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—¡Mi niña preciosa!— agaché la cabeza al oírla y arrastré la maleta en la otra dirección

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—¡Mi niña preciosa!— agaché la cabeza al oírla y arrastré la maleta en la otra dirección.—¡Roxy!¡Roxy! Soy yo, mami.— llegué a preguntarme si realmente estaba tratando de avergonzarme a propósito, espero que no porque llevaba comportándose de esa forma toda mi vida.

—Te espero en el coche.— susurré tapándome la boca al mismo tiempo que buscaba el enorme trasto sobre ruedas que conducía mi madre.

—Cielo, al menos me merezco un beso.— traté de esconder mi rostro mientras ella intentaba abrir la puerta, el coche estaba mayor así que la cerradura solía fallar a menudo.— ¿Sabes que fuiste muy difícil de parir?— reprochó ofendida, como si hubiese sido decisión mía quedarme sin aire para que le hicieran una cesárea.— Y no parabas de llorar, todas las noches...

Le di un beso en la mejilla con tal de que cerrara la boca y me subí al coche, a la parte de atrás, ya que me había arrancado el equipaje de las manos y estaba aplastándolo para que cupiera en el maletero.

Mi madre me había traído el móvil, así que empecé a contestar mensajes y revisar redes, tras no haberlo usado en todo un fin de semana.

—Buenas tardes, señora Storm.— aquella voz melosa me resultó inconfundible ya era adicta a ella.— Caray, podría haberla confundido con la hermana de Roxane.— mi madre comenzó a soltar aquellas risotadas que tanto me recuerdan a esas señoras que van a la ópera con sus collares de perlas, anteojos y abanicos con sus iniciales talladas.

—¿Quién eres tú?— salí del coche para evitar que mi madre empezase a sacar trapos sucios o historias de mi infancia, que era en lo que consistían el 95% de sus conversaciones .

—Perdone, no me he presentado.— tomó la mano de la señora Storm y posó sus labios con cuidado sobre sus nudillos.— Soy Dash Gunner, el hijo de la directora Gunner.

— Soy Dash Gunner, el hijo de la directora Gunner

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—Dash...— apartó la mano despacio y me miró. No sabría decir qué vio en mi cara pero algo me delató, se lo achaqué a sus superpoderes de madre superprotectora .—¿De qué conoces a mi hija?

—Roxane y yo vamos a clase juntos.— ronroneaba las palabras impasible ante ella.

—Creí que el instituto era exclusivamente femenino.— ella empezó a apretar los puños con fuerza, señal de que estaba reprimiendo un nivel considerable de enfado.

—Lo es, pero algunas de sus clases tienen un nivel muy superior al de otros centros,  por eso asisto aquí.— eso no la consoló en absoluto.— Mire, señora Storm, le aseguro que no tiene porqué preocuparse, cuidaré de Roxane hasta que me muera.— esa era una gran promesa para un inmortal.

—Muy bien...— se quedó pensativa pero no por mucho tiempo porque los ojos de Dash tenían el mismo efecto en ella que en mí.—Roxy, tenemos que irnos.

Montamos en el coche y yo pensaba en dónde podría esconder el cadáver de Dash.

—¿Te gusta ese chico?— lo preguntó tan de repente que me atraganté con el aire, ni siquiera sonaba como una duda.

—¡No!— mentí pero gritando, que sonaba más convincente.

—Es muy guapo y simpático,—ya la podía imaginar buscando un nuevo instituto en una ciudad segura que estuviese en la otra punta del país.— pero luego todos los hombres son iguales.— esa era su frase favorita, llevaba repitiéndomela desde que aquel niño me tiró arena en el parque, de modo que tuve que detenerla en ese mismo instante o se autoconvencería.

—Dash es gay.—dije sin más, a ella se le desvaneció el enfado de la cara pero a él no le iba a hacer gracia.

Vanhird (Entre Vikingos)Where stories live. Discover now