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Al fin volvimos a la habitación, que no era gran cosa pero sí era la mejor del motel, Kara y yo nos aseguramos de ello colándonos en otras habitaciones para comparar (una tenía un agujero en el techo, así que habíamos elegido bien)

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Al fin volvimos a la habitación, que no era gran cosa pero sí era la mejor del motel, Kara y yo nos aseguramos de ello colándonos en otras habitaciones para comparar (una tenía un agujero en el techo, así que habíamos elegido bien).

—Odio andar.— gruñó mi sister lanzando sus deportivas embarradas al otro lado de la habitación.

—Y yo.— después de pasar todo el día de caminata con la clase, todos odiábamos profundamente el senderismo.

—¿Has visto a Summer tratando de subir a esa roca con sus botas de Desigual?— fue un poco penoso verla arrastrándose sin poder doblar las rodillas ni los tobillos, por lucir su calzado caro

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—¿Has visto a Summer tratando de subir a esa roca con sus botas de Desigual?— fue un poco penoso verla arrastrándose sin poder doblar las rodillas ni los tobillos, por lucir su calzado caro.

—Solo me he reído intermitentemente durante media hora.— así funciona mi cerebro, de vez en cuando me recuerda cosas sin motivo y me pongo a reír o a llorar yo sola sin que nadie lo entienda ¿me hace parecer una loca en muchas ocasiones? Rotundamente sí.

—Ya han dado el toque de queda.— la directora y los profesores que habían venido llevaban un horario muy estricto y nos obligaban a seguirlo a rajatabla.

Eran las nueve y media y ya estábamos a punto de ponernos pijama.

—La mato.— murmuré al ver que mi madre había metido en la maleta ese pijama que la había obligado a comprarme unos años atrás.
Era un mono de una tela que parecía un peluche de color blanco, encima tenía una capucha con orejas, ojos y un cuerno de unicornio.

En cuanto me vio, Kara explotó de risa, pero ya contaba con eso, cualquiera se habría reído de mí. Ella llevaba una camiseta de tirantes negra y un pantalón largo blanco con puntos de colores, que era mucho más normal, pero yo debería tener ventaja por la originalidad.

—Es culpa de mi madre.—  no parecía muy seria aunque lo intentaba, era ridículo estar enfurruñada vestida de unicornio.

—Vamos, sé de algo que te puede animar.— de su maleta sacó una bolsa con una especie de fichas con extrañas letras.

—Hey, mi abuela tenía eso.— dije recordando cuando mi abuela me leía las runas y me decía lo que iba a ocurrir en el futuro, una pena que nunca acertara.

Un recuerdo en concreto vino a mí como si lo estuviese viendo en una pantalla.

Mi abuela ya estaba bastante enferma y la habíamos tenido que dejar en el hospital, le sentaba muy mal que cuidasen de ella y odiaba estar tan débil más que el dolor que suponía. Sin embargo, procuraba que yo no me diese cuenta cuando iba a visitarla.

—¡Amma !— grité al entrar en la habitación, ella adoraba que me interesase por su hobbie y a mí no me importaba llamarla «abuela» en vikingo con tal de verla sonreír en momentos tan duros.—Te he hecho un dibujo.— con unos tiernos cinco años ni yo entendía el significado de mis obras.

—Es Þrúðr, la hija de Thor y Sif.— miraba el papel ilusionada, solo veía un montón de colores y rayas sin sentido a pesar de que lo había hecho yo.

Amma, es mi amiga.— no sabría decir si la sorpresa en la cara de mi abuela era de alegría o pánico.

—Es su amiga imaginaria.— intervino mi madre que aguantaba las lágrimas como una campeona, pero siempre acababa desecha en ellas nada más salir por la puerta.

— intervino mi madre que aguantaba las lágrimas como una campeona, pero siempre acababa desecha en ellas nada más salir por la puerta

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—Cielo, eres una afortunada.— la abuela sonreía y eso me hacía todo lo feliz que podía ser, pero mi madre se estaba poniendo más nerviosa de lo normal.— Eres...— los ojos se le pusieron en blanco y el monitor empezó a pitar más y más rápido hasta parar, entonces no entendí que había tenido un paro cardíaco.

—¡Salgan de la sala!— mi madre me tomó en brazos, yo trataba de escapar lanzando patadas al aire.

—¡Amma !— mis ojos aún inocentes contemplaron cómo me apartaban de ella.

—No podrás volver a ver a la abuela en un tiempo.— y así fue, solo llegué a verla una vez más antes de su muerte, quizá fuese lo mejor, que los recuerdos que conservase fueran los buenos; por suerte tenía la cabeza llena de sus hermosos pájaros nórdicos.

— y así fue, solo llegué a verla una vez más antes de su muerte, quizá fuese lo mejor, que los recuerdos que conservase fueran los buenos; por suerte tenía la cabeza llena de sus hermosos pájaros nórdicos

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Vanhird (Entre Vikingos)Where stories live. Discover now