haciendo un recorrido de aquí a allá, Nevra, junto a otros de su guardia, estando al tanto de la situación, debían estar atentos ante cualquier actitud sospechosa, y como muchos otros, tenían un mal augurio sobre esta noche.

  A leves trotes el vampiro se dirigió a las vacías instalaciones, donde ya casi saliendo por el gran umbral, estaban los protagonistas de la noche.

- Hola preciosa, ¿Quieres un escolta para esta velada?- se acercó con un coqueteo sensual, ignorando al resto de personas.

- Me temo que no caballero, traigo compañía- se excuso con elegancia, revoloteando sus pestañas Gardienne, indicando a los junto a ella Valkyon y Eweleïn.

- Oh- fingió dolor apretando su pecho - ni modo, será en otra ocasión- le dedicó una breve mirada insinuante, para luego volver en sí -¿Nerviosos?-.

- Es la rutina...- comentó la elfo con una sonrisa apagada, Valkyon solo se encogió de hombros.

- Gente, ya tenemos que empezar- indicó Miiko dándole el bastón a Jamón, ella vistiendo unas ropas para la ocación al igual que HuangHua, ellas iban a ser sus delanteras. Todos se pusieron en posición, los músicos tensaron sus instrumentos.

- No quiero que me quites el ojo de encima ni un segundo- le susurró la huamana mientras le guiñaba el ojo. Él le dedicó una sonrisa que claramente decía "Nunca lo hago".

  Y la melodía se dio a escuchar, acaparando todas las miradas, haciendo la muchedumbre se abriera, las dos amigas de la infancia indicaron el camino con largos badolines de brillante y blanca tela, dando a entender de forma artística que todos debían apartarse. El ritmo se mantenía lento, pero cada vez adquiría una cierta narrativa bailante, sus notas iban de aquí allá como hadas apuradas dejando un camino de polvo mágico tras ellas, también acompañadas de unos contra bajos que arremetían el piso como temblores. La elegida escuchaba atentamente, dejando atrás sus tranquilos pasos para hacerse de a poco aquello que debía traducir, de música a danza. Su brazos empezaron a bailar, apartó la mirada de sus pies para ojear con firmeza el camino, su baile de sendero era un subir y bajar de su cuerpo, como un ave empapada intentado remontar vuelo en pleno mar. Sus compañeros hacían de acompañamiento, reflejando la voluntad del ser que intenta despegar, empujando simbólicamente al ser. Una vez llegado al centro, Gardienne meneando su cuerpo y melena, se mantuvo en el centro, esperando paciente y con pasión en lo que hacía, a que sus compañeros realizaran la danza del reloj, trazando entre ambos las horas y minutos, siendo Valkyon la aguja corta y Eweleïn la aguja larga, dieron vueltas siete veces a través de pasos largos y calmos como el oleaje. Luego en una especie de cadena volvieron al centro junto a la humana, que había empezado a reflejar de forma lenta y a su vez intensa el movimiento de alas, complementando con el aleteo de las alas de su cabeza, ambos guardianes la tomaron por sus piernas, procurando no atrapar su vestido y la elevaron, siguiendo el ritmo empezaron a girar, la falda del mítico vestido voló. Una luz empezó a emanar de los escamajes que habían tatuado su cuerpo, y a su vez, sus accesorios adicionales que aguardaron en su cabeza hace una semana brillaron, produciendo un gran espectáculo, donde todos maravillados vieron como... sin descripción exacta, volaba su alma.

Me haces feliz. (Nevra)Where stories live. Discover now