Capítulo Uno

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Sacó su ropa del closet y la metió en la maleta negra que estaba abierta sobre la cama.

Trató de acomodarla lo mejor posible para que entrará más.

Estaba cansada de todo.

Había sido muy tolerante con todo lo que él le había hecho.

Pero ya no, ya no más.

Él la había engañado tantas veces que incluso había perdido la cuenta. Lo había perdonado una y otra vez por ello, y últimamente lo había perdonado sin que él le pidiera perdón por ello.

Su vista se empezaba a nublar por las lágrimas que se acumulaban en sus ojos, impidiendo que pudiera ver claramente lo que hacía, sentía como las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, su respiración se volvía errática y el nudo de la garganta que ya tenía la estaba casi asfixiando como el dolor que sentía en su pecho.

Se sentía tan cansada de todo, no quería huir de esta manera pero...

Tocó su vientre aún plano y lo acarició con suavidad.

Tenía que hacerlo por él, no quería que su pequeño o pequeña creciera en un lugar tan... deprimente...

Suspiró dolida, soltando un pequeño sollozo, con sus manos trató de secarse las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.

Dolía tanto todo esto, ¿Cómo pudo convertirse algo tan hermoso y maravilloso a algo tan... Deprimente y destructivo?

No, estaba equivocada. Siempre había sido así, solamente que ella no se había dado cuenta antes.

Tomó el cierre y lo jaló rápidamente para cerrar la maleta, tomó un bolso de viaje y con algunas cosas que le eran importantes, abrió los cajones de su tocador, tomo las fotos de sus amigos, las joyas que le había regalado sus padres, que eran de chapa de oro y entre otros objetos valiosos que guardo para ella.

Dejó algunos cajones vacíos; otros llenos, no quería tocar nada que le haya recordara o le haya regalado Bakugou.

No quería llevarse nada de él excepto a su bebé.

En el último cajón a encontraba una caja de cartón, decorada de un color rosa pastel y algunas pegatinas. La saco de este y recordó que era, era la caja que ella había llenado especialmente para las cartas que él le había enviado.

Abrió la caja y aprecio como las cartas se encontraban perfectamente acomodadas, el olor a papel viejo inundó sus fosas nasales y también los nostálgicos recuerdos.

Recordó la primera vez que él le había hablado de manera algo peculiar, fue por medio de una carta.

Sólo tenía escrito un simple: Hey.

Ella desconcertada, le contesto un ¿Hola? y así comenzaron a hablarse por medio de cartas, no se hablaban en absoluto sin ellas. Era cierto que existe el WhatsApp pero por alguna razón para ambos era especial hacerlo de aquella manera.

De la misma manera, él le pidió una cita quien ella gritó un ¡SI! Como respuesta, ganándose el regaño de su profesor Aisawa y gruñido de Bakugou.

Tomó una carta y la abrió, sonrió de una forma que parecía más una mueca que una sonrisa, gimoteo y sintió como las lágrimas se deslizaban en su rostro y algunas se caían en la hoja que tenía escrito:

¿Te quieres casar conmigo?

El día que Bakugou le pidió que se casará con él se encontraba demasiado nervioso, sudaba mucho y gruñía de manera seguida. Uraraka no entendía el porqué, sólo iban de paseo al parque y ella no llevaba nada en especial, sólo un lindo vestido floreado con unas sandalias blancas y su cabello semirecogido.

Burn  #UAAwards2018Where stories live. Discover now